A tres días del finalizar un nuevo plazo de la cuarentena obligatoria, el intendente de Tandil, Miguel Lunghi, ratificó que reabrirá actividades de la economía local aunque no cuente con la autorización de los gobiernos nacional y provincial.
“Si no nos autorizan, la semana entrante vamos a tener que abrir” nuevas actividades, aseguró Lunghi, de Juntos por el Cambio, quien recordó que en su territorio hace 35 días no registran contagios por la pandemia.
Según el jefe comunal, la ausencia de casos de COVID-19 en su distrito permite una mayor “flexibilización” de la actividad económica en rubros que aún no volvieron al trabajo o prestan sus tareas de manera limitada, como bares, restaurantes y gimnasios.
“Estamos teniendo una tensión social importante. Todos los días tengo distintos rubros en la municipalidad pidiéndome la reapertura. Nosotros tenemos 35 días sin ningún tipo de COVID-19 y mantenemos las entradas controladas”, consideró en diálogo con radio La Red.
El dirigente radical, que lleva cinco mandatos en la comuna y alcanzará los 20 años de gestión en 2023, precisó que “no está en desacuerdo con la cuarentena” y que no quiere “ningún problema" con el gobernador Axel Kicillof, sino que el pedido es ir “reabriendo algún rubro y servicio más para darle algún movimiento a la economía".
“Si no nos autorizan hoy, la semana entrante vamos a tener que abrir, porque los dueños van a reabrir solos, me lo han dicho. Ando con el auto y me paran, acá no tenemos guardaespaldas, es distinto", amplió al desarrollar sobre el reclamo social.
En el listado de pedidos observó que desde el municipio apuntan a que se liberen actividades como el turismo de cercanía (“para que las familias puedan ir con tranquilidad a sus cabañas”), los gimnasios, los restaurantes o establecimientos de pilates, entre otros.
“No consideramos que esto sea una salida económica, pero sí va a empezar a haber un movimiento de la rueda. Si no, vamos a salir de la pandemia con mas de un 50% de pobres”, puntualizó.
“Lo apoyamos al gobernador y estamos de acuerdo con (mantener la cuarentena en) el Conurbano, que es un problemón. Estamos pidiendo mas flexibilización en el interior de Buenos Aires como lo tiene Catamarca y Jujuy. Somos muchos menos en un espacio más amplio, donde por suerte tenemos agua, cloacas y gas, cosas que la gente en las villas no lo tienen”, completó Lunghi.
En la misma línea, Lunghi aseguró que de continuar como hasta ahora la curva de contagios y manteniendo los protocolos de cuidado se podrán abrir todas las actividades. “Si cae un caso vamos a poder controlarlo", remarcó.
El intendente de Tandil figura entre al menos ocho jefes comunales de Juntos por el Cambio que están reclamando una mayor autonomía para flexibilizar y poder para administrar la cuarentena. Con un pedido oficial, el 29 de mayo pasado, los intendentes Emilio Cordonier (Ayacucho), Hernan Bertellys (Azul), Esteban Reino (Balcarce), Juan José Fioramonti (Loberia), Ezequiel Galli (Olavarria), Maximiliano Suescum (Rauch), Miguel Gargaglione (San Cayetano) y Miguel Lunghi (Tandil) pidieron ser considerados dentro de una “zona segura” sin presencia de coronavirus.
“Podemos avanzar en conjunto hacia un nuevo esquema de funcionamiento de diversas actividades sociales, económicas y deportivas. Y por supuesto tenemos el compromiso y la responsabilidad expresa de retroceder o adoptar medidas restrictivas si la situación sanitaria así lo indicara", concluyeron en la nota.
También hubo algún planteo desde el área metropolitana. Jorge Macri, el intendente del partido de Vicente López, expuso su queja ante la falta de soluciones ante los pedidos de reapertura de los vecinos. “No hay respuesta. Llevo 25 días esperando que me contesten un protocolo... ¿Cuál es el límite? Queremos habilitar los comercios de cercanía, nos piden que no dejemos de pelearla”, declaró.
En cambio, uno de los intendentes opositores que no forma parte de ese reclamo del interior bonaerense “rural” es el ex funcionario nacional Javier Iguacel, que encabeza el municipio de Capitán Sarmiento. En su distrito, y pese a las grandes distancias social, hubo 205 tests realizados sobre trabajadores de la Granja Tres Arroyos, de los cuales 22 de ellos dieron positivo al hisopado de COVID-19.
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