"La segunda fase de Internet", así define Sebastian Serrano, uno de los emprendedores clave del ecosistema en Argentina y en el mundo, a Bitcoin y las criptomonedas. La nueva tecnología abre las puertas para el desarrollo de una red global y descentralizada "no para el conocimiento, sino para la transferencia de valor", sumó Serrano.
El emprendedor argentino destacó que el auge de las monedas digitales al mundo es producto de una revolución que tiende hacia la automatización. "Bitcoin es parte de la transformación que está viviendo la sociedad: todo se convierte en software. Bitcoin, y las criptomonedas, es el dinero convirtiéndose en software", dijo Serrano a Cripto247.
"Quiere decir que el dinero empieza a tener comportamiento, a ser programable y cambia de características. Pasa a ser algo muy parecido al Internet: un sistema descentralizado sin un controlador central. Es claramente el dinero nativo de Internet", agregó el CEO de Ripio.
"Hoy tenemos más de 200.000 usuarios registrados, operamos en Argentina, en Brasil, en México desde hace poquito, pronto nos vamos a largar en Colombia y estamos expandiéndonos por América Latina", señaló Serrano. Su historia comienza mucho antes.
Cómo el cepo cambiario impulsó la construcción de su emprendimiento
De la misma manera que en los noventa comprendió que la primera necesidad que demandaba el Internet era instalar proveedores de servicios para dar acceso a la red, el primer emprendimiento de Serrano relacionado con Bitcoin fue crear, en el año 2013, BitPagos: un procesador de pagos para "permitirle a la gente cobrar o recibir liquidaciones en Bitcoin como medio de pago".
Bajo el régimen del cepo cambiario, que restringía la compra de divisas y las importaciones al país, varios productores locales recurrieron a bitcoin para eludir las trabas a los pagos internacionales que generaba la medida.
"Había mucha demanda por BitPagos en ciertos tipos de comercio, sobre todo los que operaban internacionalmente", indicó el rionegrino. Bitpagos se convirtió en Ripio cuando, en el año 2015, adquirieron Unisend, por entonces el único mercado de bitcoins en moneda local.
Su creación no respondió únicamente a las oportunidades que ofrecía la tecnología para crear valor, sino a la necesidad de los productores locales de refugiarse contra las restricciones a la libre actividad económica impuestas por el gobierno argentino en 2011.
"Yo soy un nerd de toda la vida. Empecé a programar de muy chico, a los ocho años. El primer emprendimiento con el que estuve relacionado fue un proveedor de Internet en mi pueblo en 1998, en Choele Choel, [de la provincia de] Río Negro", recordó Serrano.
Serrano comenzó a interesarse por Bitcoin en el 2012: "Era un momento delicado para Argentina; estaba el cepo cambiario y era difícil cobrar internacionalmente".
"A medida que fui entendiendo cómo funciona bitcoin me explota la cabeza y digo: 'Wow, esto es Internet devuelta', no para el conocimiento, sino para la transferencia de valor de forma internacional", añadió el programador argentino.
Al aceptar bitcoin como medio de pago, los comercios que proveían bienes y servicios al exterior podían continuar haciéndolo sin exponer a sus clientes extranjeros a un tipo de cambio significativamente más caro que el precio del mercado. Involuntariamente, las restricciones al mercado cambiario argentino incentivaron una mayor adopción de las criptomonedas en el país, un proceso que hoy ha dado luz a una nueva industria de gran alcance.
De acuerdo al fundador de BitPagos, luego de un año instalando procesadores de pago en bitcoin "nos fuimos dando cuenta que la necesidad era mayor".
"Empezamos a generar más oferta de criptomonedas en un momento en que no había tanta demanda. Entonces nos dimos cuenta que el procesamiento de pagos necesitaba esa demanda y que para eso había que construir una base de usuarios para empezar a hacer florecer esta economía", apuntó.
“Cuando empezamos a buscar más el uso como medio de pago para que se acepte como moneda nos dimos cuenta que no había una buena billetera local que le permitiera a los usuarios poder almacenar, transferir y pagar sus bitcoin fácilmente”.
Según el emprendedor, era necesario que la experiencia estuviera bien ajustada a las condiciones locales de América Latina "con baja bancarización y con mucho sistema de efectivo". "Lanzamos Ripio para empezar a cubrir también lo que nosotros llamamos 'la infraestructura', que es permitirle a la gente poder almacenar e intercambiar criptomonedas por pesos o entre otras criptomonedas y también usarlo como forma para poder pagar online y así acceder a la red y arriba de esto empezar a construir otras soluciones [que ofrece la tecnología]", dijo el entrevistado.
Bajo estas circunstancias, BitPagos -que surgió para atender a las necesidades de los productores locales ante la vigencia del cepo cambiario- comenzó a dirigir la mayor parte de sus esfuerzos hacia los servicios orientados al consumidor, una consolidación que culminó con el lanzamiento de Ripio en el año 2015.
Ya habiendo dispuesto la infraestructura para operar con criptomonedas y contando con una firme base de usuarios en constante crecimiento, el emprendedor oriundo de Choele Choel, Río Negro está listo para experimentar con otras soluciones que ofrece la tecnología de Bitcoin. En este sentido, el año pasado lanzó Ripio Credit Network, una red global de créditos peer-to-peer basada en contratos inteligentes que recaudó 37 millones de dólares en su oferta inicial de moneda (ICO, por sus siglas en inglés).
En cuanto a Ripio, el futuro de la empresa depende de la creciente adopción por parte del mercado de la incipiente tecnología, un proceso que, para Serrano, puede derivar en dos escenarios posibles.
"Creo que pueden pasar dos cosas", dijo Serrano tras ser consultado sobre su proyección del precio de Bitcoin a finales de 2018. "Puede haber un plateau parecido al que hubo entre 2014 y 2015 porque el mercado está negativo o puede haber una subida importante y eso va a depender de si entran o no (inversores institucionales al mercado)".
"Una de las cosas que podría revertir el mercado actual, que viene estando a la baja, es que fondos institucionales puedan empezar a operar en este mercado. Hasta el momento toda la compra y venta de bitcoin y de criptomonedas ha sido muy retail, pequeños inversores. No ha habido casi nada de participación de inversores institucionales. Tal vez algunos family offices que han participado en comprar activos cripto pero ningún otro tipo de institución financiera regulada ha accedido a este mercado hasta el momento", dijo el CEO de Ripio, que sin embargo se manifestó optimista: "eso parecería estar cambiando".
"Si fondos institucionales, de acá a fin de año, empiezan a entrar en el mercado de las criptomonedas creo que puede revertirse la tendencia y haber una subida importante más grande de la que hubo en diciembre. Pero eso puede tardar algún tiempo", estimó.
Consultado sobre su proyección del precio de Bitcoin para 2022, su respuesta fue ambigua:
“Va a ser entre medio millón de dólares y cero pero con un gap muy importante en el medio”.