La pandemia provocó una especie de movimiento tectónico en los paradigmas sobre los cuales se erigía cómodamente este siglo XXI. Nada volverá a ser como antes. Sin embargo, entre tanta incertidumbre y desasosiego, uno de los protagonistas excluyentes de este tiempo en el caso argentino, el ministro Ginés González García, al frente por segunda vez en democracia de la cartera de Salud de la Nación, conserva la prudencia y la calma de los que saben.
Pasaron 63 días de la medida que tomó el Gobierno el 20 de marzo pasado al decretar el confinamiento preventivo, social y obligatorio y el cierre de las fronteras para todo el territorio argentino, que se extienden hasta hoy . Allí, Ginés fijó la matriz de lo que sería el diseño de una estrategia sistémica, federal y consensuada frente al manejo de la pandemia por SARS -CoV-2 que evidenció su alquimia exquisita entre su don de médico sanitarista y de político avezado.
El ministro conformó tanto puertas adentro - con la destacada doctora Carla Vizzotti, como aliada incondicional- como puertas afuera del ministerio, un prestigioso equipo de expertos -integrado en su gran mayoría por infectólogos- para avalar las decisiones técnicas; y propulsó además la intervención de gobernadores, intendentes y autoridades sanitarias en todos sus estamentos.
Ginés es de los que piensa que el pico en el caso argentino aún no llegó: "Para mí el pico no llegó. Siempre dije que le tenía más miedo a junio que a mayo. Incluso, pretendemos que no haya pico, y si lo hay que sea un piquito. Lo peor, en el sentido del número de casos y sus consecuencias, todavía no lo hemos sufrido. Pero la capacidad resolutiva del sistema de salud, con respecto a lo que era hace dos meses, es realmente brutal ", definió a Infobae.
La cuarentena hoy cruje ante la demanda de una parte de la sociedad que quiere tener mayores aperturas y flexibilizaciones; y se tensa frente al rigor que señalan los expertos de que “abrir” traerá un aumento de contagios que, si son repentinos y exponenciales, pueden disparar la curva y colapsar al sistema sanitario. Hasta ahora el encierro por decreto permitió ganar tiempo crítico para preparar robustamente al sistema de salud nacional.
La foto actual del coronavirus de la Quiaca a Ushuaia es tan diversa, como disímil; con 19 provincias que hasta hoy siguen sin reportar nuevos casos, y con la zona roja bien definida en el AMBA donde se concentra el 40% de la población argentina (la intersección entre CABA y GBA); y siguen los casos de Chaco y en menor medida la provincia de Río Negro.
Al cierre de esta edición el presidente Alberto Fernández analiza extender la cuarentena obligatoria -hasta el 8 de junio próximo- y decidir las fases según la segmentación geográfica. Particularmente en el AMBA, se estima endurecer el uso y los controles alrededor del transporte público. El anuncio está previsto para hoy sábado a la tarde -noche. Y se podrá trabajar la fase 4 (apertura segmentada) y la fase 5 (la nueva normalidad) en las provincias con pocos casos y/o casos cero.
-Ministro, pasaron 63 días desde el inicio de la temprana declaración de la cuarentena social, preventiva y obligatoria ¿hacia qué nueva etapa nos encaminamos para aplacar los efectos devastadores del COVID-19 ?
-Mi reflexión con respecto a estos dos meses es tremendamente positiva. Y siempre sucede lo mismo, nadie va a valorar lo que no ocurrió, ese es el tema de la prevención. Pero claramente nosotros con estas medidas hemos evitado muchísima tragedia y muerte.
Y eso es obra no sólo del Gobierno, sino también de todos los argentinos que hemos cumplido estrictamente con reglas que no han sido fáciles y que traen dificultades de todo tipo: psicológicas, económicas y las hemos cumplido muy bien. Hoy estamos en una fase distinta; lo cual no significa que hayamos ganado ninguna batalla. La pandemia del COVID-19 comenzó con una importación de casos, eran sectores sociales que tenían una identidad de clase media y/o clase alta, con cobertura de seguridad social, obras sociales o prepagas - en el 75% de los casos -. Y los contagios eran entre sus entornos, contactos directos, familia producto de los viajes. Esto ha ido cambiando, y el rasgo más evidente está en la cobertura de salud. La cobertura de los casos actuales, de los que se están internando, no tienen otra cosa que la cobertura pública que brinda el Estado. Eso explica que el coronavirus está atacando a otro sector social y en paralelo que ingresamos a otro estadio de la pandemia.
Hemos cambiado también de sujeto protagonista de esta pandemia por coronavirus, comenzaron siendo los viajeros, los adultos mayores y aquellos que tenían enfermedades preexistentes, todos éstos fueron los primeros vulnerables. Luego hemos pasado a las instituciones: las cárceles, los geriátricos, y ahora entramos en otro estadio, bien peligroso, que son los barrios vulnerables. Y esto es peligroso porque allí la capacidad de expansión del virus mezclado con una concentración demográfica y las condiciones que se vive, le da una potencialidad a la pandemia muy grande como se ha visto últimamente en el barrio 31.
Sin titubear, el ministro Ginés explicó a Infobae que el desafío más grande que lo ocupará en los próximos días será el de evitar con todas las estrategias epidemiológicas a mano que se expanda el virus en los barrios populares; además de poner en acción la coordinacion territorial para que todo funcione.
-Todo parece indicar entonces que estamos bien preparados para resistir el pico que está por venir ... ¿Cree usted que estamos listos para “bancar el pico”?
-Yo creo que sí. No quiero cantar victoria porque no sucedió aún. Hoy, el escenario de nuestro sistema de salud es muy bueno. Logró capacidad resolutiva apalancado en una excelente coordinación público-privada. Tenemos hasta hoy 2000 camas habilitadas nuevas de terapia intensiva, 6 mil camas de cuidados críticos vacías. Es decir, tenemos un terrible margen en el sistema de salud. Y no solo en recursos (respiradores, monitores, tratamientos distribuidos a los efectores, equipamiento para el personal) sino también en la capacidad organizacional que tenemos. En la Argentina hemos conseguido coordinación política, cosa que no ocurrió en otros países federales como el nuestro, como lo son Brasil, Estados Unidos, Portugal o España. Estoy muy orgulloso de cómo estamos trabajando, con gobernadores de signo político distinto y que hemos trabajado de manera conjunta. Esto que pasó es algo muy importante.
Ginés siempre tiene una anécdota oportuna y que disfruta compartir con sus interlocutores. Esta vez en medio del análisis sobre la pandemia quiso evocar la figura del médico sanitarista Ramón Carrillo, el primer ministro de Salud de la Nación que tuvo la Argentina durante la presidencia de Juan Domingo Perón (1949-1954), y quien recientemente despertó críticas dentro de la comunidad judía por su supuesto antisemitismo, cuando el gobierno nacional planeaba usar su figura para ilustrar un nuevo billete de $5.000 pesos.
“He tenido relación y estuve cerca de la familia y de la viuda de (Ramón) Carrillo y siento admiración por él. Si bien no fui yo quien impulsó su nombre para que sea la cara del nuevo billete de $5000, lo hubiera hecho perfectamente. En el año 2006, cuando ocupaba esta cartera en el gobierno de Néstor Kirchner, como se cumplía su centenario propicié conmemorar el “año de Carrillo”. Siempre he reivindicado la figura de Carillo, fue un verdadero humanista. Recientemente me enojé mucho cuando ví incluso la intromisión de embajadores extranjeros opinando sobre su figura, sin saber nada sobre él. Una anécdota que lo pinta de cuerpo entero: Carrillo tuvo varios hijos propios y también tuvo dos niños adoptados. Los adoptó cuando iba a curar a los institutos de menores. La memoria histórica hace a la construcción de una Nación".
-Ministro, en la búsqueda de las buenas noticias, por un lado la carrera incansable y mancomunada de la ciencia por encontrar tratamientos; y por el otro la línea de la vacuna como gran escudo protector . Yendo primero a la vacuna: usted la semana pasada instaló un debate en la propia OMS sobre la accesibilidad plena a la vacuna y pidió un “pacto de solidaridad global”...
- Sí, es efectivamente así. El avance científico es la gran esperanza del mundo frente a esta pandemia, una esperanza que está repartida en varios ítems y quizás la vacuna sea el más fuerte de todos. Existen investigaciones muy avanzadas y promisorias en el mundo, y por eso estoy seguro de que será una cuestión de meses tener la vacuna. Hay dos grupos grandes de laboratorios que están probando la vacuna en escala humana (FASE 1). Es decir que eso asegura que en breve tendremos la vacuna, el gran tema es que esté disponible para todos.
Cuando tengamos la vacuna aparecerán dos problemas que son los que plantée en la Organización Mundial de la Salud (OMS) (NdelaR: El 19 de mayo se realizó la primera ronda de sesiones de la Asamblea General de la OMS de forma virtual. Y allí Ginés propuso que las investigaciones o vacunas que se logren contra el virus sean gratuitas). El primer problema será la capacidad productiva. No hay ninguna empresa en el mundo capaz de producir una vacuna de la magnitud y volumen que se necesita. Se deberá conformar un consorcio de compañías para que garanticen la accesibilidad para todos. Y el segundo problema, será el precio. El precio siempre está muy impactado por la patente, por lo tanto si trabajamos esta vacuna con las reglas de juego de siempre, que en general son injustas - y serán más injustas en un tiempo pandémico-no se podrá seguir ese juego.
Y esto es lo que traté de decir en la OMS, por un lado me sentí muy bien porque pude expresar libremente lo que pensaba; y por el otro, me sentí muy mal porque si bien recibí muchas felicitaciones, muy pocos países siguieron una línea parecida a lo que yo dije. Hay un combate -debo decirlo- en las organizaciones internacionales donde se trasladan algunos conflictos geopolíticos que no tienen que ver con la salud, pero que paralizan mucho el sistema decisional de un organismo multigobierno como es la OMS .
-Si usted pudiera hacer una especie de podio de los tratamientos en danza: tenemos a los antivirales, solos y combinados; plasma de convalecientes, interferón, ensayos mejor diseñados con hidroxicloroquina, entre otros. ¿Por dónde cree usted que vendrán los hallazgos y las luces de la ciencia para frenar esta pandemia ?
-Con la pandemia, la ciencia y la investigación han explotado en todo el mundo y en la Argentina también. Es importante mejorar las técnicas de diagnóstico. Y al respecto hemos presentado un modelo de industria nacional la semana pasada (N.delaR: NEO KIT, un test rápido de diagnóstico molecular creado por argentinos para detectar el coronavirus. Demora entre 1 hora y 15 minutos en conocerse los resultados y su certeza es cercana al 98% ).
Y alentar los hallazgos terapéuticos, dentro de éstos últimos hay algunas drogas preventivas, y otros tratamientos específicos para los casos graves. En este segundo grupo están las 4 experiencias del estudio global “Solidaridad” donde participa Argentina junto a otros más de 40 países (N.delaR. El ensayo clínico internacional “Solidaridad” fue puesto en marcha por la OMS para encontrar un tratamiento eficaz contra la COVID‑19. Se compararán cuatro opciones de tratamiento: Remdesivir (antiviral) , cloroquina o hidroxicloroquina; y combinaciones de antivirales, Lopinavir con Ritonavir, Lopinavir con Ritonavir más Interferón beta‑1a).
- ¿Lo entusiasma el papel destacado que la ciencia argentina está jugando en la lucha contra la COVID-19 ?
- ¡Por supuesto! El despertar del sistema de investigación y de producción de la ciencia argentina es realmente maravilloso. Hay dos líneas de investigación que me gustan mucho y que están lideradas por científicos argentinos y equipos transdisciplinares del mundo.
Una es siguiendo la línea y la tendencia que se desarrolló en la Argentina años atrás cuando se descubrió una vacuna propia contra el virus hemorrágico argentino (con la misma técnica de aplicar suero de convalecientes) en el Instituto Nacional de Enfermedades Virales Humanas (INEVH) Dr. Julio Maiztegui, de Pergamino.
Existen varios institutos privados y públicos trabajando en esta línea de investigación; y sobre todo un instituto muy serio en la provincia de Córdoba. (NdelaR.: El tratamiento propone aplicar el plasma de recuperados de COVID-19 a quienes están graves. Emula la técnica utilizada por el doctor Maiztegui hace más de 50 años para el tratamiento de la Fiebre Hemorrágica Argentina. Ya comenzó a ser utilizado en otros países, y está siendo desarrollado en Argentina por un grupo de más de 50 profesionales de centros de investigación y de salud).
Y existe otro grupo que trabaja en una línea de investigación con caballos. El caballo por naturaleza tiene una gran capacidad para generar anticuerpos. Existe un antígeno que lo han extraído de la proteína del virus SARS COV 2, que genera muchísimos anticuerpos cuando se lo inyecta al caballo. Y este antígeno actualmente se le está inyectando al caballo, y la potencialidad de generar anticuerpos resulta impresionante. Podría entonces extraerse un suero masivo y potente que luego pueda ser usado como protección para los humanos ante la COVID-19 .
De parte del Estado hemos desplegado una extraordinaria estrategia de expansión de la investigación científica, y en donde hay dos aspectos a cuidar: que las investigaciones se realicen con seriedad y seguridad para los pacientes. Y evitar que se generen falsas expectativas. Por un lado el deber del estado es estimular al máximo la investigación; y por el otro, resguardar el rol de contralor y seguridad de los organismos de control como la ANMAT y el Instituto Malbrán, que están trabajando con mucha iniciativa y compromiso heroicos.
-Ministro, ojalá este reverdecer de la ciencia argentina no sea “pandémico” y se mantenga en el tiempo ...
- Lo mantendremos. Hemos estimulado mucho la asociación público -privada . Quiero hablar con el ministro Salvarezza (Roberto Salvarezza, ministro de Ciencia, Tecnologia e Innovación) para impulsar una Ley que tenga más en cuenta el rol como partícipe del sector público. Aclaro que estoy de acuerdo con la asociación público- privada, pero creo que el sector público tiene que tener una representatividad formal al estilo de otros países, como el caso de Israel con el Instituto Weizmann, que trabaja muy bien este modelo: mucha presencia estatal pero que a la vez estimula la investigación. La innovación determinará el futuro.
En la pospandemia nada será igual: ni en la salud, ni en la educación. La telemedicina, las recetas electrónicas, la organización público-privada, el teletrabajo son cuestiones que llegaron para quedarse.
Estos momentos representan una aceleración histórica; no solo sobre la investigación científica, sino también sobre la cultura. Y tenemos que aprovecharlo al máximo y tienen que quedarse como cambios útiles La aceleración que nos trae este tiempo y hasta lo traumático de los cambios tienen que quedar como cambios útiles y productivos para las sociedades.
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