Cada 22 de abril se celebra en todo el mundo el Día de la Tierra. Se trata de una iniciativa del senador estadounidense Gaylord Nelson, quien instauró en 1970 este día para crear una conciencia común a los problemas de la sobrepoblación, la producción de contaminación, la conservación de la biodiversidad y otras preocupaciones ambientales para proteger el mundo. Es un día para rendir homenaje a nuestro planeta y reconocer a la Tierra como nuestro hogar y nuestra madre, así como lo han expresado distintas culturas a lo largo de la historia, demostrando la interdependencia entre sus muchos ecosistemas y los seres vivos que la habitan.
50 años después, la mitad de la población mundial se encuentra en cuarentena por el coronavirus, más de 3.900 millones de personas en sus casas. Fábricas cerradas, autopistas vacías, calles desérticas, son imágenes que se repiten en todo el mundo a medida que la pandemia de COVID-19 avanza superando los 2.5 millones de casos confirmados en todo el mundo, según la Universidad John Hopkins. El parate brusco de las actividades humanas tuvo, paradójicamente, un gran beneficiado: el medio ambiente. El descenso de la cantidad de desplazamientos en vehículos a motor y aviones, la disminución de la producción industrial y el consumo se tradujo en menos contaminación, aguas más limpias y cielos más claros. Desde China, Barcelona o Madrid, Venecia, hasta Argentina.
En China, el promedio de días sin contaminación atmosférica aumentó en un 21,5% en comparación con las mismas fechas del año anterior, según un informe del Ministerio de Ecología y Medio Ambiente de China y esto implicó una drástica mejora en la calidad del aire, según datos publicados por la NASA.
En Europa se apreció una reducción significativa de la contaminación atmosférica que coinciden con las medidas drásticas de confinamiento tomadas en los últimos días. La animación muestra las fluctuaciones de dióxido de nitrógeno entre el 1 de enero y el 11 de marzo de 2020, de acuerdo a imágenes del satélite Sentinel 5P, de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Madrid en particular ha reducido considerablemente los niveles de contaminación atmosférica. Los datos facilitados diariamente por el Sistema de Vigilancia de Calidad del aire del Ayuntamiento de Madrid son contundentes: durante los primeros días de la cuarentena, los cinco distritos de la ciudad contaron con medidas catalogadas dentro de la categoría “muy bueno” del índice de calidad del aire.
En Venecia los canales mostraron aguas cristalinas. En algunas zonas incluso se observaron algunos pequeños bancos de peces que se habían aventurado en los cursos de agua desde la laguna o desde el mar.
Coronavirus en Argentina: los gráficos de la baja en la contaminación atmosférica en grandes ciudades
Argentina no fue la excepción. En grandes ciudades de las naciones más pobladas del mundo se pudieron ver curiosas postales de animales silvestres recorriendo las urbes, combinadas con una visible baja en los niveles de smog. En sintonía con lo sucedido en otros países del mundo que adoptaron al confinamiento social como medida de prevención contra el avance del coronavirus, en la Argentina la cuarentena también generó que bajara la contaminación atmosférica en grandes ciudades.
Los datos surgen de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), que reportó una “importante disminución” de dióxido de nitrógeno (NO2) en los conglomerados urbanos más poblados del país en los últimos días, como Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Mendoza y San Miguel de Tucumán.
La CONAE elaboró mapas elaborados con información satelital al respecto, y señaló que esta baja de la contaminación atmosférica se produjo luego del aislamiento social, preventivo y obligatorio que dispuso el Gobierno para frenar el avance del COVID-19 en la Argentina.
“Los promedios de las tres semanas previas y posteriores obtenidos de las observaciones diarias hechas por el satélite Sentinel-5p muestran que el dióxido de nitrógeno (NO2) presente en la atmósfera de los centros urbanos más importantes del país se ha reducido significativamente tras la definición del aislamiento obligatorio”, afirmó María Fernanda García Ferreyra, experta en temas de calidad de aire de la Unidad de Emergencias y Alertas Tempranas de la gerencia de Vinculación Tecnológica de la CONAE, a cargo de la realización de los mapas.
El NO2 es uno de las especies gaseosas elegidas para monitorear la calidad del aire, debido a que su abundancia está muy relacionada al tránsito vehicular y aéreo, también a la actividad de algunas industrias, indicó la CONAE.
El dióxido de nitrógeno tiene efectos nocivos en la salud humana y además, participa en la formación de otros contaminantes atmosféricos como el ozono troposférico, agregó la institución.
Por este motivo, el NO2 guarda relación con el calentamiento global, por lo cual su disminución es un importante aporte en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) planteados por las Naciones Unidas en la Agenda 2030.
“Es notable ver cómo en otros conglomerados urbanos de la Argentina (Córdoba, Rosario, Mendoza y San Miguel de Tucumán) se observan valores de magnitud similar para el momento previo al aislamiento, pero cuando se los compara con los registrados sobre el área metropolitana de Buenos Aires y Conurbano, resultan entre cinco y seis veces más bajos”, consignó García Ferreyra.
La especialista remarcó que la reducción de NO2 en el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA) es “muy significativa”, tras evaluar dos períodos de tres semanas antes y después del aislamiento obligatorio.
Según la CONAE, la cuarentena dispuesta para evitar la propagación del coronavirus generó un efecto inesperado: la disminución de los niveles de contaminación atmosférica en grandes centros urbanos de la Argentina, debido a la menor circulación de tránsito y de emisiones de la industria.
En otros países del mundo, las medidas de confinamiento de la población y la parálisis de actividades fabriles a causa de la pandemia de coronavirus también provocaron una mejora en la calidad del aire, según reportaron días atrás especialistas, por ejemplo en Italia, España, Colombia y en China, nación en donde se originó el brote de COVID-19.
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