En pos de menguar los riesgos de una propagación masiva del coronavirus, el aislamiento social, preventivo y obligatorio comenzó a regir el 20 de marzo último. Desde entonces muchas actividades entraron en un parate que, en la mayoría de los casos, se extiende hasta hoy. El efecto de la cuarentena se advierte a primera vista en la vía pública, en las calles, donde la circulación se redujo a niveles mínimos e indispensables.
El contexto causó -lógicamente- una la merma de accidentes viales. En el mes comprendido entre el viernes 20 de marzo y el lunes 20 de abril pasado, en la ciudad de Buenos Aires solo hubo una víctima fatal: el 7 de abril un camión embistió a un auto sobre la autopista Dellepiane en el barrio porteño de Villa Lugano y producto del hecho, perdió la vida un hombre de 44 años que viajaba en el coche.
En comparación con las estadísticas del mismo período en 2019, el número de siniestros totales en territorio porteño se redujo un 33 por ciento, según datos de la Secretaría de Transporte y Obras Públicas del gobierno porteño. Los casos que terminaron con lesionados bajaron 29%. Y en los que se registraron fallecidos, 89%.
Las cifras definitivas de abril reflejarán al cabo del mes un importante contraste con respecto a los registros de 2018, cuando hubo 15 muertos en siniestros viales, y de 2019, año en el que se contabilizaron 9 víctimas fatales, siempre hablando del mismo lapso de tiempo.
Los números son positivos, sin embargo, desde que comenzó la cuarentena en la ciudad de Buenos Aires se produjeron cuatro accidentes que involucraron a ambulancias del Sistema de Atención Médica de Emergencias (SAME).
El último ocurrió el fin de semana pasado. En la madrugada del domingo chocó una unidad en el barrio porteño de La Boca, cuando se dirigía a asistir otro accidente. Anteriormente, otras tres ambulancias utilizadas por los hospitales porteños Álvarez, Ramos Mejía y Vélez Sarsfield, atravesaron la misma situación y sufrieron daños mientras acudían a emergencias.
Al respecto, el titular del SAME, Alberto Crescenti, culpó a la imprudencia de los conductores y pidió “respetar las velocidades máximas y las señales de tránsito”. Es que ante la disminución del caudal vehicular y las calles vacías, hay conductores que tienden a pasar semáforos en rojo o subir la velocidad del vehículo, sin tener en cuenta el trabajo de los vehículos de emergencia, que pueden aparecer en forma sorpresiva.
Según Crescenti, en un promedio anual, el SAME saca de circulación una ambulancia de su flota a consecuencia de un accidente de tránsito. “En la actualidad tenemos 70 unidades de alta complejidad. Perdimos cuatro ambulancias en menos de un mes y nos va a costar mucho reponerlas”, advirtió el médico, quien la semana pasada también fue víctima de un accidente, cuando la camioneta en la que se trasladaba junto a su chofer chocara contra un auto en el barrio de Recoleta.
“Que haya menos autos en las calles no implica no respetar las velocidades máximas y pasar por alto los semáforos en rojo. Hoy más que nunca debemos ser prudentes al volante y respetar las normas de tránsito para prevenir la sobrecarga del sistema de salud con siniestros viales que pueden evitarse”, coincidió Juan José Mendez, secretario de Transporte y Obras Públicas de la Ciudad de Buenos Aires.
Los motociclistas, los principales damnificados
Un relevamiento de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) evidenció que durante los feriados de Semana Santa y ante la considerable disminución del flujo vehicular, 16 personas murieron como consecuencia de siniestros viales en todo el país.
La cifra representa un 61 por ciento menos de fallecidos con respecto al mismo período del año pasado, cuando se registraron 41 víctimas viales. Del total de las víctimas, el 81% fueron motociclistas. No es algo nuevo: los estudios demuestran que históricamente, los que viajan en motos representan el mayor índice de lesionados en el país. Y la falta del uso de elementos de seguridad como el casco es la principal causa de las vidas perdidas.
Atendiendo la cuestión, la ANSV trabaja para implementar el Plan de Seguridad Vial para Motociclistas para cuando finalice el aislamiento preventivo y obligatorio. Se trata de un trabajo que será en conjunto con las provincias y los municipios, comenzando por la región NEA, donde se presentan los índices más altos de siniestralidad vial.
Este plan consiste en llevar adelante campañas de concientización y educación vial, aumentar la exigencia del examen para la obtención de la licencia de conducir, incrementar la cantidad de controles en la vía pública, entregar cascos y fomentar el trabajo en conjunto con empresas y sindicatos para reforzar los conocimientos sobre la temática.
“Es fundamental entender que la seguridad vial es una cuestión de salud pública. Así como hacemos caso a quedarnos en casa y a usar el barbijo para evitar el contagio de coronavirus, una vez que esto pase debemos hacer lo mismo con el uso de los elementos de seguridad como el casco. La movilidad segura de los motociclistas es uno de nuestros ejes de gestión”, expresó el director ejecutivo de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, Pablo Martínez Carignano.
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