Maduro ancla dos botes en el mar: Su bolívar soberano y su petro

Expertos califican de “inexistente” o de “payasada” el anuncio de reforma monetaria del mandatario venezolano, asfixiado por una inflación que puede llegar a 1.000.000%

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El petro (PTR) es una criptomoneda creada por el Gobierno de Venezuela respaldada por reservas de petróleo, oro, diamantes y gas de ese país (Petromoneda)
El petro (PTR) es una criptomoneda creada por el Gobierno de Venezuela respaldada por reservas de petróleo, oro, diamantes y gas de ese país (Petromoneda)

Colaboración de Pedro García Otero

Desde "inexistente" o "carente de sentido", hasta "payasada": Las reacciones, dentro de Venezuela, a la decisión de Nicolás Maduro, presidente del país, de quitarle cinco ceros al bolívar y, asediado por la perspectiva de una inflación de 1.000.000% (se lee un millón por ciento) anclar esa reforma monetaria al "Petro", la criptomoneda creada por el Gobierno del país caribeño, fue recibida con escepticismo, sino con sorna, por la mayor parte de los economistas venezolanos. Estos destacaron que el criptoactivo venezolano carece por completo de credibilidad, y el Banco Central también, por lo cual, la perspectiva es de mayor deterioro de la economía más miserable del planeta por cuatro años consecutivos, según Bloomberg.

Aunque hace tres meses (días antes de las controvertidas elecciones en las que ganó con 68% de los votos y buena parte de la comunidad internacional no reconoce) el mandatario venezolano anunció que quitaría tres ceros a la moneda, la inflación, que prácticamente alcanza 3% diaria, hizo inútil la previsión. Y ante la perspectiva de comenzar a aplicar este 4 de agosto la reforma monetaria, a la que llamó "bolívar soberano" con el cono monetario ya muerto (el billete de mayor denominación no alcanzaría ni para un café), Maduro anunció que ya no serían tres, sino cinco ceros los que le quitaría al bolívar; y que "anclaría" su cotización a la del Petro, que en teoría tiene el valor de un barril de petróleo de la cesta venezolana, y del que se desconoce prácticamente todo.

Aunque Maduro ha anunciado en varias oportunidades que se han vendido 5000 mil millones de dólares en la criptomoneda y que esos recursos entrarán al Banco Central en forma de reservas internacionales, estas rozan los USD8 mil millones, el nivel más bajo desde la década de los 50, y no se ha registrado ningún ingreso de esa magnitud en uno de los pocos indicadores que el emisor aún publica.

De hecho, el mandatario despidió al "superintendente de criptoactivos" (cargo que se creó junto al anuncio del Petro), Carlos Vargas, y anunció a su sustituto, Joselit Ramírez, sin ninguna explicación hace exactamente un mes, en medio de rumores de que no se había vendido un solo "petro". Para mayor complicación, esta misma semana se conoció del robo de una base de datos de la criptomoneda, que estaba alojada en una universidad pública y que tenía carácter clandestino. Dentro de la tradicional opacidad de la "revolución bolivariana", los detalles del robo y por qué se encontraba esa base de datos en una universidad no fueron revelados.

Sustituir la nada por la nada

Para José Guerra, diputado opositor que fue director del Banco Central, "el anclaje del Bolívar soberano al Petro carece de sentido (…) porque el Petro no es una divisa. El Petro no existe. ¿Dónde se comercializa el Petro? ¿Qué países lo aceptan?", inquirió, poniendo el dedo en una llaga sensible: Estados Unidos prohibió en marzo realizar transacciones con el Petro a todo particular y empresa que opere en ese país, pues lo supone como "una forma de financiamiento ilegal del Gobierno de Venezuela", según la orden ejecutiva firmada por Donald Trump. Con tan poderoso veto, no es de extrañar que Vargas no lograra vender un solo criptoactivo.

Más de Maduro: En meses recientes ha prometido "20 millones de petros" a diferentes organismos públicos, paralizados por la crisis, para ayudarlos a financiarse. Ninguna de estas ofertas públicas se ha concretado en actividad posterior de los entes públicos.

Otros economistas, como Henkel García y Asdrúbal Oliveros han señalado que carece de sentido anclar entre sí dos cosas que controla el mismo Gobierno: es como anclar dos botes entre sí en medio del mar. "Una moneda se basa en la confianza, y actualmente nadie confía en el bolívar. Es por eso que se desató la hiperinflación", indica Oliveros. A su vez, García califica de "un sinsentido" la propuesta: "es un híbrido poco serio de ideas económicas", señaló.

El presidente de la Confederación de Industriales, Juan Olalquiaga, fue incluso más crítico: Denominó "payasada" al anuncio de anclar el "bolívar soberano" al Petro: "estos gobernantes carecen de credibilidad y de capacidad para resolver algo (…) estas medidas son una payasada. Lo previsible es que habrá más inflación".

En tanto, la ONG Transparencia Venezuela, parte de Transparencia Internacional pidió al Gobierno resolver una serie de dudas en relación con la decisión: En qué relación estarían anclados el bolívar soberano y el petro, si esa relación sería fija, cuál es el valor de un petro y si el Gobierno podría emitir petros para financiar el déficit fiscal inorgánicamente, como ha hecho con el bolívar, al que ya ha quitado ocho ceros en 20 años: Un bolívar de 1999 es 0,00000001 bolívares de hoy, y si en el "año cero" de la "revolución bolivariana", con 500 bolívares se compraba un dólar, hoy se requieren 2.900.000.000.

Además, Transparencia plantea otra duda pertinente: ¿Por qué anclar una moneda a las reservas petroleras? ¿Qué ha pasado con las reservas en oro del país? Razones suficientes como para desconfiar de cualquier reforma monetaria hecha por Nicolás Maduro, más con un anclaje tan sospechoso y con una criptomoneda a la que se acusa de mecanismo para la legitimación de capitales sospechosos del chavismo, que, según se estima, han robado 250 mil millones de dólares, lo que constituiría el saqueo a una nación más grande que se recuerde en la historia.

Como la hiperinflación de este año, que estará, según el Fondo Monetario Internacional, entre las cuatro más agudas de la Historia, junto con la de Alemania en 1929, la de Hungría en 1945 y la de Zimbabue a comienzos de este siglo.

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