Con creatividad, hasta lo más difícil se hace posible. Y lo que parecía de cumplimiento imposible pocos días atrás -incorporar a las barriadas populares, las villas y asentamientos del conurbano bonaerense al distanciamiento social, preventivo y obligatorio- parece más cerca tras la idea que tuvieron los curas villeros que se reunieron el miércoles con Alberto Fernández.
Daniel Arroyo sentó a una misma mesa a los intendentes Fernando Gray (Esteban Echeverría), Mariano Cascallares (Almirante Brown), Gustavo Menéndez (Merlo) y Juan Zabaleta (Hurlingham) con el presidente de Caritas Argentina, monseñor Carlos Tissera, el titular de ACIERA, pastor Bernardo Francino, el diputado nacional Juan Carlos Alderete (de la Corriente Clasista Combativa), los dirigentes Gildo Onorato (UTEP-Movimiento Evita), Nicolás Caropresi (UTEP-Grabois) y Cristian Romo (Movimiento Popular La Dignidad). Además, estuvo la ministra de Desarrollo Social de PBA, Fernanda Raverta.
El ministro de Desarrollo Social les transmitió las conclusiones a las que había llegado el Gobierno. Primero, que en cada distrito deben realizarse comités de crisis social, donde los intendentes tienen que incluir a los movimientos sociales y los representantes de las iglesias que actúan en el lugar. Segundo, que habrá un aumento exponencial de alimentos frescos y secos para distribuir. Tercero, que se diseñó una articulación con el Ministerio para atender las urgencias, que pueden ser de salud, de seguridad o de problemas sociales. Cuarto, que se debe asegurar que los ingresos de emergencia lleguen a la mayor cantidad de personas posibles.
Y, quinto, quizás la decisión de política estratégica más importante: que en las villas y asentamientos no se le pedirá a la población que se queden en la casa, sino que se queden en los barrios, atentos a las condiciones de hacinamiento.
Es lo que transmitió la Comisión de Derechos Humanos para la Inclusión (que integran los curas villeros Lorenzo “Toto” Di Paola, José María “Pepe” Di Paola y Carlos “Charly” Olivero, entre otros) a través de un comunicado de prensa que tuvo alta repercusión esta semana: “Resultan de imposible o de muy difícil cumplimiento (porque) existe un fuerte déficit de agua potable, de calidad de agua segura, y donde muchas personas que viven en los pasillos de los barrios sin acceso a condiciones elementales (adolescentes y jóvenes afectados por el paco, por ejemplo), solamente acceden a la alimentación a través de comedores comunitarios”. Ese comunicado originó la convocatoria del Presidente a los religiosos que desarrollan su pastoral en las villas y asentamientos del Gran Buenos Aires y CABA, un encuentro que se concretó el miércoles pasado.
En diálogo con Infobae, Arroyo explicó que “la gente en los barrios está en las calles, está en las puertas de la casa, no tienen hogares amplios y confortables como en la clase media, no puede ser un aislamiento igual. Nosotros lo que tenemos que hacer es que se muevan lo menos posible en el barrio y que hagan changas cortas, que no tengan que hacer traslados que pasen más de una o dos cuadras”.
El Ministro confirmó que se dispondrá de un fondo especial de 300 millones de pesos para que los municipios compren alimentos y artículos de higiene y que, la distribución, se realizará dentro del comité de crisis social de cada distrito, que los intendentes integrarán con los movimientos sociales y las iglesias que desarrollen tareas en cada lugar.
Arroyo coincidió con el análisis de varios expertos con trabajo territorial, en el sentido de que el COVID-19 aún no llegó a las barriadas, pero manifestó especial preocupación por la situación de los mayores. “Estamos buscando instalar camas en los CICs (Centros Integradores Comunitarios, que dependen de Desarrollo Social) y en los CAPS (Centros de Atención Primaria de la Salud, que dependen del Ministerio de Salud) y también en algunas iglesias para dar atención en los casos que no sean graves”, anticipó.
Esta nueva propuesta de “quedate en tu barrio” es una salida pragmática, basada en la dramática realidad de las condiciones de hábitat de millones de argentinos, que tiene el valor de que está siendo tomada antes de que llegue el coronavirus a los barrios más necesitados. Por otra parte es superadora, porque si el Estado garantiza el acceso a la alimentación, se hace presente con seguridad y valida la contención de parte de la dirigencia de los movimientos sociales y las iglesias, la restricción tiene posibilidades reales de funcionar, sin necesidad de que se constituyan indignos “guetos”.
En el encuentro también estuvieron presentes los dos funcionarios que tienen los movimientos sociales en el Gobierno, Emilio Pérsico, secretario de Economía Social, y Daniel Menéndez, subsecretario de Promoción de Desarrollo Local, ambos sumados al equipo del Ministerio.
También participó el asesor presidencial, Alejandro Grimson, un antropólogo que viene de la izquierda y va asumiendo cada vez mayores responsabilidades en materia de discurso para el primer mandatario. Hoy, según trascendió, hizo su aporte marcando la importancia de que los sectores populares se incorporen de modo activo a las políticas de distanciamiento preventivo, reconociendo las dificultades del territorio y valorando a las organizaciones que “están abajo, que obviamente no pueden llegar al 40% de informalidad económica, pero hacen un aporte sustancial para que el país siga funcionando”.
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