A última hora de ayer miércoles se conoció que cinco médicos y diez enfermeros del Hospital Manuel Belgrano, de la localidad de San Martín, habían dado positivo al test de coronavirus. La noticia cobró relevancia porque ese centro de salud había sido recorrido la semana pasada por el gobernador bonaerense Axel Kicillof, quien, de manera preventiva, no asistirá hoy a una reunión en la quinta de Olivos a la que lo había convocado el presidente Alberto Fernández.
Pero el dato del Hospital Manuel Belgrano no es aislado. Según cifras del Ministerio de Salud, el 25% de los infectados en la Ciudad de Buenos Aires es personal de salud y los especialistas analizan que, en relación al número total de casos, es mayor el porcentaje de quienes contraen el virus por trabajar en hospitales y sanatorios privados que el resto de las formas de contagio.
De hecho hoy se conoció la existencia de 34 casos de COVID-19 entre el personal de salud del Sanatorio de la Providencia, ubicado en el barrio de Balvanera y 19 en el Hospital Italiano de Buenos Aires, entre médicos, empleados de farmacia, enfermeras y administrativos del laboratorio.
En la provincia de Chaco, por poner un ejemplo, según un relevamiento hecho por una médica local, los casos ascienden a 105 entre trabajadores de la salud y personal relacionado con el servicio de salud. La especialista relevó el Hospital Perrando, Hospital Pediátrico, Grupo Urbe, y los sanatorios Modelo, Antártida, Chaco, Sarmiento y Fresenius.
Según el registro nacional que construyen desde la Federación Sindical de Profesionales de la Salud de la República Argentina (Fesprosa) junto a otras organizaciones del sector salud, los trabajadores de la salud infectados ya superarían los 200 en 14 provincias, y al igual que en la población general los primeros casos tenían antecedentes de viaje o contactos estrechos, pero en los últimos días la mayoría de ellos provienen del trabajo en establecimientos de salud públicos y privados. Pero la cifra parecería ser muy superior.
María José Colina es médica emergentóloga (MN 104640) y vocera de la Red Integrada de Médicos Argentina (Redima), una organización que nuclea más de 22 mil médicos de distintas especialidades en las 24 jurisdicciones del país y consultada por Infobae destacó que en Chaco “hay un gran porcentaje de los pacientes infectados entre el personal de salud” y señaló que “empezaron a tener circulación comunitaria y no lo sabían y el personal de salud no tomaba las medidas de protección necesarias porque desconocían la situación”.
En ese sentido, y tras recordar que “se sabe que una gran cantidad de personas cursan la enfermedad con sintomatología leve o bien son asintomáticos”, consideró que “tener en cuenta la definición de caso sospechoso para decidir a quién testear está bien, pero no para implementar el uso de elementos de protección personal (EPP)”, tal el nombre con que se denomina en salud a los barbijos, camisolines y guantes, entre otros. “No se puede aplicar el mismo sentido para decidir hisopar que para determinar que un médico use EPP, porque el médico puede estar en contacto con una persona asintomática sin saberlo y contraer la enfermedad”, amplió la especialista.
“Sé por colegas en Chaco que en algunos lugares de esa provincia los médicos eran instados a trabajar aunque no contaran con los materiales mínimos de protección -reveló Colina-. En Córdoba en los centros de atención primaria no tienen alcohol, guantes ni barbijos, en algunos lugares de la provincia de Buenos Aires les repartieron tapabocas en lugar de barbijos quirúrgicos y en CABA tal vez hay más material, pero la distribución es irregular”.
Para Colina, “está claro que el personal de salud se está contagiando por contacto con enfermos”. “Si llevamos 28 días de cuarentena obligatoria y empieza a haber tanta cantidad de médicos enfermos, es poco probable que el médico que se haya contagiado en la sociedad y si se contagió de un paciente es porque no tenía los EPP en cantidad o en calidad”.
Consultada por Infobae sobre qué medidas de prevención “extra” toman quienes trabajan en el sistema de salud, la médica infectóloga Cristina Freuler (MN 58098) señaló que fuera del hospital los profesionales de la salud toman “las mismas medidas que tiene que tomar cualquier persona, que es usar barbijo al salir de casa y mantener la distancia social”.
“Dentro del hospital tenemos que pensar que el paciente nos puede contagiar pero también que nosotros podemos contagiar al paciente”, destacó la jefa del Departamento de Medicina Interna del Hospital Alemán, quien puntualizó: “En caso de atender o estar con pacientes sospechosos, nos cuidamos un poco más protegiéndonos con camisolines para evitar que nuestra ropa lleve este virus de un paciente a otro; esto siempre y cuando hablemos de pacientes con sintomatología”.
Otra medida que toman dentro de ese centro de salud y que viene a cuento de por qué es necesario que médicos, enfermeros y personal de salud se cuiden “un poco más” tiene que ver con la manera en que modificaron los turnos de trabajo con el fin de poder cumplir con los protocolos de aislamiento en caso de que uno de ellos se enferme.
“En el área de Infectología está muy claro que siendo los que estamos al frente de este problema muy probablemente alguno de nosotros vaya a contagiarse (ya sea en el hospital como en la comunidad como el resto de la gente) y en ese caso, tal como ocurre con el resto de la sociedad, todo aquel que estuvo en contacto con un enfermo debe aislarse durante 14 días -explicó-. Si todos los médicos de un servicio estamos juntos y uno se enferma, todos tendrían que entrar en cuarentena y el hospital se quedaría sin ningún especialista, por eso para evitar esto, los servicios se dividen en equipos que van día por medio y entonces no se cruzan con lo cual si alguno se llega a contagiar es medio servicio el que entra en cuarentena”.
"Por lo demás, nos lavamos las manos como todos y tratamos de no tocarnos la cara", dijo.
Si bien no ocurre en el lugar donde ella trabaja, Freuler no es ajena a que “en algunos lugares hay personal que se queja de que los barbijos y camisolines no son de la mejor calidad, pero por el momento el reclamo no es que no haya”. Aunque reconoció que “nadie sabe qué va a pasar cuando realmente haya gran cantidad de enfermos, cosa que todavía no ocurrió”.
En ese sentido, representantes de Fesprosa mantuvieron en las últimas horas una reunión con autoridades del Ministerio de Salud en la que plantearon como prioridad “la protección de los trabajadores abocados a la lucha contra la pandemia”. En un comunicado que difundieron luego del encuentro aseguraron que “son urgentes las acciones para garantizar la compra y/o la producción de equipos de protección personal de calidad adecuada, cuya existencia total hoy no alcanza para enfrentar la pandemia”.
“Es urgente que el Ministerio de la Producción junto con la cartera sanitaria elaboren y expongan un plan nacional de producción de equipos de protección personal (EPP) con plazos y metas definidas de elaboración de barbijos quirúrgicos, N95 o similares, máscaras, guantes de látex y camisolines hidrorepelentes”, destacaron, al tiempo que consideraron que “es fundamental aumentar de manera sustancial el testeo del personal de salud, en particular en las provincias y localidades más afectadas”.
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