Durante el anuncio de la flexibilización de la cuarentena obligatoria se informó que en los próximos días la situación en el Área Metropolitana de Buenos Aires se irá normalizando de manera escalonada hasta regresar a la normalidad previa a la pandemia de coronavirus.
Entre los rubros que aguardan en la fila para volver a ser habilitados se encuentran los comercios de indumentaria. En la Ciudad de Buenos Aires podrán abrir el miércoles que viene bajo recomendaciones que ponen el foco en la actividad viral en los textiles y la manipulación de las prendas en negocios. Es que ciertos virus, como por ejemplo el SARS-CoV-2, pueden permanecer activos en la ropa durante un tiempo y ser foco de contagio. De tal manera, una persona puede contraer COVID-19 si toca una superficie o un objeto que tenga partículas virales y luego se toca la boca, la nariz o los ojos, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
La duración exacta de la vida del virus en una superficie —un poste, telas o incluso el dinero— depende de muchos factores, incluyendo la temperatura, la humedad y el tipo de superficie circundante. Según Mayo Clinic suelen durar menos tiempo en comparación con las superficies duras como el acero inoxidable, es decir, que todo depende de qué material está hecho el tejido.
No obstante, la médica infectóloga Cristina Freuler, jefa del departamento de medicina interna del Hospital Alemán, aclaró a Infobae: “No existe un consenso aún de cuánto dura el virus en la ropa. Sin embargo, es importante entender que existen muchos factores como el uso del transporte público, circular en la calle, entre otros, que no necesariamente pueden llegar a coincidir con los resultados de un estudio científico”.
En este contexto, ingenieros argentinos de la Química Berger desarrollaron un producto con el fin de que comerciantes y clientes operen con seguridad en los puntos de venta. Se trata de un líquido llamado Biotex SAFE que “crea un escudo que proteger al tejido de la contaminación de virus y bacterias”. Fue certificado por el Instituto de Química Biológica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (IQUIBICEN) de la UBA y el Conicet. Según indican sus desarrolladores, la acción bactericida y virucida “es permanente y reduce en alto grado la posibilidad de contagio”.
En diálogo con Infobae, Guillermo Berger, director de empresa desarrolladora, contó cómo surgió la iniciativa y dio más precisiones sobre el líquido. “Este proyecto en realidad lo habíamos comenzado a trabajar en 2009, cuando arrancó la gripe A (H1N1). Como esa pandemia no tuvo el impacto que tiene la actual, quedó como un tema pendiente en el departamento de desarrollo. Y cuando llegó esto (el coronavirus) volvimos a trabajar en el protocolo de este producto después de ver el problema de probarse ropa, que en algunos casos las tiendas tienen que guardar las prendas hasta tres días para volver a ponerla en venta por haber estado en contacto con los clientes”.
Y describió: “Es una combinación de varias cosas, de una resina que soporta el producto y de unas nanopartículas que tienen mucha eficiencia contra virus recubiertos, envueltos, como son los corona. Una vez tratado, bien aplicado, haciéndolo a conciencia, elimina todos los virus de la superficie y no permite que esa superficie se reinfecte”.
Al producto lo terminaron de elaborar el mes pasado. Para su evaluación, enviaron dos muestras de tela —una con el líquido impregnado y la otra no— al laboratorio de virología del IQUIBICEN, donde analizaron la actividad virucida contra el virus herpes simple tipo 1 (HSV-1). “Por razones de seguridad, hoy no está permitido hacer ensayos no trascendentes (es decir, que no tengan que ver con productos medicinales) directamente con el SARS-CoV-2, entonces se toman virus similares, recubiertos, como lo es el coronavirus, y la literatura, la bibliografía y la experiencia de los virólogos permite establecer que si un producto es efectivo contra un felino, un herpes o cualquier virus envuelto, va a ser efectivo contra el corona que produce el COVID-19”, explicó Berger.
Los ensayos arrojaron resultados positivos. “Los expertos del Conicet estaban muy contentos: es la primera vez que ven un producto de este tipo, no hay muchos en el mundo”, comentó el ingeniero.
De acuerdo a lo indicado por la empresa, el líquido puede aplicarse en todo tipo de tejidos y tanto a fibras naturales (algodón, lino, rayón, etc.) como fibras sintéticas (poliéster, nylon, poliuretanos, etc.) y sus mezclas. Por el contrario, no recomiendan utilizarlo en lana porque pierde efectividad.
El propio vendedor puede desinfectar las prendas con un rociador, aunque ellos sugieren que el líquido sea aplicado por el lavadero industrial de prendas que se encargan del lavado luego de la confección, o bien por el el fabricante de la tela. “Aplicado en condiciones apropiadas por el lavadero o el fabricante, el producto queda instalado y seguro. Los ensayos parciales muestran una resistencia de hasta 10 lavados domésticos en frío”, indican.
Con 50 años de experiencia y exportando productos a nueve países de Latinoamérica, la empresa química también trabaja con la industria plástica y sanitaria. En tiempos de crisis económica, afrontaron los últimos meses gracias a clientes fabricantes de algodón, de gasa, de concentrados, “gente que tuvo excepción desde el primer día y nos permitieron hacer pasar el momento”, dice Berger.
El ingeniero se muestra entusiasmado por el flamante producto y motivado para seguir innovando y desarrollando, lo cual asegura que es su “ADN”. “Estas cosas que le sirven a nuestro equipo para sentirse útil, es vital para nosotros. Esto es un producto argentino, es industria nacional. Es un orgullo no solo para nosotros sino para todos”.
SEGUÍ LEYENDO: