La asesora presidencial Cecilia Nicolini confirmó hoy que el Gobierno nacional analiza aplicar la obligatoridad de alojarse en hoteles durante siete días para los pasajeros que regresen de un viaje fuera del país ante la propagación en el mundo de la nueva variante Delta de COVID-19 originada en la India.
“Es una opción que todos los que llegan cumplan el aislamiento en hoteles, se está analizando”, admitió Nicolini en declaraciones a El Destape Radio.
En la última semana, el Poder Ejecutivo empezó a evaluar seriamente la posibilidad de instrumentar un aislamiento obligatorio y preventivo en hoteles para todos los viajeros que ingresen desde el exterior. El Ministerio del Interior de la Nación, en conjunto con la Dirección Nacional de Migraciones, llevó adelante una serie de operativos en el país que corrobaron un considerable nivel de incumplimiento de la cuarentena que los viajeros en sus domicilios.
Según los datos oficiales, casi el 40% de las personas que ingresan a la Argentina no acatan el aislamiento en sus hogares. Se relevaron 747 inspecciones en 8 provincias y la Ciudad de Buenos Aires, donde se constaron 287 incumplimientos.
De acuerdo al Decreto 260 y la Disposición 2252/20, todas las personas que vuelvan del exterior tienen la obligación de presentar un PCR negativo para poder abordar su vuelo de regreso y además realizarse otro test al llegar a territorio argentino. Si el resultado de este último examen es positivo, tienen la obligación de alojarse en un hotel sanitario dispuesto especialmente hasta que se determine qué variante de COVID-19 es la que presenta el contagio.
En caso que los primeros resultados arrojen tests “no detectables”, el viajero debe permanecer de igual manera en su hogar unos 7 días como medida preventiva.
Sin embargo, ese acompañamiento ciudadano no estaría ocurriendo como se esperaba. Por lo tanto, existe un riesgo real de que se introduzca en el país la variante Delta aún cuando sus dos hisopados (el que se hicieron antes de volver y el que se realiza en Ezeiza) hayan dado negativo. Es que puede ocurrir que una persona tenga una carga viral baja al momento del testeo.
Frente a ese escenario, el Gobierno profundizó la campaña de difusión en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza, con un material que advierte sobre las implicancias penales en caso de no ser acatada.
Esta semana, la directora nacional de Migraciones, Florencia Carignano, admitió que la probabilidad de que “en las próximas horas se tome alguna decisión más” sobre el modelo que se implementará para los viajeros. Las opciones son si se los aloja en hoteles, o bien se profundizan las restricciones en el flujo de los vuelos o se achican aún más los motivos y autorizaciones para salir del país.
Sobre la mesa también estaría bajo estudio implementar como restricción que aquellos que viajen al exerior solo puedan ingresar a Argentina después de 90 días, salvo excepciones por cuestiones humanitarias o de emergencia.
“Tenemos que tomar todas las medidas posibles para retrasar la llegada de la cepa Delta y que (no) arruine el plan de vacunación”, advirtió la funcionaria.
En el Reino Unido, los casos de la variante Delta del COVID-19 aumentaron un 46% respecto a la semana pasada. Algo similar se detectó en las internaciones. Según esa información de los casos detectados, de los 902 menores de 50 años, el 77% no estaban vacunados, el 9% estaba dentro de los 21 días posteriores a su primera dosis de vacuna, otro 9% más de 21 días después de su primera dosis de vacuna. Solo el 3%, estaban completamente vacunados.
Otros países, como Italia, Rusia, Portugal, Australia e Israel, empezaron a implementar medidas restrictivas y expresaron su preocupación ante el ingreso de la nueva mutación de coronavirus en las fronteras.
Acerca de la letalidad de la nueva variante, por el momento en el Gobierno hay cautela. “Los estudios demuestran que las vacunas son efectivas frente a la variante Delta”, sostuvo hoy Cecilia Nicolini. Sin embargo, el temor al posible impacto de una anticipada tercera ola están en agenda, ya que la pandemia en Argentina podría agravarse en la medida que la mayoría de la población permanezca sin estar vacunada. En el oficialismo evalúan el problema como una carrera contra el tiempo.
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