Vanina Decaraq (MN. 37824) se especializa en Medicina Intensiva de Adultos y llegó a Madrid en enero como parte de la formación de la residencia que lleva a cabo en el Hospital Córdoba de su provincia. Hoy, junto a un grupo de 120 profesionales de la salud argentinos varados en Europa, desea volver: “En este momento todo lo que haya podido aprender es muchísimo más útil en mi país, dado que allá la experiencia en lo que es el COVID-19 recién está en etapa de comienzo”.
En diálogo con Infobae vía WhatsApp Nicolás Beccerica, residente de urología en la ciudad de Santa Fe, en la clínica de Nefrologia, Urología y Especialidades Cardiovasculares (MP 7395), explica que ya realizaron diferentes intentos de comunicación con las autoridades nacionales, pero aún no obtuvieron respuestas: “Enviamos dos cartas al consulado de Barcelona y Cancillería, y mails al Ministerio de Salud planteando su situación. Pero no tuvimos ningún tipo de respuesta. Después seguimos canales informales, como conocidos con cercanía a alguien en Gobierno para que las hagan llegar, pero tampoco”.
Entre todos suman 20 especialidades distintas: cardiología (7), psicología y psiquiatría (29), clínica médica (11), bioquímica (7), cirugía (5), terapia intensiva (3) y también en medicina familiar, infectología, diagnosticó por imagen, kinesiología, urología, ginecología, nefrología, terapia ocupacional, pediatría, anestesiología, ORL, reumatología, neurología, hematología y enfermería.
Muchos de ellos ya enfrentaron a la pandemia en primera persona, incluso cuando sus residencias habían finalizado siguieron asistiendo a hospitales de manera voluntaria, otros, que quizá estaban de vacaciones o visitando familia, comenzaron a prepararse instruyéndose, realizando cursos online según cada especialidad.
“Llegamos a España antes de la declaración de la pandemia del COVID-19 a nivel mundial. Desde principios de marzo, cuando en este país se declara Estado de Alarma, nos encontramos realizando el aislamiento obligatorio, con nuestras actividades modificadas o suspendidas. A partir de entonces hemos estado realizando individualmente comunicaciones con las diferentes aerolíneas, consulados, cancillería y empresas de viaje con el ímpetu de volver a casa, e insertarnos en nuestros espacios de trabajo frente a la atención de salud necesaria en este contexto”, escribieron en su última misiva, con fecha del 9 de abril.
En ese sentido, Beccerica agrega: “Queremos que se nos habilite el salir de acá y entrar a Argentina, solo para poder ayudar. Somo personal sanitario inutilizado, atascados en este continente cuando podríamos estar dando una mano con lo que se va a venir en Argentina”.
“No estamos buscando que nos regalen el pasaje; es más, la mayoría de nosotros se lo costearía por su cuenta. Muchos tenemos pasajes de vuelos que han sido cancelados y en algunos casos, hasta dos pasajes perdidos. O sea, tenemos las plata invertida en las aerolíneas que nos llevarían allá, como Aerolíneas Argentina e Iberia. No estamos esperando que nos den nada, lo que solo necesitamos es una autorización que nos permita subir a un avión. No queremos ir en contra de nada, entendemos los protocolos que se quieren llevar a cabo. Somos personal sanitario, no somos tontos, y sabemos que la cuarentena la debemos cumplir, pero necesitamos al menos una respuesta precisa, con algún plan de resolución”, dice Beccerica.
El caso de Decaraq es un ejemplo claro de que sus deseos de regreso no solo están centrados en volver a su tierra, sino sobre todo en dar una mano contra una pandemia que, en general, conocen en primera persona: “Cuando llegué a Madrid no había aún pacientes que fuesen positivos en COVID-19. Nunca imaginé que en el contexto de la rotación iba a verme envuelta en una pandemia. Los pacientes empezaron a llegar al Hospital Universitario La Paz, en Madrid, los primeros días de marzo. De las 30 camas de UTI (unidad de terapia intensiva) que tenían, pasaron a 140 camas de pacientes críticos”.
Con su rotación finalizada, Decaraq quiere regresar al país igual que otros 120 profesionales de la salud argentinos varados en Europa, de los cuales 110 se encuentran en España. El resto está repartido entre Italia, Hungría, Irlanda, Inglaterra y Dinamarca.
“Desde que comenzaron hasta el día de hoy, tuve la oportunidad de ver el manejo de estos pacientes desde el primer día y en toda su evolución. También cómo es el tratamiento y cómo se ha ido aplicando a los pacientes, tanto a los que han evolucionado bien como los que han tenido una mala evolución”, comenta Decaraq.
Su residencia finalizó, pero sigue asistiendo al hospital de forma voluntaria porque “todavía hay mucho trabajo aunque la curva de contagio viene disminuyendo. Sin embargo en este momento todo lo lo que haya podido aprender es muchísimo más útil en mi país, dado que allá la experiencia en lo que es el COVID-19 recién está en etapa de comienzo”.
“Creo que lo más importante para nuestro país es la prevención, y todo lo que los que estamos acá podamos aportar en lo que sabemos y, además, ser mano de obra para poder trabajar, porque cuando aumente la curva de contagio todas las manos se vuelven absolutamente necesarias. Eso es lo que sucede en el hospital donde estoy, en donde todos los médicos de todas las especialidades se han volcado a trabajar solo en la atención de los pacientes con coronavirus”.
Lucía Santiago (M.P: 1111) y Carla Dotta (M.P 1540) son licenciadas en trabajo social, están en su tercer año de residencia interdisciplinaria en Salud Mental (RISaM) y oriundas de Gualeguaychú y Granadero Baigorria. Se encuentran en Barcelona, donde estuvieron realizando experiencias de formación en dos organizaciones institucionales que abordan el padecimiento desde la Salud Mental comunitaria.
“Ante la emergencia de la crisis socio sanitaria, consideremos que la tarea de salud mental y los abordajes sociales son imprescindibles, debido a que los momentos de crisis y episodios que irrumpen bruscamente en las cotidianeidades deben poder ser acompañados para que las consecuencias no sean traumáticas y devastadoras”, explican vía mail a Infobae.
“En salud pública trabajamos con sectores donde la precariedad conforma su trama estructural. Para ello, integramos equipos con otros profesionales, lo que en momentos de emergencia sanitaria resulta imprescindible para construir soportes de salud que sean coherentes con dichas situaciones excepcionales, dolorosas e inciertas a la vez”, comentan.
Por su parte, Melina Varela (M 1978) es mendocina y licenciada en kinesiología y fisioterapia: “Me dedico al área cardiorrespiratoria en pacientes adultos y adultos mayores en consultorio externo y en empresas de servicio médico domiciliario”, cuenta.
“Me urge volver a mi provincia ya que los kinesiólogos somos parte fundamental del equipo interdisciplinario necesario para combatir esta pandemia. Mi vocación de servicio me ha llevado a realizar una capacitación online de la Universidad de Rosario (Santa Fe) con respecto al Manejo Respiratorio del paciente con COVID-19, para estar preparada y tener más herramientas a la hora de la vuelta al trabajo”.
Según datos oficiales del Ministerio de Relaciones Exteriores, hay 10.000 argentinos varados en distintos países del mundo: unos 3.000 en México; 2.500 en Estados Unidos; 400 en Cuba; 100 en Costa Rica; 1.000 en Perú; 2.300 en España; 800 en Italia; 200 en India; 300 en Tailandia; 350 en Australia, 200 en Nueva Zelanda y en Brasil no hay datos oficiales, entre otros casos.
En una videoconferencia ante los diputados de la Comisión de Relaciones Exteriores realizada el pasado miércoles, el canciller Felipe Solá admitió que hoy no puede asegurar una programación de vuelos para repatriar argentinos “en lo inmediato” porque los acuerdos de pasajes de regreso se negocian cada día con las compañías aéreas y porque el Ministerio de Salud fijó un tope de ingreso diario de 400 argentinos por el aeropuerto de Ezeiza.
El plan de programación de vuelos que puede ofrecer hasta ahora la Cancillería no va más allá de una semana de previsibilidad. Para esta están pautados vuelos desde México, Perú, Ecuador, República Dominicana y Australia.
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