En los últimos meses hubo una explosión de ICO (ofertas iniciales de criptoactivos, por sus siglas en inglés) pero no todas sobrevivieron el importante boom: hoy hay más de 800 criptomonedas muertas. Para muchos, esto alcanza para recordar la burbuja de las empresas puntocom en los años 2000.
Las ICO son una manera de financiar un nuevo proyecto, o atraer fondos para uno existente, donde se emiten tokens, o fichas digitales a cambio de dinero. Si el proyecto es serio y tiene éxito los tokens se revalorizan generando una ganancia para los inversores. El inversor no obtiene una participación en el capital de la compañía, pero la criptomoneda que compra puede usarse en el producto de la compañía. Resultan tentadoras para muchos por que son baratas y podrían ofrecer grandes ganancias en el futuro.
Ha habido una explosión en ICOs. Las empresas recaudaron $ 3.800 millones de dólares a través de ICO en 2017, y en lo que va del 2018, el número ya se disparó a $ 11,900 millones de dólares, de acuerdo con CoinSchedule, un sitio web que rastrea el mercado.
Sin embargo, cientos de estos proyectos ahora están muertos porque fueron estafas, una broma o el producto ha fracasado. Dead Coins es un sitio web que enumera todas las criptomonedas que entran en esas categorías. Hasta ahora, ha identificado un poco más de 800 fichas digitales que considera muertas. Estas monedas no tienen valor y se venden a menos de 1 centavo.
Bitcoin, que es la criptomoneda más grande por capitalización de mercado o valor, también tuvo un año difícil. El precio cayó aproximadamente un 70 por ciento desde su máximo histórico de casi USD $ 20,000 el año pasado, según datos de CoinDesk. La gran caída en el precio de Bitcoin ha tenido comparaciones con la fuerte caída del Nasdaq en 2000 y el fracaso de muchas criptomonedas se ha comparado con algunas de las compañías que se colapsaron durante el auge de las puntocom.
Las ICO son inversiones increíblemente arriesgadas y hay mucho fraude en el espacio. Las criptomonedas han estado sometidas a mucha presión, pero aún existe el optimismo de que los reguladores podrían ser más favorables con ellas y eso podría impulsar la participación en el mercado.
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