Tiene el potencial de desestabilizar el modelo de negocios de Uber como la compañía lo hizo con una de las industrias más importantes de la vida urbana: el transporte.
El argumento que suele ser mencionado en contra de Uber, que en definitiva provee un mejor servicio a un precio más económico, es la competencia desleal con los taxistas tradicionales.
Uber, Cabify y Lyft son solo ejemplos de plataformas digitales que integran a la "economía colaborativa", este sistema económico que tiene menos de una década, en el que se comparten y se intercambian bienes y servicios a través de plataformas digitales. Uber, por ejemplo, es la mayor empresa transportista de particulares del planeta y no posee un solo vehículo.
En 2014, se estimó que la economía colaborativa valía aproximadamente 14 mil millones de dólares. Para el año 2025, poco más de una década después, se proyecta que alcanzará los 335 mil millones de dólares, y una parte importante de ese valor estimado proviene de las tarifas que cobran estas empresas en cada transacción.
A estas compañías se las conoce como "disruptores" o compañías de innovación disruptiva. Crearon experiencias de usuario que millones de clientes consideraron preferibles a los servicios que ofrecían los jugadores más tradicionales de la hospitalidad y el transporte, como la reescritura de las normas sobre la participación del consumidor y, en el proceso, la desaparición de industrias enteras.
La teconología blockchain, que crearía una economía descentralizada, implica la desintermediación verdadera en las relaciones entre las partes. La diferencia principal con la economía colaborativa, es que en este caso hay un ente detrás -Uber- que es el que se saca un margen de cada operación. Es decir, Uber regula que la plataforma tenga calidad y cobra comisiones por los viajes que realizan usuarios y choferes. En la economía descentralizada desaparece esa figura, y es la comunidad de usuarios la que recibe estos tokens por hacer un trabajo que antes hacía un ente centralizado.
“¿Para qué se necesita una compañía gigante de 60 millones de dólares como Uber, cuando podríamos tener una economía colaborativa real?”, se pregunta Don Tapscott, el autor del libro Blockchain revolution, cuando se refiere a cuestiones como esta.
Un entorno de intercambio verdaderamente descentralizado -que sería posible con la tecnología blockchain– permitiría a los conductores de Uber (o los hosts de Airbnb, por ejemplo) obtener una parte de los beneficios de la empresa en general, en lugar de simplemente actuar como 'contratistas' para una empresa grande que está más interesada en la maximización de sus propios beneficios.
Otro aspecto de mejora que agrega la tecnología blockchain es que los datos no se almacenan en una sola ubicación, sino que se reparten y distribuyen en cada bloque de la cadena. Al no haber una autoridad centralizada, los proveedores de servicios y los consumidores podrían conectarse directamente. El intercambio de divisas, además, ya está integrado en la tecnología.
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