La primeras imágenes de esta nueva manera de trabajo fueron difundidas por Ricky Sarkany: el fotógrafo de moda Cristian Welcomme y la modelo Morita Smith, cada uno desde su casa y en cuarentena, protagonizaron la primera sesión hogareña, que fue transmitida desde la cuenta oficial de Instagram del diseñador de calzados, el que trajo esa nueva modalidad al país. Toda una sorpresa.
Lo común: la videollamada. Lo distinto: cada uno explora la fotografía virtual de diferente manera. Ale Carmona le hace click a la pantalla de su computadora mientras, del otro lado, una persona se mueve. Él se especializa en fotos en movimiento y busca recrear la sesión como si ambos estuvieran en el mismo lugar. Bárbara Britvin propone a sus clientes que se hagan ellos mismos las fotos, mientras ella los guía o bien, en algunos casos, utiliza las funciones de FaceTime. Y Peter Puffer trabaja generalmente con modelos y, también emulando el vivo real, hace capturas de pantalla cuando ve la pose indicada. Todos editan el material, que para un ojo no entrenado logra resultados perfectos, y coinciden en que esta nueva modalidad irá más allá de la cuarentena.
Alejandro Carmona se dedica hace 10 años a hacer fotografía en movimiento porque le gusta lo que expresa la danza. Una semana antes del inicio de la cuarentena tomó imágenes en una obra de teatro y notó que el clima “estaba raro”. “La gente ya estaba sentada butaca de por medio, nos saludamos con el codo... Había otro clima”, recuerda a Infobae sobre la última noche en la que salió con su cámara a trabajar.
“Tardé 21 días en hacer la primera foto desde que comenzó el aislamiento. Necesitaba reacomodarme, guardé la cámara por un tiempo y me dispuse a entregar los últimos trabajos pendientes, a ordenar archivos, volví a mis proyectos personales, imprimí, edité en papel, escribí… Sin embargo extrañaba los encuentros, el ritual de tomar unos mates, charlar, escuchar historias, y luego hacer las imágenes”, cuenta sobre cómo nació el proyecto que hoy lleva adelante.
Un día se preguntó: “¿Podrían hacerse fotografías virtuales? Comencé a investigar, pero todo era muy tecnológico, había que bajarse apps o hacer que otro dispare en modo remoto. No se parecía a lo que tenía en mi cabeza. Yo quería hacer las fotos, mirarnos a los ojos, elegir cuándo disparar o dónde haría foco y, sobre todo, quería sentir de nuevo esa hermosa sensación de esperar la imagen... de sentir que está por llegar”.
Con esa idea dando vueltas llamó a su amiga Sofia: le explicó su idea y le propuso probarla esa misma tarde. “Charlamos un rato sobre lo que significaba para cada uno esta nueva situación y coincidimos en que a ambos nos dio un nuevo espacio para el autoconocimiento y la reflexión. Era hora de probar”.
Ella acomodó su celular para tener un buen ángulo y una linda luz natural, eligió la música que interpretaría y comenzó a moverse por todo el espacio que salía en pantalla. “¡Y, si! ¡Sucedió una vez más! Sofi contó su breve relato mientras yo, detrás de una pantalla, la acompañé con mi mirada”.
De esa tarde de fotos mediante una videollamada, Ale creó Siempre es ayer, un proyecto que “nos vincula más allá del lugar físico, de la distancia o del país donde nos encontremos, un proyecto que invita a seguir en movimiento, juntos, juntas, emocionados, mirándonos a los ojos”, describe.
“Necesité que sea así porque soy más de la vieja escuela y quería decidir cuándo hacer la foto. Técnicamente no cambia nada, porque registra lo que pasa en la pantalla. Busco el ángulo y, por temas de conexión, a veces las imágenes quedan con algunas rayas, pero en general nunca tuve problemas. Sí es un registro diferente”, asevera sobre el resultado.
Pese a lo virtual, Carmona busca mantener la cotidianidad del “cara a cara”. “Con el tiempo fui ganando experiencia para trabajar con este sistema”, dice y avisa que no suele grabar las videollamadas que realiza vía Zoom porque sigue con la intención de respetar el “vivo”: “Quizás lo haga, pero para otro proyecto”.
Pese a la extrañeza que sintió en el primer momento, también lo sorprendió y emocionó lo que pasó después: “Empecé con gente con la que trabajo desde siempre, pero también varias personas me escribieron de otros países porque querían hacerlo. Incluso hubo un caso en que un bailarín me contó que había vivido una situación particular y necesitaba expresarla a través de la danza”.
Ale espera que al fin de la cuarentena las actividades retomen su curso. Por el momento, asegura que “no le quise dar a esto un carácter tan comercial, pero es una alternativa que puede funcionar para algunas cosas”.
“La fotografía escena, que es la que hago, no volverá hasta dentro de muchos meses porque las compañías todavía no encontraron la veta”, asegura mientras se prepara para hacer fotos de un festival virtual de movimiento y discapacidad.
“Es un encuentro latinoaméricano que durará un mes y reúne a personas con discapacidades funcionales, y se realizará vía Zoom. Estoy ansioso por ese proyecto montado de manera virtual”, finaliza.
Bárbara Britvin tiene 33 años, nació en Buenos Aires, se graduó en Producción de Modas en la Universidad de Palermo y en 2013, tentada por un cambio de rumbo, se mudó a Panamá. Hasta ese momento era fotógrafa de deportes extremos y editora de video para un canal deportivo. “Un día a las 3 de la mañana estaba en un sótano editando un video de una competencia que se realizaba en Panamá... Lo miré y me dije: ‘¿Qué hago acá mirando lo que hacen allá?’. En 2011 comencé el proceso y dos años después me mudé definitivamente”, cuenta a Infobae.
La cuarentena en su país por adopción comenzó un día antes que en Argentina, pero esa decisión del presidente panameño Laurentino Cortizo no la asustó: “Cuándo empezó todo esto me entusiasmé mucho porque estaba en una tapa de frustración, creo que nos pasa a la mayoría de los artistas. Había un bloqueo, no sabía por dónde buscar y cuando el mundo frenó dije: ‘¡Guau! ¡Esto es lo que necesitaba!’. A pesar de estar lejos de mi familia, pensé que habría una oportunidad de hacer algo. Creo que en el caos siempre hay una oportunidad, pero que hay que saber buscarla. Así fue que vi el trabajo de fotógrafos de los Estados Unidos que hacían juegos tipo Facetime y pensé en cómo lograr esa calidad, cómo ayudar a la gente para sacarse una foto y que se vea como un trabajo profesional”.
Al igual que en Argentina, en Panamá comenzaron a reactivar las distintas actividades por rubros. La suya, cree, será de las últimas. Por eso, con una idea a medio armar le propuso a unas amigas tomarse fotos a distancia mientras ella las guiaba. “Quería ver cómo podía explicarle a gente que jamás manipuló una cámara de fotos la manera en que podía hacerlo; a gente que nunca pensó en la luz que entra en su casa y nunca supo qué es un encuadre también explicárselo, pero para que lo entienda sin que se transforme en una clase de fotografía que los aburra. La propuesta creció y luego de unas promociones comenzamos a recibir pedidos”, cuenta.
Ese proyecto implica a una persona con una cámara de fotos profesional o un celular, la app FaceTime o Zoom y ella del otro lado. “Con estoy tratando de mostrar que teniendo ganas siempre se pueden hacer cosas nuevas, incluso en este momento”, afirma Bárbara sobre las ideas que nacen en cuarentena.
“Toda mi familia está en la Argentina y yo tenía pasaje para el 19 de marzo, pero acá las cosas ya se había puesto serias y no viajé. Ahora —explica la modalidad de la cuarentena— tenemos horarios y días específicos para salir y nos dividen entre hombres y mujeres. A nosotras nos toca lunes, miércoles y viernes, y el horario es según el número de cédula. La mía termina en 8 y me toca salir a las 8 de la mañana”.
Luego de tener esa primera practica con una amiga, aclaró su panorama, armó un tutorial en el que explica los pasos a seguir para que la persona no sea simplemente fotografiada sino que sea parte del proceso de fotografiado.
Además, asegura que sus ideas constan de usar cosas sencillas que no requieran gastos sino que desarrolle la creatividad. “Cuando hacíamos sesiones en el estudio les pedía que trajeran una linda tela de sus casas. Con esos y unos ganchos por la espalda se hacen hermoso vestidos sin necesidad de gastar dinero. Todo pasa por la creatividad y ahora eso es fundamental, Por supuesto, además de un teléfono con buena cámara o una cámara de fotos”, asegura sobre los elementos que necesita para sus nuevas fotos.
La sesión tiene una pre producción en la que fijan hora (por la luz natural), y ella ayuda virtualmente a organizar el espacio que será utilizado y envía el video en el que explica cómo seguir. “El instructivo explica el paso a paso para que cuando se realice la sesión no falte nada”, dice.
La modalidad es una videollamada durante la cual ultiman detalles y cuando todo está listo inicia la sesión de fotos. “En caso de hacer FaceTime yo puedo controlar cuando hacer el click y sacar la foto. La otra opción es que la persona, guiada por nosotros haga las fotos y las editamos. En la edición se mejora la foto y se sacan los detalles que la persona desea o que estéticamente no queden bien, como un clavo en la pared, por ejemplo”.
Barbara cuenta que probó haciendo fotos a la pantalla, pero no le gustaron los resultados: “Intenté, pero siento que la calidad es muy fea. Podría funcionar, pero tiene que haber muy buena luz natural”.
Hasta ahora, su proyecto funciona muy bien en Panamá: “En esta semana hice tres sesiones: dos de niños y una embarazada. ¡Estuvo bien divertido! Y en los próximos días haré fotos de embarazos y otra que está por cerrarse que son tipo retratos”, anticipa.
Además, esta nueva modalidad la hizo notar que las personas se sienten más cómodas en la intimidad de su casa y detrás del teléfono.
“Creo que da para todo, incluso para algo más íntimo. Entiendo que hay cosas que la gente se anima a hacer cuando está sola en su casa o a través de FaceTime. Realmente, muchos quieren expresarse y mostrarse en su intimidad y ahora no tienen cómo hacerlo”, sugiere.
“Me gusta la idea de seguir explorando esta modalidad virtual porque rompe muchas barreras: ya no hay que viajar. Creo que lo vamos a mantener, quizás estructurándolo mejor, organizándolo de otra manera y con otros parámetros específicos, pero creo que va a quedar como una opción. Se abrió como una nueva oportunidad para todos”, finaliza.
Peter Puffer es fotógrafo freelance desde hace 8 años. Antes de la cuarentena cubría eventos y hacia fotos para marcas y revistas. “Arranqué haciendo books personales.. La cuarentena me agarró realizando campañas para marcas, uno de los últimos trabajos fue un video para una importante. Pero cuando comenzó el aislamiento dejé de trabajar”, cuenta.
A los 15 días de la cuarentena comenzó a sentir que necesitaba crear algo de contenido y ver el trabajo de algunos colegas de Europa lo animó.
“La primera sesión virtual se hizo desde una PC, a través de una videollamada. Yo apliqué la dirección creativa y la modelo, desde su celular, hizo distintos planos y poses, y una vez que obtuve lo deseado hice una captura de pantalla desde la compu. Luego, edité el material”, cuenta sobre su nueva especialidad.
Una de las primeras modelos con las que trabajó en estas semanas está en Italia. “La conozco hace años y le comenté que quería crear contenido, por lo que le mandé una reseña de mi idea. Lo hicimos ella en Italia y yo en Buenos Aires, por Skype”, recuerda.
Explicando qué factores le son importantes asegura que “para lograr mayor calidad de imagen hago directamente captura de pantalla. Le digo la modelo dónde tiene que ubicar el celular, a qué altura, cómo lo tiene que poner y además qué cámara del celular le conviene usar, pero generalmente es la delantera. Además necesito ver un poco el panorama de la casa para detectar la iluminación correcta. Siempre dependerá de cuánto nos ayude a la luz”, cuenta sobre lo que pasa en la videollamada que puede durar hasta una hora y media.
Si bien Peter trabaja con modelos, por estos días fue convocado por madres que quiere retratar a sus hijos. “Ya estoy armando la agenda para las sesiones fotográficas virtuales de las próximas semanas”.
Al igual que Bárbara, cree que “esto vino para quedarse", asegura. “La oportunidad de hacer fotos con personas que estén en cualquier parte del mundo es increíble y a medida que van avanzando las producciones uno va adquiriendo más experiencia y se vuelve más autoexigente. Creo que con el tiempo se va a lograr una muy buena calidad de imagen”.
Peter trata de no caer en comparaciones a la hora de ver la calidad su nuevo trabajo. “Intento no hacerlo porque obviamente es notoria la diferencia. No se puede hacer con un celular lo que se hace con una cámara profesional, y además la calidad de la señal de Internet puede afectar la imagen”.
Sobre la cuarentena, asegura que “en un principio me pareció complicada. Pensé cómo íbamos a hacer los fotógrafos que cubrimos eventos masivos, porque serán los últimos que se abran. Me preocupaba mucho, pero después surgió esto”.
El fotógrafo admite que su primera idea fue generar contenido y después notó que podía conseguir trabajo. “Esto me alivió la cuarentena, y le dedico mucho tiempo porque soy muy detallista”. Una de sus próximas producciones virtuales -anticipa- será con la modelo Valentina Zenera y la conductora Agustina Casanova.
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