Infobae dialogó con Josepmaría Argemi, médico internista hepatólogo español, investigador y docente de la Universidad de Navarra, de la Universidad de Pittsburgh y del Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) sobre su lucha contra el COVID-19 en la primera línea, su experiencia al haber contraído el virus SARS-CoV-2, cómo vivió el proceso de recuperación de la enfermedad pandémica y lo que visualiza de la situación actual en España y Argentina.
Junto a Manuel Landecho, médico internista español, participaron de un revelador simposio virtual organizado por el Hospital Universitario Austral de Argentina y la Universidad de Navarra de España y moderado por el doctor Fernando Iúdica, director médico del Hospital Universitario Austral y por la doctora Wanda Cornistein, jefa de control de infecciones del Hospital Austral.
Allí compartieron sus experiencias y lecciones aprendidas en la primera línea de atención frente al COVID-19, con la singularidad de que Josepmaría se infectó, y tras una serie de días aislado se recuperó y reincorporó al staff de la Clínica Universidad Navarra (CUN), en donde se dedica a seguir la evolución clínica de pacientes con trasplantes hepáticos.
En diálogo exclusivo con Infobae, el investigador contó su experiencia:
-¿Se sabe cómo ha sido que se contagió de coronavirus?
-Todavía no sabemos muy bien como me contagié. El asunto es que probablemente fue uno de los pacientes trasplantados hepáticos con los que trabajo. Quizás fue alguno de los primeros casos importados que hubo aquí en Navarra, comunidad situada en el norte de la península ibérica, y empezamos a tener casos en la Clínica Universidad Navarra (CUN), en donde atiendo. Un domingo comencé a tener tos, precisamente el 11 de marzo y cuando llevaba un día entero de una tos seca muy molesta, sin fiebre, en un momento dado al ver que había unos primeros casos de COVID-19 pensé que era importante hacerme el test y resultó que tenía carga viral. Allí estuve tres semanas aislado en mi habitación. Fueron días muy productivos, ya que desde mi computadora me conecté con muchas personas, expertos y otros investigadores. Recopilamos mucha información y estudios científicos. A los 21 días me hicieron otro test que me seguía saliendo positivo, aunque la carga viral se había reducido considerablemente. Tres días después, a los 23 días, ya me dio negativo el estudio.
-¿Sus contactos estrechos dieron positivo también?
-En el momento en el que di positivo testearon a alrededor de 30 de mis compañeros de las áreas en las que trabajo y todos resultaron negativo. Vivo con otras 8 personas, todos permanecimos en cuarentena y aislados, cumpliendo con el protocolo ante un caso confirmado. Todos ellos fueron negativos, es decir que no contagié a nadie. Por otro lado, los casos que se empezaron a ver en Navarra fueron con una clínica muy aparente: fiebre muy alta, claros signos de neumonía bilateral y complicaciones respiratorias acompañadas con fuertes dolores de cabeza.
-¿Además de la tos seca, presentó otros síntomas?
-El otro síntoma que tuve fue que no notaba el sabor, esto se denomina en la medicina disgeusia y lo mismo me sucedía con el olfato, llamado anosmia. Ahora que pasó un mes mantengo esos síntomas.
-¿Cómo fue su experiencia en la atención a pacientes COVID-19 positivos?
-En mi caso particular, durante mi aislamiento fue el pico de mayores casos y números de muertes en España. Cuando me reincorporé a la clínica ya disminuyeron los números. El hospital en donde trabajo está dividido en dos, una zona que se bautizó “COVID” y una denominada “limpia”, y hemos tenido que aprender a trabajar con nuevos protocolos, siempre con los equipos de protección, atentos a todas las indicaciones y siguiendo la enfermedad minuto a minuto, que es muy dinámica. Se ve en la Unidad de Cuidados Intensivos de la CUN una gran cantidad de pacientes con insuficiencias respiratorias que han requerido tratamientos para frenar lo que se denomina un síndrome hiperinmune, una inflamación muy importante en los pulmones y a su vez en otros órganos que se ven afectados, pero sobre todo que complican la función respiratoria.
-¿Cómo visualiza la actualidad de la situación en Argentina en relación a las medidas adoptadas de cuarentena y la lucha contra el coronavirus?
-Me sorprendí muy gratamente de que las autoridades argentinas pudieran prevenir de una manera rápida y eficaz lo sucedido con el coronavirus. En España se nos tendría que haber confinado con rapidez, aunque es difícil saber con tanta anterioridad que es lo que va a a pasar. Sin embargo, algunos estudios resaltan que si hubiéramos “encerrado” al país una semana antes, los números tanto de casos como de fallecidos hubieran sido considerablemente más bajos. Lo que ha hecho Argentina hizo que los números de la curva de contagios sean mucho más controlables, y que no colapse vuestro sistema de Salud, a diferencia de lo que le sucedió a Italia y a España.
-¿Cómo cree que evolucionará la propagación del virus SARS-CoV-2?
-Es la pregunta del millón. Lo que se está intentando averiguar aquí es lo que va a venir. Ante esta situación hay dos escenarios posibles: uno es que haya un gran número de personas asintomáticas que han estado en contacto con el virus y han generado los anticuerpos que los protege del SARS-CoV-2, esto se denomina inmunidad de rebaño; es lo que se intenta lograr con la vacuna de la gripe por ejemplo, donde es posible que vacunando estratégicamente se consigan parar los daños de ese virus durante una temporada en particular. Para poder tener idea de cómo estamos parados frente a este escenario es necesario implementar encuestas serológicas significativas en la población, en donde a partir de este estudio en sangre se puede determinar cuántas personas tienen en sus cuerpos los anticuerpos contra el SARS-CoV-2.
El otro escenario que se baraja es que no estemos protegidos. Es muy posible en ese caso que haya repuntes o rebrotes de la pandemia tanto a nivel local aquí en España y/o a nivel global. Estamos insistiendo mucho a distintos niveles, en aumentar el número del test de la PCR, que permite ver si existe el virus en el organismo en ese momento en particular. Una cosa es determinar si las personas tienen protección contra el virus por los anticuerpos o si efectivamente presentan carga viral en la actualidad. Hoy tanto este testeo (PCR) como el serológico son muy importantes.
-¿Qué se sabe de la reinfección en el caso de COVID-19? ¿Se puede tener dos veces coronavirus?
-No tenemos la suficiente información sobre el riesgo de reinfección, es decir no sabemos muy bien que sucede con seguridad, pero se ha visto que algunos pacientes con síntomas leves tienen menores anticuerpos respecto a aquellos que han cursando una enfermedad más grave. Eso podría indicar que los pacientes que han tenido una infección menor no tendrían los suficientes anticuerpos para poder evitar que si vuelven a estar en contacto con el virus se vuelvan a infectar.
-¿Cuál es su visión respecto al tratamiento de la enfermedad COVID-19?
-Respecto al tratamiento los médicos estamos ante un panorama que nunca antes habíamos vivido: nos encontramos frente a una enfermedad grave, en donde las decisiones hay que tomarlas con rapidez y en donde se sabe que hay dos ensayos bien hechos, aunque uno es el del lopinavir y ritonavir -medicamentos que se prescriben contra el VIH-, en donde ninguno de estos dos fármacos mostraron ser efectivos contra la carga viral del SARS-CoV-2.
Por otro lado se ensayó con la hidroxicloroquina y la azitromicina, aunque tampoco tenemos la suficiente evidencia científica de que pueda ser efectivo. Lo bueno es que ha mostrado eficacia en estudios experimentales y no se trata de fármacos que juntos sean tóxicos, por eso los administramos con seguridad, y ante la necesidad de dar respuesta a pacientes que se encuentran críticos. Pero será necesario recopilar más información científica para recomendar tratamientos, es importante ser cautos en este sentido.
Cuando un paciente empeora rápidamente, es una señal de que el síndrome hiperimmune o de cascada de citoquinas -proteínas responsables de la comunicación intercelular- está empezando a dar la cara. Lo que hemos visto en nuestra experiencia es que la administracion de corticoides durante unos días previene en muchos casos esa progresión. También pensamos que hay un daño pro-trombotico (formación de coágulos) y por eso damos un anticoagulante llamado heparina. Finalmente, en casos muy graves y que tienen una citoquina llamada IL6 elevada, estamos administrando un fármaco que bloquea esa molécula, como Tocilizumab o Sarilumab. Clave en todo este proceso es la adecuada oxigenación que en casos muy severos requiere ventilación mecánica.
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