El caso anticipado por Infobae del empresario fallecido por coronavirus que llegó a la Argentina el sábado pasado, en un avión oficial de repatriados, sigue sumando misterios. La Justicia ya comenzó a tomar declaraciones en busca de datos que permitan reconstruir cómo se gestionaron y autorizaron los trámites para que el cuerpo de Elías Masri pudiera ser regresado al país. Es que el reconocido agente de bienes raíces había fallecido por COVID-19 y la documentación que acreditaba las razones de ese deceso nunca se adjuntaron. Los papeles, incompletos, solo decían “muerte natural”.
En la reconstrucción de esta historia, un detalle llamó la atención de los investigadores: el féretro que llevaba los restos de Masri viajó dos mil kilómetros por tierra, entre Nueva York y Miami, para poder abordar el avión de Aerolíneas Argentinas para traer a más de 200 ciudadanos varados en Estados Unidos por el cierre de las fronteras a raíz de la pandemia, señalaron a Infobae fuentes del caso. Ese vuelo fue coordinado por Cancillería, junto a los ministerios de Transporte, Interior, Seguridad, Defensa y Salud.
Masri es un poderoso agente de bienes raíces que se había mudado a Estados Unidos en los 80 y que falleció a los 91 años en su casa de Manhattan, el 7 de abril, como consecuencia de COVID-19. En un principio, la familia había hecho saber a Aerolíneas que iban a trasladar el cuerpo a Miami en avión privado. Pero más tarde avisaron del cambio de planes.
Así se desprende de la presentación a la que accedió Infobae y que hizo Aerolíneas Argentinas ante la Justicia de Lomas de Zamora, en donde el juez Federico Villena y la fiscal Cecilia Incardona intentan establecer quién fue el responsable de que un cadáver de una persona que había muerto por coronavirus llegara al país, en medio de todas las restricciones ordenadas por la emergencia sanitaria y sin declarar las razones de ese fallecimiento.
Desde la empresa, se apunta a Cancillería: “La documentación llegó certificada por ellos, para ser presentada directamente ante Sanidad de Frontera”, señalaron las fuentes a este medio. En Cancillería, sin embargo, rechazaron esa interpretación. “Solo se certificó que las oficinas públicas de Estados Unidos estaban cerradas y por eso no estaba completa la documentación. Nosotros nos encargamos del traslado de las personas que habían quedado varadas. Aportamos las listas, pero no lo organizamos nosotros el vuelo. La familia del fallecido se encargó de pagar el pasaje para poder viajar. La Cancillería solo interviene en traslado de fallecidos de manera excepcional si un argentino muerto en el exterior no tiene dinero para volver”, subrayaron los voceros consultados por Infobae.
Tal como lo reveló Infobae el miércoles, al hacer pública la historia, ya había existido un primer intento de traslado, en un vuelo privado de Baires Fly desde Nueva York a Buenos Aires, y en donde a través de gestiones informales se había enviado la documentación que acreditaba que el fallecimiento era por COVID-19 y en donde se les avisó que el traslado era imposible. Sin embargo, según Aerolíneas, desde autoridades del servicio diplomático de Washington se la consultó sobre el traslado del cadáver y en los papeles no estaba el detalle del deceso.
Antes del inicio de la pandemia ya era obligatorio para el traslado de cualquier cuerpo en un avión que se presenten tres documentos: 1) el certificado de defunción; 2) la certificación de que la persona no padecía de enfermedades infecto-contagiosas, elaborada por la autoridad sanitaria local; y 3) el certificado de la funeraria que indique que el cuerpo ha sido preparado de acuerdo con las regulaciones del transporte internacional y colocado en un contenedor de metal herméticamente sellado, y éste último colocado en otro contenedor adecuado para el transporte.
La hipótesis de la investigación es que “el traslado del féretro se habría realizado sin contar con la totalidad de la documentación imprescindible para hacerlo efectivo con el objetivo de ocultar la causa de muerte del fallecido (COVID-19) y así poder ingresar el cadáver al país”.
La familia Masri dio su versión de los hechos: en un comunicado, aseguró que nunca ocultó o falsificó información y que las gestiones fueron hechas por la funeraria, una casa velatoria “vip” de Nueva York, en donde suelen despedir a ricos y famosos. También apuntó contra el Ministerio de Salud, al afirmar que nunca habían tenido respuestas a ese primer vuelo privado y por eso optaron por el vuelo de línea que salía el sábado.
Cómo se gestó la llegada del cadáver al avión de repatriados
Según el documento al que accedió Infobae que fue entregado por Aerolíneas a la Justicia, el 15 de abril, autoridades del servicio diplomático de Washington llamaron al gerente regional de América del Norte y Centroamérica de Aerolíneas para consultar si se podía trasladar un féretro en el vuelo especial de repatriación, programado para el sábado 18. El dato no llamó la atención: en medio de la pandemia, son las autoridades diplomáticas las que confeccionan las listas de los vuelos. “En principio, no hay problema”, contestó el gerente.
Un familiar se comunicó y lo derivaron al “jefe de ventas de Cargas” para coordinar la documentación, el precio que se debía pagar y la logística de la entrega del féretro. Según la presentación de Aerolíneas, la familia informó que los restos iban a ser trasladados “desde el aeropuerto John Fitzgerald Kennedy en Nueva York al Aeropuerto lnternacional de Miami a través de un vuelo privado”, que iba a a llegar sobre el mediodía del 17 de abril.
En ese contexto, dice la empresa, se le informó a un familiar, el yerno del fallecido, “la documentación que debía completarse previo al traslado”. Otro empleado se comunicó con otro familiar de Masri y con personal de la funeraria y ahí se explicó que “los planes iniciales habían cambiado y que los restos serían trasladados por vía terrestre a Miami y estarían arribando el mismo viernes 17 de abril, después del mediodía”.
El traslado lo realizó personal de la funeraria Frank E. Campbell, desde la ciudad de Nueva York (NYC) hasta la ciudad de Miami, vía terrestre. Fue en una carroza para transportar el ataúd, que era seguida por dos vehículos particulares con personal de la funeraria y amigos del fallecido.
Según la presentación de la aerolínea en la Justicia, cuando la empleada de Aerolíneas Argentinas requirió que “se le adelantara la documentación”, la respuesta fue “copias del certificado de defunción que indicaban que la muerte de la persona había sido por causas naturales en su residencia”. Literalmente, el papel decía: “The remains died at his residence, due to natural causes”, es decir, el fallecido “murió en su residencia, debido a causas naturales”.
Ninguno de los que intervinieron tuvo objeciones sobre la documentación que había sido remitida por parte de la funeraria y en particular el certificado de defunción emitido por el Departamento de Salud e Higiene Mental de la ciudad de Nueva York. Se aceptó así incluirlo en el vuelo de repatriación del 18 de abril.
El féretro llegó a las 2 de la tarde del 17 de abril y quedó en el depósito en el aeropuerto de Miami. Estaba perfectamente acondicionado, con un doble cofre de metal. El viaje se concretó ese sábado 18.
Al llegar a Ezeiza, un despachante de aduana contratado por la familia para gestionar la liberación del féretro por parte del personal del Transporte de Carga se enteró de que los restos habían pertenecido a una persona muerta por COVID-19 y por ese motivo personal de Sanidad de Frontera “había intervenido e impedido la liberación del féretro”, afirmó Aerolíneas.
“La documentación presentada por los solicitantes no hacía referencia a que el Sr. Masri había muerto como consecuencia del COVID-19 a pesar de conocer dichos requirentes que –de manera previa– le habían rechazado el transporte del cuerpo por esa causa. De haber sido presentada a la compañía esa misma documentación, bajo ningún aspecto se hubiera realizado el traslado solicitado”, remarcó Aerolíneas Argentinas en el juzgado.
Tras hacer su relato de los hechos, Aerolíneas volvió a apuntar contra la familia, al sostener que “se presentó deliberadamente a la empresa un certificado de defunción estándar” y remarcó que “si se verifica la documentación enviada, resulta como causal del fallecimiento la muerte natural del Sr. Masri en su residencia”. En esa presentación, también hizo extensivas las supuestas responsabilidades a las autoridades diplomáticas. “Ello permitiría asumir que nuestro personal en Miami habría actuado de buena fe y que habría sido inducido al error al omitirse acompañar la información completa y veraz. Sin embargo, a los fines de deslindar responsabilidades y verificar que se han cumplido los procedimientos establecidos, hemos iniciado las investigaciones administrativas correspondientes”, concluyó.