Ayer, en las puertas del Hospital Central de San Isidro, quedó finalizada la instalación del primero de los diez módulos de emergencia que empresarios de la construcción y desarrollo inmobiliario elaboraron para donarlos a diferentes centros médicos de Buenos Aires ante la emergencia sanitaria por la pandemia del coronavirus.
Estos consultorios móviles fueron creados con el fin de brindarles a los hospitales un espacio de atención a pacientes con síntomas en los que se hará una evaluación preliminar para conocer si se trata de un caso sospechoso de COVID-19, y eventualmente decidir la derivación a la casa o el traslado a una sala de internación. De ese modo se busca evitar la aglomeración de personas en las guardias.
Su función es similar a la que cumplen las Unidades Febriles de Urgencia (UFU) que ayer fueron presentadas por el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y que serán incorporadas a 18 hospitales porteños.
Cada pabellón tiene 12 metros de largo por 7 de ancho. Se construyen al costo en una planta industrial ubicada en Moreno. Son adosables y transportables, y cumplen con todos los estándares de calidad requeridos. Están diseñados para operar con consumos de energía mínimos y para ofrecer asistencia de diversa complejidad. Además, cuentan con dos equipos de aire acondicionado y una panelería de alta prestación para controlar la temperatura interna.
Fueron desarrollados en el marco de la campaña “Sumemos Espacio, sumemos Salud”, de las empresas Barza, Idero, TRG, Miyagi y Patio, que surgió al contemplar la preocupación por la capacidad de contención y espacio en los hospitales.
“Hace unos diez días con unos colegas amigos decidimos que teníamos que dar una mano. Lo que sabemos hacer es construir, logística. Entonces hablamos con amigos médicos y con hospitales para ver cómo podíamos ayudar desde el punto de vista de la infraestructura. Por lo que nos fueron pidiendo e informando, llegamos a la conclusión de que lo que había que hacer era algún tipo de elemento, nosotros lo llamamos módulo, para poder hacer triage, que es interceptar al paciente antes que entre al hospital para que sea derivado al hospital o la casa”, contó Alejandro Furst, presidente de Miyagi SA, en diálogo con Infobae.
El proyecto solidario cuenta con la colaboración de Cooperadora de Acción Social (COAS) actuando como ente recaudador. “Ellos nos pusieron la plataforma de recaudación a disposición y nos están ayudando con la campaña. También nos pusieron un vehículo para recibir donaciones. Además, COAS nos audita”, dijo el empresario. Y agregó: “Algunos proveedores nos están donando materiales, algunos están yendo al costo. Estamos tratando de ahorrar en lo que se pueda. Cada módulo cuesta aproximadamente unos 4 millones de pesos”.
El presupuesto disponible por el momento permite elaborar diez módulos. “Hicimos una selección de hospitales. Priorizamos aquellos que iban a usar la insfraestructura para combatir la pandemia pero que después le iban a dar a los módulos algún destino. Para nosotros es importante que todo nuestro esfuerzo no sea solo para consumir sino una inversión”, indicó Furst.
Culminada la primera instalación, el lunes comenzarán los trabajos de montaje en las puertas del Hospital Ciudad de Boulogne, también en San Isidro, mientras que el miércoles empezarán en la entrada al Hospital B. Houssay de Vicente López. En las próximas semanas se colocarán módulos en hospitales de Moreno, Morón y Pinamar, en otro de Vicente López y también en dos centros médicos de La Matanza.
Julián Weich, Amalia Granata, Diego Torres y Diego Schwartzman, entre otros artistas, deportistas y dirigentes políticos, se sumaron a la campaña solidaria difundiendo mensajes de pedidos de colaboración.
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