Una pandemia -más aún si adquiere escala global como la del coronavirus SARS-COV-2 - necesita de grandes comunicadores. Y también necesita una gestión social eficaz que capture el consenso de las mayorías para que luego las estrategias sanitarias y epidemiológicas sean exitosas.
Estas ideas potentes y muy complejas de lograr hicieron tropezar a una gran cantidad de países de todas las latitudes, con economías robustas y sociedades acomodadas, que asistieron no solo al colapso de sus sistemas de salud, sino también a un derrumbre de sus tramas socioculturales. En la Argentina, y con responsabilidad sanitaria sobre uno de los epicentros que eligió el virus para quedarse, parece haberlas comprendido de antemano, el ministro de Salud de la Ciudad de Buenos Aires, Fernán Quirós.
Y sobre esa perspectiva apuntó una de las fortalezas que exhibió su cartera desde el comienzo de la pandemia; apalancada además en su sólida formación profesional. Al doctor Quirós -recibido con diploma de honor en la UBA como médico especialista en Medicina Interna- y con una trayectoria en el Hospital Italiano entre otros- el destino lo señaló como uno de los protagonistas locales de este tiempo pandémico. Y él no esquivó el convite.
Sobre la mesa las últimas cifras que las autoridades sanitarias de CABA auscultan cada día con vista de lince : el índice R de contagiosidad está por debajo de 1. 1 ó 1.07 (es imperioso bajarlo a menos de 1 para abrir el confinamiento y las medidas restrictivas). Hace 10 días que los casos en CABA rondan entre los 800 y 900 contagios. Las camas de terapia intensiva, específicas de COVID-19, son 400 y están ocupadas en un 54 %. Ahora, el desafío es doble. Ya inmersos en la cuarentena reforzada -y luego de 104 días de confinamiento social preventivo y obligatorio- se está transitando la curva ascendente de casos, habiendo ganado tiempo crítico para que el sistema de salud haya podido prepararse.
Consultado por Infobae, cada explicación del ministro Quirós nos lleva al día D: el 18 de julio. ¿Cómo seguimos?, ¿ Cómo salimos? ¿Cómo lograr el equilibrio entre pandemia y economía? ¿Por dónde empezar a abordar el impacto psicosocial que generó el encierro y la peste?
Quirós reforzó de cara al 18 de julio, “hasta hoy la única estrategia de salud pública probada en todo el mundo y más recomendada contra el COVID- 19 es la llamada estrategia de supresión . Sobre esa política pública de salud existen tres intervenciones fundamentales para darle lógica y sostén en el tiempo: el testeo sistemático proactivo, que genera ese efecto de pinzas sobre la exponencialidad del virus. El distanciamiento social, que al comienzo es un distanciamiento duro, obligatorio; y en tercer lugar, la construcción ciudadana del cuidado colectivo, donde cada uno de nosotros tuvo suficiente tiempo para aprender cómo mantener los dos metros de distancia, cómo mantener el barbijo y cómo no sentarse en grupos en un lugar cerrado. Además, si logramos disminuir el índice R y se ubica por debajo de 1 se podrán presentar protocolos para retomar actividades que propondrán desandar medidas de restricción. Habrá que usar el tapabocas permanentemente, y los medios de transporte público de manera adecuada”.
-Ministro Quirós, quedó claro que gestionar una pandemia tiene una complejidad enorme. Con la mira puesta en el 18 de julio, ¿cuáles serán los resortes puntuales desde lo epidemiológico-sanitario para salir? Es evidente que no se puede decir el 18 a la mañana, se terminó, salgan...
- Primero, el componente del distanciamiento social, ya sea obligatorio o por el cuidado personal de las personas, que evita la interacción humana y los contagios; y por el otro lado, la estrategia agresiva del testeo proactivo. Ir a buscar el virus a la sociedad, son las dos cosas que nos van a ayudar a bajar el R debajo de 1. Con el DetectAr, nosotros llevamos prácticamente 3 meses en el territorio, lo hicimos primero en los seis barrios populares de la Ciudad de Buenos Aires porque es donde el virus corre más rápido. Luego, hace un mes o dos empezamos con el DetectAr móvil, de barrio en barrio, pero no es que vamos y nos retiramos, vamos nos quedamos y dejamos la estructura ahí para seguir con la búsqueda puerta a puerta en ese lugar.
Además de los seis barrios populares, ya lanzamos en 11 barrios porteños el Detectar móvil - comenzamos con los de mayor circulación-. Es decir que ya son 17 barrios porteños donde tenemos un despliegue territorial muy fuerte, con la colaboración de organizaciones de la iglesia, de las comunas, de la defensoría del pueblo. Vamos puerta a puerta buscando contactos estrechos, preguntando por síntomas e hisopado.
- En el caso porteño y lo hago extensivo al AMBA sabemos que existen dos epicentros fundamentales de alta transmisibilidad del virus que son los barrios populares y los geriátricos. No cree que -especialmente en éstos últimos- llegaron tarde con las estrategias de testeos y control... ¿Cuáles son los planes futuros para optimizar esas “zonas rojas” del virus?
- Existen cinco subgrupos de la sociedad que van a sufrir muchísimo esta pandemia porque - en todo el mundo ha ocurrido- es por donde se esparce más el virus. Están los barrios populares por un lado, las personas de la tercera edad, los geriátricos, las personas en situación de calle, y los equipos de salud. Cada uno de esos grupos están más expuestos y se contagian más precozmente en esta pandemia. Ocurrió en todos los países del mundo. Para cada uno de los subgrupos, como me gusta decir siempre, una cosa es mitigar y otra cosa es evitar. Prácticamente es imposible evitar que el virus entre en alguno de estos cinco lugares, básicamente porque más de la mitad de los enfermos que contagian o transmiten el virus no tienen ningún síntoma para darse cuenta de lo que está haciendo. Ya sea porque son asintomáticos en el cuadro clínico, o ya sea porque están en esas 48 horas antes de hacer los síntomas (lo que se llama el contagio pre sintomático), antes de empezar con las molestias, con la fiebre, dolor de garganta, o falta de olfato en algunos. Entonces cualquier persona que va a un geriátrico y está incubando la enfermedad, o va a trabajar y distribuye la enfermedad, es absolutamente imposible de prevenir.
¿Qué hemos hecho en los geriátricos y qué hemos hecho en los centros de salud? aplicamos un complemento muy importante del Plan DetectAr a los trabajadores (esenciales) que están proactivos en la comunidad, para cortar con los circuitos de contagio comunitario. Aquí lo que hacemos es cortar con los circuitos de dispersión social del virus. Estas personas (trabajadores esenciales) que se mantienen moviéndose en la sociedad durante toda la pandemia que siempre trabajan sobre todo en geriátricos, en el sistema de salud y que tienen gran interacción humana con el resto de las personas en la sociedad.
Aplicamos una política muy precisa: todas las semanas, el mismo día de la semana, a los 40 mil trabajadores de la salud, más los 10 mil trabajadores de los geriátricos, más los 20 mil trabajadores de la policía, más los trabajadores esenciales del Ministerio de Desarrollo Humano, a todo el conjunto de personas que están todo el día expuestas al contagio, lo que hacemos es un control serológico con estos tests rápidos, un control serológico por semana. ¿Y qué buscamos? Lo que se llama técnicamente la seroconversión, que le aparezcan anticuerpos que demuestren que la persona se está curando o se ha curado de la enfermedad.
Cuando aparece la seroconversión, nosotros decimos eso es un proxy, un marcador de proximidad de que ha habido un brote allí y esa persona está manifestando que salió de ese brote o disparó ese brote y se está curando. Entonces, cada vez que nos aparece una seroconversión vamos rápidamente alrededor de esa persona y testeamos con hisopados, con PCR a todos los que están a su alrededor, además de a esa persona en particular. Para nosotros es muy importante por un lado trabajar en la comunidad, cortando la transmisión comunitaria; y por otro lado trabajando en los grandes canales de distribución y dispersión social que son los hospitales, los geriátricos, y por supuesto las escuelas, que no están activas en este momento. Esta es un poco la estrategia, si querés en un formato de pinzas, para cortar finalmente la circulación en nuestra comunidad.
- La estrategia de pinzas aparece como una posibilidad eficiente para salir de la cuarentena...
- Sí. Para completar lo que estás diciendo, imaginate que nosotros estamos haciendo cerca de 50 mil test rápidos por semana (N.delaR.: Para tener una referencia mundial, en Italia hoy se realizan 60 mil tests por día). Digo porque a veces se hacen los cálculos de testeos en la Ciudad y se toman solo las PCR. Y nosotros hacemos 50 mil testeos de tests rápidos por semana con esta estrategia de doble entrada o de pinza.
-Lo quiero llevar un poquito más allá de la actualidad de la pandemia, como buen científico que es usted y además un gran lector de los últimos papers … ¿Cuál es su consideración sobre las terapéuticas más prometedoras y avanzadas para frenar al COVID-19? ¿Su opinión sobre el plasma de convalecientes? ¿Suero equino hiperinmune?
-Es muy importante decirle a la gente que hay una enorme cantidad de medicamentos o tratamientos que tienen lo que se llama técnicamente una plausibilidad biológica. Es decir, que si uno mira los trabajos experimentales en animales, y mira los mecanismos fisiopatológicos de la enfermedad y del medicamento en particular cómo actúa, tienen posibilidad de generar un beneficio.
Ahora, más allá de la plausibilidad biológica, todo medicamento tiene que demostrar dos cosas que son muy importantes: primero que sea seguro, que no genere más daños que beneficios; segundo que sea eficaz. Es decir que puesto frente al tratamiento habitual, darle ese medicamento suplementario agregue un valor agregado en términos de beneficio sanitario o de la evolución clínica. Yendo al plasma de convalecientes en particular, se sabe perfectamente que es absolutamente plausible su mecanismo de funcionamiento, porque tiene anticuerpos contra el virus que elaboró la otra persona; se sabe perfectamente que es seguro, hay suficientes reportes que demuestran la seguridad de aplicar plasma de una persona a la otra. Lo que aún no hemos podido responder es si es eficaz, si verdaderamente a la persona que le ponemos el plasma le va a ir mejor que si no se lo hubiéramos puesto.
Sobre el suero hiperinmune, hay una iniciativa de suero hiperinmune de caballos, un animal que genera muchísimos anticuerpos, a alta escala y existe una iniciativa que está empezando un proyecto de investigación clínica en este momento en la Argentina, y sería la misma plausibilidad que el suero de recuperados, sólo que el suero hiperinmune de caballos tiene una capacidad de hacer una producción industrial a alta escala.
-Y la línea de los fármacos antiinflamatorios accesibles como la dexametasona, que el grupo de investigadores de Oxford demostró preliminarmente una buena eficacia en enfermos con COVID-19
- La dexametasona tiene la gran ventaja de que es una droga muy conocida. Todos los médicos sabemos cómo funciona, en la terapia intensiva se usa con frecuencia. El trabajo tuvo un grupo control y demostró que darlo en particular cuando el paciente está más grave tiene un beneficio bien documentado, todavía el trabajo hizo un corte precoz, falta un poquito más de análisis. Pero la dexametasona tal vez es el primer tratamiento que podría tener un impacto potencial significativo. Hay otros mecanismos u otras píldoras que buscan el efecto antiinflamatorio, porque esta enfermedad tiene un componente inicial: en los primeros 7 días el virus genera daños por la replicación viral, por la infección viral de las células; y los que van a empeorar tienen una segunda parte, que es un poco una respuesta inmunológica de la persona tan agresiva que la termina enfermando.
Hay una parte donde el tratamiento antiviral es más útil porque evita una cascada de la inflamación. En particular la dexametasona demostró utilidad en esta segunda parte. Después hay algunos tratamientos antivirales que han demostrado algún beneficio en días de estadía en el hospital, pero es un beneficio relativamente menor, como el remdesivir. También está toda la estrategia de soporte, porque no hay que desmerecer todo el trabajo que hacen los terapistas: lo que se llama la ventilación prona, la oxigenación con alto flujo, la prevención de las trombosis de pacientes que hacen algunas enfermedades de coágulos sanguíneos con el proceso de la enfermedad.
- Doctor Quirós, usted ha demostrado durante esta pandemia ser uno de los comunicadores más eficaces del drama humanitario que atravesó nuestro país y el mundo, en su caso con la mirada puesta en su universo, los porteños. ¿Qué mensajes hay que reforzar para aquellos que llegan con su útimo esfuerzo hasta el 17 de julio y poder abrir esa ventanita el día 18 ?
-Nosotros hemos apostado muchísimo a la comunicación, porque creemos que los resultados de las pandemias en los países dependen en un 70% del poder y del comportamiento ciudadano. Somos las personas con nuestros comportamientos cotidianos las que determinamos en buena parte los resultados. Luego los gobiernos marcamos pautas, definimos políticas, pero la cuestión está allí.
Me gusta dar el mensaje que lo primero que hay que hacer bien es describir la realidad. Esta es una pandemia extremadamente dura, que ha golpeado a todo el mundo, a países con una infraestructura y un desarrollo económico y social incluso superior al nuestro; y que buena parte de las cosas que nos pasan tienen que ver con que la pandemia genera mucho daño a la economía y a las personas. Estamos trabajando todos para pasar esto de la mejor manera; cada uno de nosotros tiene que preguntarse cada día qué puede aportar para el cuidado colectivo de la pandemia.
Estas pandemias demuestran que el nivel de interdependencia que tenemos los seres humanos en la sociedad y en las grandes ciudades es enorme, y que necesitamos cuidarnos entre todos, porque lo que aporta cada uno ayuda al cuidado colectivo. Y que no es solamente lo que nos va a pasar o no está pasando que es muy doloroso, sino también cómo lo vamos a pasar; pensando y cuidando al otro, entendiendo la diversidad de las miradas y sobre todo viendo si somos capaces de encontrar un proyecto colectivo común. Una forma común de pasar esta pandemia; si somos capaces de hacer eso vamos a salir fortalecidos como una sociedad más íntegra, más interdependiente y sobre todo capaz de afrontar los desafíos futuros.
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