A través de una declaración conjunta, los representantes de entidades religiosas católicas, judías, ortodoxas y armenia plantearon una flexibilización de las restricciones para el uso de los templos ya que dicha práctica “no es una actividad esencial, es una necesidad vital”.
Con el título “Los derechos del pueblo argentino de relacionarse con Dios y practicar su culto en todo tiempo”, el cardenal Mario Aurelio Poli, el gran rabino Gabriel Davidovich, monseñor Pablo Hakimian, eparca de los Armenios, y el arzobispo de la Iglesia Ortodoxa de Buenos Aires y Sudamérica, monseñor Iosif Bosch, reclamaron al gobierno porteño el permiso para celebrar oraciones “conforme a nuestros ritos y en nuestros lugares de oración”.
Según relata el texto, los referentes religiosos mantuvieron varios encuentros con autoridades del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y expresaron su preocupación porque “las costumbres y expresiones religiosas de una gran mayoría del pueblo argentino no forman parte de la escala de prioridades”, en la previa de la elaboración de nuevas normas sanitarias en el marco de la cuarentena.
Los cultos citaron “el exhaustivo informe de investigación que presentó el Conicet-CEIL acerca de la segunda Encuesta Nacional sobre Creencias y Actitudes religiosas en la Argentina” el año pasado, donde se demuestra que “más del 80% de los argentinos presenta clara adscripción a una creencia religiosa”.
La declaración, que tiene fecha del 14 de julio, fue entregada en mano al jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, con copia al director de Entidades y Cultos, Federico Pugliese.
El documento se centra en la práctica religiosa en tiempos de pandemia y advierte sobre los intentos por invisibilizar a Dios: “No se lo menciona ni se lo tiene en cuenta, desconociendo que el nuestro es un pueblo de fe, y que es fundamental el apoyo de las comunidades religiosas para que el Estado pueda aplicar con éxito las medidas para enfrentar la emergencia”.
“No olvidemos que el resultado siempre está en manos de Dios. El mismo Dios que ordena ir al médico es el Dios que cura. Hay que utilizar las mayores inteligencias para investigar en la ciencia, analizar todos los datos, y plantear las mejores soluciones; pero seguro que no menos energía hay que dedicar a implorar a Dios para que nos asista con Su misericordia y ponga fin a esta pandemia, ya que la salvación está en Sus manos”, plantea el texto.
Los sacerdotes de los cuatro cultos religiosos advirtieron: “No pedimos privilegios ni nada que ponga en riesgo la salud: solo esperamos coherencia y una mirada integral del ser humano”. Y agregaron: “Al acercar nuestras reflexiones lo hacemos con la más noble intención de contribuir al bien común, llamando la atención sobre la omisión de la dimensión más importante de todo ser humano”.
“Es muy necesario para nosotros y para todos los argentinos, que en este tiempo podamos elevar nuestras oraciones y celebrar –conforme a nuestros ritos y en nuestros lugares de oración–, por el fin de esta pandemia, para que deje de sufrir la familia humana, y nos conceda el bienestar general a toda esta gran nación”, concluyeron.
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