La segunda ola no da tregua. La semana pasada, el miércoles 19 de mayo, Argentina registró el pico de casos diarios desde el inicio de la pandemia, con 39.652 contagios en un solo día. A partir de esa fecha, aunque la cifra de casos fue en descenso, los números se mantuvieron altos. El jueves 20 de mayo fueron 35.884; el viernes 21, 35.468 y el sábado 22, 32.171.
La alta circulación del virus, sumada al pico de 745 fallecidos reportados en un solo día y la ocupación en las Unidades de Terapia Intensiva (UTI), donde el 49% son pacientes con COVID-19, hizo que el Gobierno decretara nueve días de confinamiento estricto en todo el país, hasta el domingo 30 de mayo inclusive.
“Les pido que se queden en casa todo lo posible, salir solo para lo indispensable, no participar de reuniones sociales y maximizar los cuidados cuando salgan de casa”, rogó el Presidente, Alberto Fernández.
A pesar de la situación crítica, un análisis de los últimos siete días, donde se alcanzó el pico de contagios desde marzo de 2020, demuestra que el promedio de casos diarios de COVID-19 subió más en el resto del país que en CABA y PBA.
De acuerdo con las cifras de la Unidad de Datos de Infobae, entre el 18 y el 24 de mayo, el interior aumentó un 33% el promedio de casos de coronavirus; mientras que la Ciudad y la Provincia solo regsiatron una suba del 10% y un 19%, respectivamente.
De la lectura de las cifras también se desprende que, durante la segunda y tercera semana de mayo de 2021, las provincias más comprometidas a nivel “nuevos casos” cada 100 mil habitantes fueron Formosa (con 2.806), La Pampa (con 2.208), San Luis (con 1.327) y Neuquén (con 1.251). En el quinto puesto, recién, se ubica la Ciudad de Buenos Aires (con 1.108).
Más allá de la diferencia de porcentajes entre CABA y PBA y el resto de las 22 provincias que conforman la Argentina, el hecho de que los casos de coronavirus sigan aumentando se debe -según distintos expertos consultados por este medio- a tres factores: la alta circulación viral, el poco cumplimiento que hubo de las restricciones (antes de que se decretara el confinamiento estricto el pasado 20 de mayo) y las llegada de variantes más contagiosas.
Para Martín Hojman, médico infectólogo y miembro de Sociedad Argentina de Infectología, el aumento de casos es “importante” y, muchas veces, depende de la actualización de casos previos pendientes de carga en el Sistema Nacional de Vigilancia de la salud. El clima, asegura, no es un factor menor. “Comenzó el frío, hay menos ventilación y menos actividades al aire libre”, dice Hojman a Infobae.
En sintonía Gabriela Piovano, infectóloga del Hospital Muñiz, le adjudica la suba de contagios al poco acatamiento de las restricciones y, sobre todo, a las juntadas. “Los números siempre derivan de la circulación de la población”, advierte.
Para Ricardo Teijeiro, infectólogo, esta situación remite a lo que pasó en el hemisferio norte. “Las segundas y terceras olas son tres o cuatro veces peores que las primeras. Tenemos cepas nuevas que son mucho más contagiosas, tenemos una taza de ataque mucho más alta y un sistema sanitario desgastado y débil, porque en los últimos años poco se hizo para mejorarlo”, apunta.
Aunque no se sabe cómo va a evolucionar el panorama epidemiológico, la expectativa es que para el 30 de mayo, la cifra de casos empiece a descender. Así lo manifestó el ministro de Salud de la Ciudad de Buenos Aires, Fernán Quirós, el domingo.
“Cuando se hace un cierre tan complejo, como el de estos nueve días, se sabe que va a haber un cambio en la contagiosidad: se va a quebrar la cadena de contagios. Entre siete y doce días después, la curva va a empezar a bajar. El encierro y la campaña de vacunación es una combinación que, como todos sabemos, ha dado éxito en muchos países”, sostuvo.
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