Blockchain, la tecnología subyacente en criptomonedas como bitcoin, tiene muchos usos por fuera del campo económico. Por ejemplo, ayuda a certificar que el reparto de comida llegue a las manos indicadas en campos de refugiados a través del escaneo del iris de los acogidos.
En Azraq y Zaatari, dos campamentos de refugiados sirios de la ONU ubicados en Jordania, se utiliza el primer sistema de identidad basado en blockchain para brindar ayuda humanitaria y proveer de documentación formal a quienes la perdieron por tener que huir de sus hogares.
Todo pasa por los ojos. El sistema Building Blocks ayuda al Programa de Alimentación Mundial a distribuir dinero en efectivo para comprar alimentos, a través de la identificadión del iris. Building Blocks facilita las cadenas de pago en la distribución de alimentos en los supermercados a los refugiados. Ya son 100.000 los refugiados sirios que utilizan este sistema para conseguir sus alimentos y el programa aspira a alcanzar a 500.000 para finales de este año.
Si se logra el objetivo, se aceleraría la adopción de tecnologías blockchain para otros programas y agencias de la ONU en otros campamentos.
Cómo funciona el sistema
A través del escaneo de iris, se confirma la identidad de la persona en una base de datos tradicional de las Naciones Unidas, se consulta una cuenta familiar almacenada en una variante de la blockchain Ethereum del Programa Mundial de Alimentos (PMA) y así se evita el uso de dinero en efectivo y de instituciones intermediarias.
Building Blocks surgió como una necesidad económica de la ONU para ahorrar dinero, pero su objetivo va más allá, ya que plantea la posibilidad de proveer a los refugiados una plataforma de confianza para recobrar sus identidades legales y una mayor inserción en el sistema económico global.
Según explican Michael Casey y Paul Vigna en su libro The Truth Machine, the Blockchain and the Future of Everything, "el ojo se vuelve la billetera digital". Los autores coinciden en que la tecnología blockchain puede ser una herramienta para reconstruir sociedades y restablecer su confianza.
Son cada vez más las agencias internacionales que exploran las soluciones blockchain para los problemas humanitarios. A principios de 2017, un grupo de entusiastas de blockchain en la sede de la ONU en Nueva York lanzó un sitio web para convocar a sus colegas para trabajar en este tema, y ya son más de 85 miembros de las distintas sedes del organismo quienes colaboran con la investigación y desarrollo de esta tecnología, en la investigación y desarrollo de blockchain.
En el Banco Mundial también se creó, en junio de 2017, un laboratorio de blockchain, para explorar cómo esta tecnología podría combatir la pobreza a través de un registro de propiedad incorruptible y de identidad seguro.
A su vez, el Banco Interamericano de Desarrollo se asoció con el Media Lab's Digital Currency Initiative del MIT para investigar cómo brindar un sistema de créditos basados en blockchain para productores agropecuarios pobres en Latinoamérica.
Otras organizaciones sin fines de lucro como el Foro Económico Mundial y la Fundación Rockefeller también cuentan con iniciativas de la misma índole. Si la implementación de la tecnología blockchain para aportar a la redistribución de la riqueza por parte de organismos internacionales es una tendencia, su efecto es, todavía, una incógnita.