La prolongación de la cuarentena por parte del presidente Alberto Fernández hasta el 24 de mayo terminó de tensar una cuerda que ya estaba rígida. En un extremo se ubica el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof; del otro, una buena parte de los intendentes que tienen peso propio en el conurbano bonaerense. Los reproches son en ambos sentidos, y variados. Algunos jefes comunales ya no dudan en mostrar su malestar a través de gacetillas de prensa difundidas desde sus propias comunas por la demora del mandatario para la “aperturas de comercios e industrias”, tal como se comprometió en la última conferencia de prensa que compartió con el jefe de Estado y el alcalde porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
En otros municipios, como La Matanza, los apuros son otros. No pueden contener a los vecinos que de facto rompen la cuarentena para salir montar puestos callejeros. A diferencia de algunos de sus pares, Fernando Espinoza prefiere que se demore más la habilitación de otras actividades. “No podemos usar la fuerza pública para que la gente se quede en sus casas. Se nos vuelve en contra”, reconoció ante Infobae uno de sus colaboradores. De todos modos, saben que el distrito es caldo de cultivo para el COVID-19: concentra la mayor cantidad de asentamientos y barrios carenciados del Conurbano, 115 en total. Sin embargo, también necesita que se abran algunas actividades, aunque no lo hace público. En su territorio, se concentra uno de los mayores polos de marroquinería de la provincia. Son cientos de pymes, junto a las pequeñas fábricas de vidrio, que aún no fueron habilitadas para trabajar.
Intendentes de las zona norte y oeste coinciden en señalar que durante el comienzo de la pandemia Kicillof se desmarcaba de Fernández: mientras el Presidente sostenía que no había que elegir entre la salud y la economía, el ex jefe del Palacio de Hacienda llamaba a hacer un equilibrio entre ambas. Ahora está alineado al primer mandatario.
“Los intendentes son voraces. Son forajidos. Si pueden, me comen el hígado. Si hasta se juntan para ver cómo se pueden quedarse con la coparticipación provincial que recaudan”, se lo escuchó decir a Kicillof. La frase no es una exageración: vuelven al ataque con quedarse con un porcentaje mayor por la recaudación el impuesto automotor (patentes).
En La Plata perciben cada movimiento de grupos de intendentes como una jugada en su contra. Un ejemplo. El mandatario provincial se enteró por los medios de que un grupo de jefes comunales del Frente de Todos, realizó una videoconferencia con Rodríguez Larreta y el infectólogo y asesor presidencial, Pedo Cahn, “para compartir experiencias y trabajar en un único mensaje”, según ellos mismos difundieron. El articulador de la movida fue Jorge Macri, el primo del ex Presidente.
"¿Qué único mensaje tienen que bajar ellos con Horacio?”, le preguntó, irónico, el gobernador a uno de sus colaboradores que más tarde habló con Infobae.
Los líderes comunales peronistas fueron cuatro Federico Achaval (Pilar), Juan Andreotti (San Fernando), Leo Nardini (Malvinas Argentinas) y Ariel Sujarchuk (Escobar). En la pantalla también estaban sus colegas “amarillos”, Macri y Gustavo Posse (San Isidro).
También estaban en línea los secretarios de Salud de esos municipios y representantes de las intendencias de Tigre y de Exaltación de la Cruz.
Rodríguez Larreta, apoyado por el doctor Cahn, les aseguró que la apertura de nuevos rubros en territorio porteño no genera ningún tipo de peligro para que el virus se disemine en los municipios a través de los hombres y mujeres que se movilizan hacia Capital Federal para trabajar.
“El coronavirus ya está circulando. Hay que mantener el distanciamiento social, usar tapaboca y la higiene en las manos”, les recordó el infectólogo. Ninguna novedad por ese lado.
Estos intendentes, que pertenecen a la primera sección electoral, ven con entusiasmo cómo el jefe de gobierno porteño se diferenció de Kicillof en cuanto a la apertura selectiva de la cuarentena, a pesar de los casos de coronavirus que no dejan de azotar a los barrios más vulnerables de su territorio, como la Villa 31, en Retiro, y la 1-11-14, en el bajo Flores.
Según los datos oficiales, ni sumando los casos de coronavirus positivos en esas cuatro comunas se acercan a los enfermos registrados en los barrios más vulnerables de CABA, que ya superan los 900.
San Fernando, por poner solo un caso, registra solo 39 infectados por COVID-19.
Tal es la avidez por comenzar a reactivar la economía local, que en esas comunas se implementaron apps de compras propia –como ya informó Infobae- donde se incluyen actividades cerradas, como zapaterías, entre otras.
Esa posición difiere de varios de los alcaldes de la tercera sección electoral, conformada entre otras por las municipalidades de Almirante Brown, Avellaneda, Berazategui, Berisso, Esteban Echeverría, Ezeiza, Florencio Varela, La Matanza, Lanús, Lomas de Zamora, Magdalena, Presidente Perón, Punta Indio y Quilmes, que prefieren una apertura moderada, tal como lo propone Kicillof y el propio presidente Fernández.
Tanto es la diferencia de criterio que tienen algunos intendentes con otros, y el propio gobernador, que al terminar la videoconferencia con Rodríguez Larreta, Andreotti le hizo llegar a las redacciones de noticias una gacetilla en la que sostiene: “Desde San Fernando estamos esperando el decreto de lo anunciado por el Gobernador para presentar los diferentes protocolos para la apertura de comercios, y también de algunas industrias para que puedan funcionar en el distrito”.
La frase parece ser una clara crítica por la “lentitud” de la administración bonaerense en tomar esas medidas, aunque allegados a Andreotti lo desmientan ante Infobae.
En el mismo comunicado, el jefe comunal agregó: “Durante esta semana iremos comunicando novedades a cada vecino indicando qué actividades tienen la posibilidad de trabajar -siempre pidiendo los protocolos de seguridad necesarios“, algo que aún no ocurrió.
“Sabemos que a futuro la situación económica de cada municipio se va a complejizar, y el gobierno de la provincia también lo sabe y no tenemos dudas que va estar trabajando con los municipios y brindándonos su ayuda”, tratan de suavizar ahora los intendentes de la auto denominada “Región Norte 2”.
“Axel es lento. A pesar de las urgencias, demora lo que anuncia o sus funcionarios no lo saben implementar. Y hablo por experiencia”, reflexiona un intendente de la zona oeste, que mantiene distancia con alguna de las políticas económicas y sanitarias aplicadas por el gobernador, y se explaya: “Nosotros ya recorrimos caminos que los nuevos funcionarios aún no transitaron. Cuando ellos se compran un jean, nosotros ya lo hicimos barbijo”.
Un pope sindical, con impecable diálogo con la mayoría de los alcaldes del conurbano, y con el propio Kicillof y Alberto Fernández, que también habló con Infobae, interpreta: “Cuando Axel y sus funcionarios se estaban acomodando les estalló el coronavirus en la cara. Están haciendo lo que pueden y lo hace bastante bien. Prioriza la salud a la economía. Ese camino lo marcó Alberto, y Axel lo siguió. La contradicción es que en un principio, Kicillof, hablaba de cuidar la economía, por eso algunos muchachos lo critican hora que se le desplomó la recaudación y no les alcanza la plata que les gira provincia y que no es poca, unos mil millones de pesos mensuales para repartir entre los 135 municipios según las necesidades de cada uno”.
Desde la gobernación son implacables ante este medio cuando se les hace saber que hay líderes locales que aseguran no tener plata ni para pagar los sueldos de sus abultadas plantillas de empleados públicos.
“Qué usen la plata que tienen en los plazos fijos del Banco Provincia. Durante la gestión de la ‘Hechicera’ (por María Eugenia Vidal) hicieron negocios invirtiendo en distintos instrumentos utilizados para evitar la devaluación de la moneda", disparan y aportan cifras concretas:
La Matanza, 8.400 millones de pesos; San isidro, 90 millones; San Miguel, 643 millones; San Fernando 147 millones; Lomas de Zamora, 637 millones; Malvinas Argentinas, 200 millones; Almirante Brown, 475 millones; Lanús, 669 millones, entre otros.
“Si no hubiéramos conformado ese fondo ya habríamos tenido una crisis fiscal fenomenal. Lo usamos para tapar agujeros, la demanda social se viene agravando mes a mes desde 2018, lo usamos para eso. Aprovechamos los altos intereses que otorgaba el Banco Provincia para beneficiar al vecino”, se defienden desde el entorno de Espinoza.
El distrito que gobernó Verónica Magario hasta llegar a la vicegobernación es un polvorín. Lo saben ella, Kicillof, Espinoza y Alberto Fernández. Todos observaron imágenes tomadas por celular de los vecinos matanceros desde la mañana temprano saliendo a las calles para armar puestos callejeros, venta ambulante, improvisadas ferias y hasta para abrir comercios que no están habilitados. Temen que la pandemia explote en el distrito que concentra a casi dos millones y medio de habitantes.
Lo mismo ocurre en Quílmes, pero a diferencia de cualquier otro referente del Frente de Todos en el conurbano, Mayra Mendoza, alineada a La Cámpora, ella está jugada por Kicillof. Ese fue el primer distrito dónde fueron desplegados efectivos del Ejército Argentino para repartir viandas calientes entre los más necesitados. También allí comenzaron las detecciones de coronavirus por parte del ministerio de Salud provincial.
La estrategia es detectar casos y evitar brotes en sectores vulnerables por los barrios en donde se reportaron aumentos de casos positivos de COVID-19 como en “La Matera” y en el barrio “La Paz”.
También se testearon familias de los barrios “Sargento Cabral” y “Los Amigos” de San Vicente; y “La Fe” de Lanús.
En las próximas horas se harán operativos especiales en La Matanza, ya que junto a Lanús, San Martín, Merlo y Moreno, tienen la mayor cantidad de contagios registrados hasta el momento.
La preocupación en La Matanza es que en las últimas horas se detectaron 26 nuevos casos y el total de contagios llega a 175. Y para agregarle mayor dramatismo, una paciente que estaba internada se escapó y se refugió en la casa de un familiar en La Tablada. El caso derivó en la movilización de ambulancias y profesionales de la salud que parecían llegados de la NASA.
Como se puede observar, todos están de acuerdo en que la salud y la vida está primero. Pero la economía, la baja en la recaudación, los rojos fiscales municipales, el desempleo y la pobreza que golpean las puertas de los intendentes, las actividades comerciales paradas son un volcán en erupción que ya provoca chispazos entre la gobernación y las municipalidades, sin importar ideologías y colores partidarios. Y eso que, al menos por ahora, la pandemia parece estar bajo control. Al menos eso es lo que dicen los infectólogos que asesoran al jefe de Estado.
Seguí leyendo: