Por Rodrigo Benadon Oks
Cofundador de cripto247
@rbenadon
La palabra japonesa "zen" proviene del chino medieval, pronunciado chán en mandarín moderno, y significa meditación y contemplación.
Sería un error creer que porque hemos aprendido la definición hemos entendido el Zen. Esta es una falacia lógica común llamada "confundir el mapa con el territorio" que ocurre cuando uno mezcla la semántica de un término con lo que realmente representa.
Comprender verdaderamente la meditación y la contemplación Zen debe ser difícil. De lo contrario, todos seríamos sabios iluminados con los secretos del universo a nuestros pies.
Se me ocurrió que también confundimos el mapa con el territorio cuando pensamos en Bitcoin. Mucha gente confunde la definición de Bitcoin, salpicada de citas técnicas, de lo que podría significar, en lugar de lo que es. Y al igual que el Zen, las implicaciones de lo que Bitcoin realmente es son difíciles de comprender. Sin mencionar que Bitcoin no es algo estático. Continúa desarrollándose a una velocidad increíble.
¿Qué está pasando?
Volviendo al Zen. Me preguntaba, ¿qué deberíamos estar contemplando de todos modos? ¿Y con qué objetivo?
Quizás tiene que ver con observar con un grado especial de cuidado y luego cambiar el enfoque hacia la propia mente (los pensamientos y las emociones). Porque, en última instancia, después de mirar el mundo a través de la ventana, ¿qué más hay para contemplar que valga la pena?
En cuanto al propósito de la contemplación y la meditación, como en otras áreas de la experiencia humana, sospecho que tiene que ver con una necesidad humana muy básica: comprender lo que está realmente sucediendo, tanto allí afuera como dentro de nuestras cabezas. Sabemos que están sucediendo muchas cosas y, además, parece que la mayoría de las cosas realmente interesantes son invisibles.
Los físicos cuánticos sostienen que no podemos estar seguros de que el mundo que contemplamos esté, de hecho, allí. En otras palabras, no podemos estar seguros de que haya una realidad objetiva. Vemos lo que vemos y entendemos lo que podemos. Y confiamos que todo estará bien al final. Incluso si somos solo criaturas biológicas inmersas en una compleja sopa energética cósmica que interpretamos a través de nuestros sentidos.
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Nuestras vidas se desenvuelven naturalmente y no prestamos mayor atención sobre la naturaleza de la realidad. Pareciera que el Zen nos presenta una oportunidad interesante.
¿La repetición genera confianza?
Aparte de textos religiosos, mucho se ha escrito sobre el Zen: Zen y el arte del mantenimiento de la motocicleta, Zen en el arte de tiro con arco, Zen y el arte de cocinar, El camino del Zen, Perros Zen, entre muchos otros libros.
Parece que el tema más amplio de muchas de estas obras es que una rutina regular puede revelar una dimensión mágica, oculta y profunda. Esta cuestión se enfrenta con la paradoja de que puedes lograr tus metas cuando dejas de intentar alcanzar tus metas. Un estado de desapego y desenfoque, mientras se está en actividad, es lo que finalmente logra los resultados deseados.
El personaje de J. D. Salinger, Seymour Glass, aplicó un aspecto de la arquería Zen al juego de las canicas, apuntar deliberadamente sin apuntar. No apuntar implica no centrarse en los resultados y, en cambio, dar plena concentración a la tarea de ese momento.
Tal vez la repetición causa un tipo de concentración que da paso a una contemplación más profunda. Y, finalmente, un estado de confianza desapegado. Una confianza en creer/saber que las cosas son. Y son, de hecho, como deben ser. Y que eso está bien…
La resonancia con Bitcoin resulta nuevamente notable.
Bitcoin Zen
El algoritmo de proof-of-work (prueba de trabajo) de Bitcoin es un sistema repetitivo tipo Zen. Las transacciones son validadas por una actividad de fuerza bruta, simple y de cabeza hueca. Los bloques se extraen en una especie de mantra sin fin. Concentración total en una única tarea, sin espacio para opiniones o pensamientos superfluos totalmente impermeable a fuerzas externas… Como en un estado meditativo.
El sistema de Bitcoin registra transacciones no utilizadas (saldos) y mueve valor en un libro contable descentralizado y distribuido. Es un baile hipnotizante y criptográficamente coordinado. Un nivel de coordinación hecho posible por primera vez por Bitcoin. Como nadadores sincronizados pero en piscinas en todo el mundo.
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El resultado de esta coreografía es el blockchain de Bitcoin. En otras palabras, el blockchain es el resultado, la consecuencia de ejecutar el software Bitcoin (que naturalmente incluye la tecnología blockchain).
Bitcoin es una base de datos incorruptible y resistente a la censura que contiene un estado acordado de lo que está pasando. Unanimidad. Un nivel de confianza sobre lo que ha sucedido y está sucediendo. Al igual que en Zen, el blockchain es el resultado de la repetición y la contemplación. Un acuerdo de que el estado de lo que es, es y que, de hecho, está bien.
Si esto no es Zen, no sé que lo es.
Al igual que en el camino de la contemplación y la meditación, Bitcoin también tiene sus distracciones. Por ejemplo, el debate sobre como escalar la tecnología y la bifurcación de Bcash. Pero con el tiempo, salimos de las distracciones y continuamos nuestro feliz camino.
Ahora podemos dejar de centrarnos en cómo lograr nuestros objetivos. El sistema se ocupa del cómo. Somos libres para relajarnos y saber que los lograremos.
Al igual que nuestras mentes, Bitcoin es un sistema conectado e independiente que se puede observar y analizar. Contemplamos el registro de Bitcoin para saber qué está sucediendo sin tener que referirnos a nadie fuera del sistema.
No es suficiente creer en el sistema. Si desea participar, votar/validar el estado de lo que es, debe hacer el trabajo y que tiene además un costo (proof-of-work). Del mismo modo, no puedes alcanzar un estado Zen sin esforzarte.
No hay otra manera. Tienes que estar comprometido con el juego (skin in the game). Nada puede tomar el lugar de invertir tiempo y esfuerzo genuinamente. No se puede cortar camino.
Ni el Zen ni Bitcoin necesitan publicitarse. Los participantes se unen y se retiran sin permiso. El sistema se ajusta automáticamente para acomodar nuevos participantes. Todos observan las mismas verdades. Y ningún participante está por encima de ningún otro. El estado Zen, o el estado de Bitcoin, no está sujeto a la opinión o interpretación de las verdades.
Una vez que se reconocen estas verdades, son evidentes para todos (con una conexión a Internet).
Finalmente podemos estar 100% seguros de que cuando preguntamos sobre el estado de lo que estamos haciendo, lo sabemos. Sin lugar a duda. Todos nosotros. Juntos.
La confianza es liberadora. La confianza es algo hermoso. Y Bitcoin es una belleza.
RB / @rbenadon
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