Desde que comenzó el aislamiento social preventivo y obligatorio por coronavirus, en todo el país las fuerzas federales contabilizaron hasta este miércoles a 45.710 personas transitando por la vía pública sin justificación. Puntualmente en Córdoba, la cifra también es alta: solo la policía provincial detuvo a más de 11.400 personas violando la prohibición de salir de sus hogares. El fin de semana pasado, en la localidad cordobesa de Villa Allende pudieron haberse sumado dos infractores más.
El sábado pasado por la mañana, alrededor de las 7.30, un hombre de aproximadamente 30 años se presentó en la Comisaría Nº 23 de la ciudad y les pidió a los oficiales de turno que lo detuvieran y lo alojaran en una de las celdas de la dependencia.
¿El motivo? Les dijo que había tenido un inconveniente con su pareja, que estaba “cansado” de la convivencia con ella y que no quería regresar a su casa por temor a cometer un delito y hacerle daño. “Se presentó diciendo que quería evitar una tragedia y poniéndose a disposición de la Justicia”, contó a Infobae el fiscal Raúl Garzón, quien intervino en el caso.
Los agentes, todavía sorprendidos por la inesperada situación, se rehusaron y trataron de convencer al joven para que depusiera su actitud. Sin embargo, él insistió con su pedido y les mostró que llevaba consigo una pistola calibre 32 que no estaba registrada y había sido obtenida de manera clandestina. Ante esta situación, los policías procedieron a detenerlo.
Garzón comunicó que el joven no tiene antecedentes ni denuncias por violencia de género o familiar. De tal modo y tras los trámites de rigor, recuperó la libertad luego de unas horas. No volvió a la casa que comparte con su pareja sino que fue llevado un domicilio familiar.
Ahora afronta una causa por tenencia ilegal de arma de fuego aunque no por violar la cuarentena. “No es que estaba en la calle para infringir el aislamiento o causar infracciones sanitarias, sino que había una necesidad, quería evitar una situación de conflicto”, explicó el fiscal, que agregó que se hará un seguimiento del entrevero familiar para preservar la salud de los involucrados.
En la madrugada de ese mismo sábado, en Villa Allende hubo otro caso similar. Un hombre que esperaba un colectivo fue abordado por un móvil policial. Le pidieron el permiso de circulación, pero no lo tenía. Les dijo a los oficiales que había mantenido una discusión con su esposa y que se iba de su casa para que la situación “no terminara mal”.
En medio del diálogo, el hombre se subió por su propia voluntad al patrullero y también pidió ser detenido. Finalmente, los policías hablaron con el hombre y lo autorizaron a que se dirigiera a lo de su madre. Tampoco se iniciaron actuaciones judiciales por no respetar el confinamiento.
El fiscal Garzón comentó que durante la cuarentena obligatoria se encontró con otros casos atípicos, como una mujer que pretendía trasladarse a lo de su pareja en el baúl de un remís o un hombre que circulaba vestido de policía. Consideró que cada una de estas situaciones obedecen a un “cambio de rutina que implica un deber de cuidados especiales y un esfuerzo en la convivencia, los vínculos, en el aspecto emocional, en la salud mental, en todo eso obliga a tomar conciencia".
Hasta hoy, en Villa Allende se registraron nueve casos positivos de coronavirus. El fin de semana pasado se declaró la alerta epidemiológica en la ciudad y en todo el cordón de Sierras Chicas después de que en un geriátrico de la localidad vecina de Saldán se produjera un contagio masivo de Covid-19, con más de 40 infectados entre empleados y pacientes. La medida implicó el aumento de precauciones sanitarias y el refuerzo de controles de circulación por parte de las fuerzas de seguridad.
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