Ayer sorprendió la visita de Eduardo Duhalde a la Residencia de Olivos, una presencia que fue confirmada por funcionarios cercanos a Alberto Fernandez. Es que, por segunda vez en menos de diez días, el ex mandatario fue convocado por el Presidente, con quien estuvo conversando más de media hora. Antes, incluso, Duhalde tuvo una larga charla con el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero y con el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz.
En diálogo con Infobae, quien llegó a la presidencia provisional de la Nación en medio de una crisis institucional, económica y financiera inédita, reconoció que le hicieron muchas preguntas en torno a cómo fue el vínculo con el FMI en ese momento en que la Argentina estaba en default, e incluso contó un llamado que le hizo la por entonces directora de la entidad, Anne Krueger, quien le ofreció un contacto directo con el presidente de los Estados Unidos (George W. Bush), interesado en que nuestro país normalice la situación y desarrolle un plan de pagos.
“Le dije (a Krueger) que sería una falta de respeto de mi parte hablar con el presidente Bush para después decirle que íbamos a seguir en default, que no podía tomar ningún compromiso porque en cinco o seis meses más sería otro el presidente de los argentinos y le pedí que le transmitiera que íbamos a encontrar una salida sin pagarle al Fondo y que íbamos a dejar al país con superávit", recordó. Y agregó: “Cumplimos, porque en el 2003 el superávit llegó al 6% del producto”.
Duhalde brindó todos los detalles que tenía en la memoria y, también, repasó distintas políticas para la recuperación productiva que implementó en ese momento, en general vinculadas a fomentar la producción interna y evitar la importación, penalizando a los que no produzcan según lo esperado, o racionalizando la exportación cuando haya sectores que aumenten los precios de un modo que esté por encima de las expectativas.
De paso, acordó con el Presidente la realización de un plan para “después de la crisis”, que facilite un salto productivo con fuerte respaldo del Estado, que garantice que “la política se pondrá del lado de los que produzcan”, acompañando ese diseño con un nuevo esquema político.
El ex presidente no quiso dar detalles, pero anticipó que “tenemos que ir a una gran coalición política a la chilena para gobernar la Argentina, una nueva representatividad que incluso pueda plasmarse electoralmente, porque la situación económica que viene será muy difícil y sin ampliación de la base no habrá posibilidades de sacar el país adelante”.
En esto, Duhalde también tiene experiencia. Cuando la Asamblea Legislativa lo eligió, lo primero que hizo fue diseñar un gabinete en línea con lo que fue conversando con Raúl Alfonsín, el principal líder de la oposición en ese entonces, aunque nunca hubo una foto que reflejara ese acuerdo porque se temió que impactara negativamente en la opinión pública. La llegada al Ministerio de Economía de Roberto Lavagna, entre otras incorporaciones, fue producto de ese acuerdo esencial.
El Presidente y Duhalde se conocen hace “más de 30 años”. Fernández, incluso, fue el Tesorero de la campaña de Duhalde cuando compitió en 1999 por la presidencia de la Nación, una carrera que le ganó Fernando de la Rúa, con el peronismo que fue dividido por Carlos “Chacho” Alvarez y una parte de la renovación peronista, entre los que estaban Juan Pablo Cafiero, padre del actual jefe de Gabinete.
“Hoy se demuestra que Alberto es la persona en la que la gente confía, habla con serenidad, generando empatía aún más allá de los límites de quienes lo votaron”, aseguró Duhalde. Y finalizó: “Está muy claro que hay construir ampliando la base política que lo llevó al Gobierno”.
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