Colaboración de Pedro García Otero
Mal momento, pésimo emisor, peor estrategia: Las razones por las que el Petro (la sedicente "criptomoneda" del Gobierno venezolano de Nicolás Maduro) puede considerarse un fracaso, a los cuatro meses de su lanzamiento, son variadas, indican expertos.
Lo cierto es que el impulso de propaganda que Maduro y sus ministros le dieron a este "token", como lo define Gerardo Sandoval, a.k.a. "Profesor Bitcoin" en las redes sociales, se ha desvanecido, y el Petro "no ha servido ni siquiera para que Maduro le 'pase el cepillo' a sus corruptos", señaló Luis Oliveros, un economista venezolano crítico de la "revolución bolivariana".
"Con el Petro se juntaron varios problemas", afirma Sandoval; el primero de ellos es que el Petro no es una criptomoneda, porque no cuenta con el elemento esencial de esta: una base de datos distribuida en una cadena de bloques. En todo caso, es un token, respaldado por la cadena de bloques de Ethereum, según el manual del comprador, aunque el libro blanco afirmaba que funcionaría sobre el blockchain de NEM; además, sale en un momento en el que todas las criptomonedas están bajo ataque, y especialmente la referencia de ellas, que es bitcoin".
"En tercer lugar, están todos los elementos asociados a la falta de credibilidad del Gobierno de Maduro. Y el golpe final se lo da la prohibición de Estados Unidos a comerciar con Petros, dentro de su política de sanciones a funcionarios venezolanos, por considerarlo, primero, como un mecanismo para la corrupción, y luego como un título de deuda ilegítimo, que podría en el futuro no ser respaldado por un Gobierno venezolano que sustituya al de Maduro", afirma "Profesor Bitcoin", experto en criptomonedas con mucha popularidad en Instagram y venezolano residente en Estados Unidos.
El cóctel ha asestado un golpe mortal al Petro. Aunque Nicolás Maduro afirmaba, en febrero, cuando salió la oferta del token, que "hemos recibido 3.300 millones en ofertas para la compra de Petros", y posteriormente, en abril, que "en los próximos días ingresarán a las reservas internacionales 5.000 millones de dólares de la venta del Petro", lo cierto es que las reservas (uno de los pocos indicadores que aún sigue publicando regularmente el Banco Central de Venezuela) no han reflejado tales ingresos, y los activos externos del emisor venezolano se encuentran en 8.450 millones de dólares, la cifra más baja en 28 años.
En principio, cada "Petro" estaba respaldado por un barril de petróleo venezolano, unos 60 dólares en promedio, pero con la producción de crudo declinando a niveles de la década de 1950, tal promesa no es sostenible, señala el periodista venezolano William Peña, especializado en tecnología blockchain. "Es como que tú digas que vas a sostener una criptomoneda con los peces del mar". Para más, señala este experto, "la simple idea de una criptomoneda estatal es un absurdo; las criptomonedas surgieron como alternativas al control estatal".
Algunas tiendas, especialmente las ligadas a la "boliburguesía", comenzaron a recibir "Petros" como forma de pago, pero rápidamente se retractaron por una razón muy sencilla: en el fondo, así como nadie sabe cuánto cuesta realmente un dólar en Venezuela, tampoco sabe nadie cuánto cuesta un petro.
Cuando Maduro vio que no podía seguir usando la propaganda, simplemente cambió de estrategia: comenzó a ofrecer Petros a las gobernaciones, para supuestamente sostener el gasto que ya no puede financiar la colapsada industria petrolera venezolana.
Sigilosamente, el Gobierno venezolano ha dejado de hablar del Petro: Es la crónica de un fracaso que los economistas anunciaron en febrero. "Maduro le prometió al país que con el petro iban a entrar muchas divisas y se iba a contrarrestar la crisis económica" (Venezuela es el único país del mundo en hiperinflación desde hace una década), señala Asdrubal Oliveros.
"No hemos visto la primera operación de petros luego de cuatro meses", dijo. Aparte de los problemas de ilegalidad de lo que el economista considera "una emisión ilegal de deuda, no respaldada por el Parlamento venezolano, y no una criptomoneda", Oliveros señala que el Gobierno venezolano "está actualmente en default, y un Gobierno en default no puede considerar siquiera que el mercado internacional puede querer comprarle un activo de dudosa legalidad".
"Si el activo subyacente son los yacimientos petroleros, nada hace pensar que haya producción petrolera que garantice el título de deuda en los próximos años. Es por eso que el Petro haya nacido muerto: Es una trampa cazabobos, una estafa", enfatiza el economista, quien indica que "ni siquiera sirvió para pasarle el cepillo a los corruptos del Gobierno". Según la oposición, la corrupción se ha tragado más de 250 mil millones de dólares de los fantásticos ingresos petroleros que tuvo el chavismo la década pasada.
Del fracaso del Petro habla que este lunes 18 de junio se conoció de la destitución, el pasado lunes, de Carlos Vargas, "superintendente nacional de criptomonedas", un pomposo cargo creado tras el lanzamiento del Petro. Algunos medios destacaban que la destitución se produjo sin que Vargas "lograra vender un solo criptoactivo". Otros denunciaban que el cese obedecía a supuestos malos manejos de Petros, e incluso dijeron que contra Vargas se libró una orden de detención.
Como en otros tantos aspectos del chavismo, el Petro se inició en medio de la propaganda y terminó en un silencio avergonzado –y en un escándalo de corrupción.
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