Es el mayor anhelo de cualquier joven inversor: poder acceder al techo propio. En una región como Latinoamérica, donde los precios inmobiliarios son altos, la inflación es importante y los instrumentos financieros limitados es un verdadero desafío. Si bien generaciones anteriores accedían con mayor facilidad a sus viviendas, hoy es un sueño lejano para los millennials.
Sin embargo, más allá de un lugar donde vivir, hay muchos que buscan esta opción como una alternativa estable, segura y rentable de inversión. Blockchain es la respuesta para una generación con dificultades financieras y con facilidades tecnológicas.
Se conoce como blockchain real estate a los proyectos inminentes que permiten invertir sin el total del capital. Consisten en recaudar un capital inicial, de manera similar a una metodología de financiamiento colectivo como crowd funding o una ICO, oferta pública de criptoactivos.
Blockchain permite fraccionar el valor de la propiedad entre todos los inversores que reciben tokens únicos e irreproducibles, que no pueden ser falseados o duplicados ilegítimamente. Quien sea el dueño de un token puede intercambiarlo por lo que quiera, ya sea dinero u otra criptomoneda.
Si el dueño del token, o token holder, decide no intercambiarlo, recibirá el fruto de la renta que devenga del inmueble. Si el precio del inmueble sube o baja, también lo hace el token correspondiente.
El modelo de financiamiento que se conoce como crowd sharing es tendencia en todo el mundo por una buena razón: combinado con la tecnología de blockchain y tan solo mil dólares, un inversor puede acceder a su cuotaparte en un departamento en la Ciudad de Buenos Aires.
Hoy la metodología se implementa en ciudades como Madrid, donde es particularmente difícil adquirir bienes inmuebles. Diez años después de la crisis que derrumbó al sector recién ahora hay pequeñas señales de recuperación.
“Si un estudiante quiere invertir en inmuebles tiene que tener mínimamente 50 mil euros y finalmente compra coutapartes en fondos donde el no tiene poder de decisión. Pues aquí con los Smart Contract los inversores pueden decidir sobre el destino del inmueble al igual que el objetivo es generar un mercado secundario donde puedan “tradear” estos tokens. Esto no es lo mismo que un fondo de copropiedad”, argumentó Miguel Álvarez de Linera, quien actualmente posee un fondo de blockchain Real Estate en la Ciudad de Madrid llamado AREX.
Según el emprendedor, la liquidez promedio de un inmueble en España es de 6 a 8 meses, mientras que un token puede ser tradeado, o intercambiado, en solo minutos.
Alrededor de 1,5 millones de propiedades son vendidas por año en el país europeo.De esta forma la sinergia entre uno de los negocios mas antiguos de la humanidad y la tecnología de vanguardia llevan la inversión en inmuebles a la realidad de los pequeños inversores.
Colaboración de Lucas Tapia San Martin