Hace diez días que Lucía Miguel (22) llegó de París. Cuando planificó su viaje de estudios a Europa, recién recibida de Internalista, nunca imaginó que a su regreso terminaría internada, aislada y con coronavirus en una clínica de Adrogué. Pero muchos menos pensó que sus vecinos la condenarían socialmente.
“Ante la situación angustiante que tuve que vivir me veo obligada a aclarar mi estado de salud”, así empezó su descargo en sus redes sociales, la joven internada por coronavirus.
“El 20 de marzo recibí el resultado positivo para Covid-19. Hacía ocho días que estaba internada y asintomática. Empezaron a acusarme, y en vez de preguntarme por mi salud. Sufrí más por la difamación y la agresión que por el virus”, le confiesa a Infobae desde la clínica privada IM.
Lucía salió de su casa en Lomas de Zamora rumbo a la ciudad de la luces el 27 de enero. La situación en Europa era otra, aún estaba controlada. Según datos oficiales, recién el 15 de febrero Francia registró el primer fallecido por coronavirus.
París la recibió con total normalidad, días soleados y temperaturas que rondaban los 5 a 7 grados. “Me alquilé un piso y me anote en el curso de francés de la Alianza Francesa. Tenía las mañanas libres para recorrer y por las tardes estudiaba”.
En apenas algunas semanas el escenario europeo se fue transformando. El gobierno restringió la circulación, no se podía ir a trabajar, los comercios se cerraron. “Cuando suspendieron mi curso, ya no tenía mucho sentido seguir en París gastando mis ahorros. Trabajo era imposible de conseguir. La ciudad se fue paralizando poco a poco”.
El 11 de marzo Lucía emprendió la vuelta a casa. Y antes que el avión despegara apareció la primera alarma. “Vomité en el avión. Las azafatas me ayudaron y después me sentí bien durante el vuelo”.
Una vez en territorio argentino, los padres de Lucía, ambos bioquímicos, la fueron a buscar a Ezeiza. “Firmé la declaración jurada y expliqué que me había descompuesto. Mis papás, como profesionales de salud, saben cómo actuar en un protocolo, llevaron todas las medidas de bioseguridad al aeropuerto: tenían guantes, alcohol en gel y barbijos. Inclusive maneje sola”. Esto fue horas antes al anuncio del decreto que obligaba la cuarentena obligatoria a la gente proveniente de países afectados.
Ya en casa, todos optaron por realizar la cuarentena preventiva y aislarse. Pero a las pocas horas Lucia manifestó otros síntomas compatibles con el coronavirus. “Me tomé la fiebre; tenía 37,5, a la hora 37,8 y a las ocho de la noche 38,7. Tomaba paracetamol y la temperatura no bajaba, intente con paños fríos y baños de inmersión, sin éxito alguno”.
Se le sumó el dolor de espalda fuerte. Entonces se comunicó con la obra social a través de videollamada. A partir de ese momento activaron el protocolo de emergencia. “Me mandaron a buscar con una ambulancia, me hicieron el hisopado y el 12 de marzo quedé internada en la Clínica IMA”.
El resultado positivo por coronavirus recién llegó al 8 día de internación, cuando Lucía ya no tenia síntomas.
-¿Dónde pensás que te contagiaste?
-En cualquier lado. En París, hasta que me fui, no habían decretado cuarentena, me paseaba por transporte público todo el tiempo.
¿Si tuvo miedo? “No, porque los síntomas fueron leves. Al tercer día de la internación ya no tenía fiebre. No minimizo el cuadro, soy joven y sana. Toda la vida hice deportes, como jazz y tap, también jugaba al hockey”.
Lucía está acompañada por su madre, que decidió internarse de manera voluntaria. “La habitación está dividida en dos, ella tiene su sector y yo el mío, respetamos el distanciamiento”. Su padre está aislado en su casa en Lomas. “Lo aclaro porque también inventaron que mi madre estaba grave de salud y mi padre rompía el aislamiento”.
Los días pasan más lento de lo habitual. “Es bastante aburrido. Me traje la computadora, y unos libros de Isabel Allende”. Una vez al día viene su médico para para controlarla. Las enfermeras le toman la presión y la temperatura cada rato. “Entran todos protegidos”.
¿Cuál es pronóstico médico? Se le tomaron dos muestras que fueron enviadas a análisis. Si ambas dan negativo, Lucía tendrá el alta, aunque deberá permanecer en su casa con cuarentena obligatoria.
-¿En estos días de aislamiento tuviste tiempo para pensar en lo que ocurrió?
-¡Pasó todo tan rápido! Salí del aeropuerto y a las horas ya estaba en la clínica. Ni saludé a mi familia, ni un beso ni un abrazo. No fue un reencuentro normal. Igual la desinformación también enferma, y promueve el pánico... recibí mucha agresión de gente que ni conozco.
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