Esta semana se conocieron casos de coronavirus positivos en al menos dos establecimientos, en Belgrano y Parque Avellaneda. Y es imposible no pensar en lo que pasó en Europa en los países de España o Italia, en donde las residencias para mayores fueron golpeadas por la enfermedad.
El martes por la noche, un geriátrico del barrio porteño de Belgrano fue desalojado y clausurado a raíz de un contagio masivo de coronavirus entre los empleados y los residentes del lugar. Se trató de la residencia para mayores Apart Incas, ubicada sobre la Avenida de los Incas al 1000, en la esquina con la calle Zapiola, donde –trascendió– viven 29 adultos mayores. Y este mediodía, en el hogar San Lucas, un geriátrico del barrio porteño de Parque Avellaneda, se confirmó que una persona murió por coronavirus y otras siete están contagiadas.
El ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, anunció que “la Ciudad va a tomar acciones penales contra el geriátrico” Apart Incas del barrio porteño de Belgrano, donde se contagiaron de coronavirus “14 adultos mayores que residen allí y 4 trabajadores”, y que fue clausurado anoche tras la evacuación realizada por el SAME.
“El geriátrico no dio una respuesta apropiada para hacer las derivaciones. Hicimos la evacuación, se clausuró el geriátrico. Se van a iniciar acciones penales contra el geriátrico”, dijo el funcionario esta mañana en conferencia de prensa. Por su parte, el jefe de los fiscales de la Ciudad, Juan Mahiques, aseguró que en principio se están investigando a los propietarios y autoridades del hogar de adultos mayores para saber el grado de responsabilidad que tienen. “Después se va a saber si a algún funcionario de la Ciudad también le cabe alguna responsabilidad”, señaló.
Sin embargo, desde Geriátricos de Buenos Aires, un grupo de 70 establecimientos geriátricos de la Ciudad, manifestó a las autoridades sanitarias, a los ministerios y municipalidades de la Ciudad, su extrema preocupación por la situación en la que se hallan los establecimientos geriátricos en cuanto al COVID-19, especialmente por tratarse de la comunidad más sensible y expuesta.
“Desde que comenzó la pandemia y en particular desde que se declarara la cuarentena no hemos recibido respuesta sobre los asuntos mas relevantes para el manejo de nuestros centros. Nuestra preocupación creció aún más cuando vimos cómo se manejan casos sospechosos o positivos de COVID-19, casos conocidos diariamente por todos los medios y redes sociales, en los que se producen fallas y luego evacuación por completo de residencias, atentando contra el sistema hospitalario, generando pánico entre clientes, familiares y los propios directores de las residencias geriátricas, lo que podría dar lugar a que se tomen decisiones erróneas y por este temor un familiar o centro oculte, no denuncie o maneje esta situación de manera incorrecta con nefastas consecuencias. Lo que en efecto ya puede estar sucediendo”, explican en el comunicado.
En el escrito el grupo solicita -entre otras cosas- “un protocolo claro y asistencia inmediata en caso de baja simultanea de varios empleados vinculados a la atención y un protocolo claro y concluyente más solución material para el manejo del paciente con síntomas compatibles a gripes estacionales y/o COVID-19”.
“Nos encontramos ante una pandemia incontrolable -sostienen-, que a hecho estragos en los países centrales, colapsando el sistema sanitario y la contención de las residencias de ancianos y debe quedar claro que nosotros no seremos la excepción y que eso tampoco nos convierte en asesinos. Hemos solicitado por todos los medios que el estado nos ponga como prioridad y que no se nos estigmatice si sufriéramos contagios en nuestras instituciones, puesto que es muy difícil saber por dónde entra o aun sabiéndolo, cómo actúa un virus desconocido. Hacemos todo lo que esta a nuestro alcance pero debe saberse que no garantiza que podamos evitar el contagio”.
Al respecto, Hernán Fraga, economista y titular del establecimiento Momentos Dorados, explicó en dialogo con Infobae: “Lo que pedimos es fundamentalmente la asistencia rápida y efectiva para casos sospechosos. Nos están haciendo acudir a líneas generalistas como la 148. Pasan las horas o incluso los días y si un caso sospechoso termina siendo un caso confirmado dejamos una bomba biológica dentro de una residencia donde se van a morir la mitad de los residentes”.
Desde los distintos establecimientos aseguran que las residencias se quedan sin personal para atender a los pacientes, por enfermedad, por presunción, por precaución o por temor, a lo que debe sumarse también los empleados que ya se encuentran de licencia por ser personas de riesgo como diabéticos, hipertensos, mayores de 60 años, etc. Por ello, reclaman “un protocolo claro y asistencia inmediata en caso de baja simultanea de varios empleados vinculados a la atención, kits/test para el personal, una bolsa de trabajo con capacitación a voluntarios, reservistas, beneficiarios de planes sociales y asegurar dotaciones para casos de emergencia”.
Además de las recomendaciones generales, en los geriátricos deben cumplirse cuidados más específicos. Así, se suspendieron los talleres y actividades recreativas y las visitas externas. “Las residencias nos hemos cerrado ajustándonos a las medidas propuestas, impidiendo en la mayoría de los casos todo ingreso de extraños, proveedores, prestadores externos o visitas, sin embargo, esto está generando inconvenientes con los familiares y lo que es más importante, un aumento de la ansiedad del residente, amplificando patologías psiquiátricas preexistentes y deteriorando notoriamente su salud, los cuales incluso llegan a negarse a la ingesta de líquidos y alimentos para forzar el ingreso de un familiar”, advirtieron.
“Lo que les pasó a esos dos geriátricos le pudo haber pasado a cualquiera. No sabemos qué más hacer. La posibilidad de contagio en una institución cerrada es altísima. Nosotros estamos peleándola con mucha fuerza pero el Estado nos tiene que acompañar. Necesitamos que nos digan desde qué hacer en el caso que se detecte un caso positivo hasta quién se supone que va a atender a los abuelos adentro de la institución cuando eso pase”, indicó en diálogo con este medio el médico psiquiatra Ernesto Jorge Chichotky.
Lo que reclaman:
• Colaboración en la elaboración de protocolos específicos y planteando soluciones. Los protocolos y soluciones deben ser actualizados permanentemente para acompañar las circunstancias.
• Una linea telefónica especial y una web especifica para el manejo de situaciones relacionadas con la enfermedad en residencias geriátricas a fin de dar respuesta rápida a dichas circunstancias.
• Medios públicos de transporte adaptados al personal de la salud, vagones/coches/colectivos/otros de forma que puedan desplazarse rápidamente y respetando las normas sanitarias.
• Apoyo estatal financiero, administrativo y logístico para tener los recursos para hacer frente a esta situación.
“Nuestro interés es evitar el peor escenario y reducir tragedias con alta probabilidad de ocurrencia y que luego se nos señale a las residencias como irresponsables o improvisados. Deseamos valorizar nuestra actividad, de la que nos sentimos orgullosos. Apelamos a la urgente respuesta. Tenemos en nuestras manos la oportunidad que otros no tuvieron, hagámoslo bien. Estamos a disposición de este Ministerio para ajustarnos a lo que la circunstancias demanden”, concluyeron.
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