Con trajes blancos de prevención, barbijos, capucha y sus respectivas palas, un grupo de empleados enterradores posa junto a grupo de fosas en fila sobre la extensa superficie de un cementerio. Los retratos no son de Estados Unidos, Italia o España, donde la propagación del coronavirus está descontrolada y ya dejó decenas de miles de fallecidos, sino del cementerio de San Vicente, una de la necrópolis que están ubicadas en la ciudad de Córdoba.
Las imágenes fueron publicadas en la cuenta oficial del Sindicato Unido de Obreros y Empleados Municipales (Suoem), que representa a los trabajadores que dependen del intendente Martín Llaryora. El personal lleva adelante una de las instrucciones que le dieron las autoridades desde fines de marzo: cavar cientos de tumbas para anticiparse a un posible aumento de fallecidos por coronavirus.
“Se empezaron a cavar las fosas cerca del 23 de marzo. A nuestros compañeros del cementerio les dieron la orden de que se incrementen la cantidad de fosas. Y ahí arrancaron, es su función laboral. Se quedaron duros con ese pedido, les shockeó", confirmó a Infobae el vocero del Suoem, Damián Bizzi.
Según Bizzi, en los cementerios se están profundizando las tareas de mantenimiento de los hornos crematorios, ante la hipótesis de que se requiera una mayor incineración de los cuerpos. También se habría destinado una participación con uniformados del Ejército Argentino para que se aumente el ritmo de las excavaciones, aunque la fuerza militar desmintió a este medio ese tipo de colaboración.
“Habitualmente se cavaban diez fosas por día. Ahora, con el refuerzo del Ejército, se están llegando a cerca de 90”, ratificó el vocero de Suoem. “Creemos que ya se deben haber cavado unas 300 fosas nuevas”, completó.
Para el sindicato, la difusión de las imágenes de las tareas en el cementerio de San Vicente son parte de un “reconocimiento” a las labores que hacen los empleados municipales en el marco de la pandemia. Lo cierto es que los retratos causaron estupor en los medios locales cordobeses, más allá de que se traten tareas anticipatorias y preventivas.
La provincia de Córdoba registró el 11 de abril 32 casos nuevos y el total de infectados llegó a 201 desde que se oficializó la declaración de la pandemia. Es uno de los distritos con mayor nivel de contagio. En todo el país, se produjeron 89 decesos y se contabiliza un acumulado de 2142 pacientes positivos.
Por estas horas, el centro de la atención de las autoridades sanitarias de Córdoba estaba puesto en la localidad de Saldán, un pueblo ubicado 18 kilómetros de la capital provincial, donde 21 jubilados y 6 empleados contrajeron la COVID-19 en un geriátrico. La enfermedad se propagó a raíz de que un médico contrajo la enfermedad y siguió asistiendo a los afiliados de la obra social. El profesional de la salud, que no registraba síntomas, atiende a los adultos mayores de PAMI y en varias localidades de las sierras chicas.
“No tuve fiebre. Por prevención fui al hospital de Unquillo y tuve que convencer al colega para que me hiciera el hisopado. No tuve ningún síntoma. Se dijeron muchas cosas y estoy muy preocupado”, manifestó el médico en declaraciones públicas.
De los casos confirmados en el geriátrico, unos cinco jubilados estaban internados mientras que el resto permanecía aislado en el centro de adultos mayores sin síntomas, según informó el intendente de Saldán.
A raíz de la propagación del coronavirus en la zona, el gobierno de Córdoba declaró el estado de alerta epidemiológica en el corredor que involucra a Mendiolaza, Villa Allende, Saldán y La Calera, hasta el cuadrante noroeste de la ciudad de Córdoba. Las autoridades sanitarias, nucleadas en el Centro de Operaciones de Emergencias (COE), anunciaron mayores operativos de circulación y un nuevo control sanitario.
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