El defensor de la Tercera Edad, Eugenio Semino, cuestionó con dureza el polémico requisito que necesitarán las personas mayores de 70 años para circular por la Ciudad de Buenos Aires para efectuar trámites y advirtió que “no servirá para nada y será una nueva incomodidad para el adulto mayor".
“Desde lo gerontológico es una medida anacrónica. Son teorías del viejismo superadas que no sirven de nada y que tienden a generar la violación de la norma”, sostuvo Semino, al calificar la medida como una forma de “subestimar la responsabilidad del adulto mayor".
Según el funcionario, la norma se trata de un “exceso normativo” y que “no genera conductas responsables”, y que en “el mejor de los casos tendrá un efecto neutro”. “Es un error. No contribuye. Es absurdo porque nadie lo va a hacer cumplir”, agregó. “Venimos de una generación muy rebelde. Cuando se nos impone una norma, buscamos cómo violarla”, planteó.
“Es menos grave dar una vuelta a la manzana que estar esperando una hora en el banco para pagar un servicio o cobrar la jubilación. Lo punitivo por sí mismo no va a cambiar la conducta”, fustigó en diálogo con radio La Red.
Ayer, el Gobierno de la Ciudad anunció que las personas mayores de 70 años deberán tramitar un permiso obligatorio y específico para circular en la Capital Federal en la Ciudad de Buenos Aires. El objetivo del trámite busca “disuadirlos de salir a la calle y garantizar el distanciamiento preventivo" ante la posibilidad de contagio de coronavirus y ser el principal grupo de riesgo, según comunicaron fuentes gubernamentales.
El permiso se podrá tramitar en la línea 147, tendrá validez para el día otorgado y contempla excepciones para cobro de jubilación, tratamientos médicos y vacunación.
En opinión de Semino, el nuevo requisito generará una “nueva incomodidad” y evaluó que todas las violaciones del aislamiento preventivo y obligatorio en que incurrieron los adultos mayores “fueron generadas por el propio Estado”. "Lo vimos en el famoso 3 de abril, cuando 800 mil adultos mayores se tuvieron que movilizar para cobrar, con las colas para pagar servicios o la vacunación, que se tienen que mover de un lugar a otro para conseguir una vacuna”, consideró.
“El adulto mayor no es un débil mental. Si se les explica los riesgos y beneficios de las medidas, es una mejor forma de lograr que las acaten”, concluyó el titular del organismo defensor de la Tercera Edad.
En contraste, apoyó el plan de voluntarios que promueve el gobierno de la ciudad de Buenos Aires para acompañar a las personas de las tercera edad. "Es una buena idea que tiene un efecto de acompañamiento que funciona en muchos casos, y en otros no. El Gobierno de la Ciudad debería estar preocupado por testear a los 2000 adultos mayores que hay en los hogares públicos de la Ciudad y a su personal, para evitar lo que está pasando en distintos geriátricos que son verdaderas bombas de tiempo”, apuntó Semino.
En sintonía con Semino, una de las personalidades que manifestó su indignación con el permiso para circular es el ensayista e historiador José Emilio Burucúa, quien describió la medida como “una nueva forma escandalosa de discriminación”. En señal de protesta, Burucúa propuso un durísimo método de protesta: colocarse una estrella de David amarilla en el pecho, como las que los nazis obligaban a portar a los judíos y adentro, la inscripción “+70”.
En la Ciudad de Buenos Aires viven más de 650.000 adultos mayores de 65 años, de los cuales cerca del 70% vive solo o en hogares monogeneracionales. Los que tienen más de 70 años son 490.000 personas. Según las estadísticas oficiales, el 15% de los adultos mayores contagiados tiende a fallecer, y el 80% puede padecer una crisis severa y ser internado en terapia intensiva.
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