La pandemia producto de la diseminación a nivel mundial del coronavirus, además de cobrarse a diario miles de vidas –especialmente en Europa y Estados Unidos– origina estragos a nivel económico y social nunca antes vistos. Los coletazos por el accionar de este “enemigo invisible” incluyen a cientos de miles de ciudadanos de distintos países varados a miles de kilómetros de sus hogares y por las más variadas razones: si bien mayoritariamente las mismas están relacionadas con protagonistas de viajes turísticos, todos los días se conocen situaciones colaterales a esta actividad que en muchos casos someten a sus protagonistas al desamparo más absoluto, al encontrarse en diversos limbos jurídicos o administrativos.
El caso Utah
Lejos del radar mediático y de las prioridades de las autoridades nacionales, padecen la incertidumbre de no poder regresar al país alrededor de 100 jóvenes argentinos que están varados en la ciudad de Park City dentro de Utah, un estado ubicado en el oeste de los EEUU en el que coexisten un vasto desierto y una cadena montañosa perteneciente a la cordillera Wasatch. La mayor parte de esos jóvenes no tiene fecha cierta de retorno: llegaron a Estados Unidos en el mes de noviembre de 2019, formando parte de un sistema de trabajo conocido como “Work and Travel” mediante el cual distintas empresas contratan los servicios de instructores de diversos deportes –entre ellos el sky– , traductores de idiomas y otros jóvenes profesionales o pasantes para prestar servicios en los numerosos complejos hoteleros y deportivos que caracterizan a la región.
Bajo esta modalidad, los empleadores gestionan las visas necesarias y pagan –además de los salarios– los gastos de traslado desde y hacia los países de origen de cada trabajador. El servicio de migraciones de los Estados Unidos, por su parte, supervisa que las estadías se ajusten al visado laboral respectivo y los contratados gozan de la cobertura médica correspondiente a su estatus laboral.
“Todo se derrumbó con la pandemia, los lugares de trabajo se cerraron, dejamos de percibir nuestro salario y asimismo caducó nuestra cobertura de salud. Las empresas honraron sus compromisos ya que se nos han gestionado reiteradamente los pasajes de vuelta, pero no hay en qué regresar. No pedimos que nos regalen nada, pero sí suplicamos que se vea la forma en que simplemente podamos retornar a casa”, explicó a Infobae Agustina Plaza, estudiante de la Universidad de La Plata que fue contratada para oficiar de traductora inglés-español.
Con el correr de los días comienzan a agravarse los problemas de alojamiento, manutención, provisión de medicamentos y, en el caso particular de los argentinos, la falta de decisión por parte del Estado nacional para permitir que las familias puedan al menos girar los fondos mínimos indispensables para cubrir algunas necesidades elementales. “Si bien nos han pagado la parte correspondiente de nuestro salario, no nos queda mucho resto para costear el alojamiento y los gastos básicos, y aunque nuestras familias nos quieren ayudar no pueden hacerlo”, describió la argentina que permanece varada.
“La atención del Consulado Argentino en Los Ángeles viene siendo impecable en lo atinente a la comunicación con los compatriotas en emergencia, pero no pueden hacer más de lo que hacen porque no hay nada previsto para nosotros. Como somos jóvenes no entramos en las prioridades establecidas, pero no podemos quedarnos indefinidamente porque hasta comenzamos a tener problemas migratorios ya que nuestras visas laborales caducaron y nos dicen que nos preparemos para pasar por lo menos dos meses más en estas condiciones. Dependeremos de la buena voluntad de las autoridades migratorias para no caer en la categoría de ilegales”, advirtió otro de los instructores en diálogo con Infobae.
“Intentamos gestionar un traslado a Miami, desde donde es más fácil regresar, pero dada la congestión de gente que hay allí, no se nos permite. Si pudiéramos lograr que la Cancillería nos contacte y nos dé algún plan de acción, al menos podríamos planificar la forma en la que nos tendremos que desenvolver, pero la incertidumbre total en la que estamos viviendo nos desespera”, apuntó Agustina.
Una de las soluciones que se barajan y que no acarrearía costos para el Estado argentino es el establecimiento de un corredor de emergencia para que alguna empresa como COPA o LATAM pueda efectuar el traslado, pero ambas compañías de aviación indican que Argentina no lo permite. Infobae consultó a fuentes de la Cancillería argentina, las que en un primer momento manifestaron su total desconocimiento sobre la existencia de compatriotas en Utah, aunque luego de las consultas pertinentes reconocieron que la situación se conocía, pero no había sido ponderada en su justa dimensión. “Hoy tenemos 100 jóvenes sanos y que por ahora se han podido solventar por sus propios medios, no deberíamos dejar que se transformen en un grupo vulnerable al que luego haya que socorrer de emergencia. Es muy probable que se estudie la mejor solución para traerlos de regreso antes de que el problema escale a una situación extrema”, reconocen desde el Palacio San Martín.
Las mismas fuentes diplomáticas señalan que "aún son miles los argentinos o extranjeros residentes en el país que se encuentran esparcidos por el mundo. Ya hubo al menos dos fallecimientos en el exterior por falta de provisión de medicinas y por estos días la sociedad tomó conocimiento del caso de Margarita Fisher, una argentina de 65 años de edad que fue sorprendida en Río de Janeiro por el cierre de fronteras y la cancelación de vuelos, no pudiendo regresar para continuar su tratamiento oncológico. “Cada caso encierra una particularidad o complicación distintas, creemos estar al tanto de todas, pero día tras días nos sorprenden historias como las de Agustina y el resto de los argentinos en Utah”, reconocen.