“Se está como de otoño sobre los árboles las hojas”
Queridos amigos argentinos,
¿Qué poesía de Ungaretti podría resumir de mejor forma lo que estamos pasando los italianos en este momento? El coronavirus en Lombardía está haciendo desaparecer toda una generación, hombres y mujeres entre los 70 y 80 años.
Bergamo se ganó el triste registro de la ciudad con más muertos en el mundo, segunda después de Wuhan en China. Son Casi 400 los muertos por semana, en constante aumento. Una matanza.
Yo nací en Bergamo, allí vive mi familia, mis amigos. El ritmo de el hacha negra es constante, cada media hora un entierro, en soledad y apuro, las funerarias no dan abasto. Una larga cola de camiones del Ejército hace su macabro desfile. Los soldados se encargan de sacar los cuerpos sin vida de los hospitales y llevarlos a otras provincias cercanas: el horno crematorio de la ciudad puede ocuparse solo de una docena de cadáveres por día.
Hace tres días el Covid-19 se llevó mi primo Antonio ¡no pensaba que podía pasarle a alguien de mi familia! En Bergamo no se ven sonrisas. La cara del bergamasco, que normalmente es demasiado seria y poco acostumbrada a las carcajadas, se agacha al escuchar la sirena de las ambulancias que es una constante en el profundo silencio de la cuarentena.
Hace dos días que la curva de crecimiento del virus en Italia estaba bajando pero hoy un número muy alto de personas que se fueron, 743 en 24 horas, nos hace pensar que es muy temprano decir que vemos una luz en la oscuridad.
Una cosa sola es cierta: la única vacuna es una rigurosa y firme cuarentena.
Hay también noticias asombrosas. En la reanimación del hospital de Brescia se están acabando las válvulas de equipos para el suministro de oxigeno. No hay repuestos, la entrega sería a largo plazo.
A la directora del diario “Giornale di Brescia” al tanto de la situación, se le ocurre una idea genial. Llama a Massimo un amigo físico y experto en tecnología. Tímidamente le cuenta lo que se le ocurrió. Él piensa y reflexiona. Massimo con su colega Cristian van al hospital. Cristian dibuja con la computadora la válvula y la imprime con su impresora 3D. Una idea loca y desesperada que funciona. Faltan las certificaciones sanitarias pero frente a una persona que se está apagando no podés esperar un sello. No son válvulas, son vidas.
Italia es un Bunker. Para escaparse de la soledad inventaron unos flash mob como los que ahora se están haciendo en argentina a las 9 de la noche. Yo no canto. Acá en Buenos Aires donde vivo y en el conurbano se escuchan música y cantos, pero no son flash mob, son el desafinado ruido de gente que se reúne. Este circo de irresponsables, unos de los cuales recién llegados de las zonas infectadas, que tendrían que estar blindados en casa, en la literatura estarían en el Infierno de la Divina Comedia de Dante Alighieri, en circulo de los traidores. Serían los griegos que expugnan Troya dejando como regalo el famoso Cavallo. Se llamarían “Untori”, difusores de la peste, según lo que escribía Alessandro Manzoni nei “Promessi sposi”.
Dejamos de lado los libros y aterrizamos a la realidad de hoy en Argentina. Es responsabilidad nuestra no difundir el virus yendo por la calle sin válido o grave motivo, rodeándonos de gente, rompiendo el aislamiento. Me contaron de bestias que en una vereda de capital armaron un asado y intoxicaron un asilo de ancianos, escena de un moderno Decameron.
En unas semana pueden colapsar los hospitales, como en Italia y España. Argentina tendrá que inventarse nuevos lugares para poner una sala de emergencia, lugares para aislamiento total. Ya imagino la Rural, que en lugar de la Feria del Libro o de la ganadería, se transforma en un hospital de campo, como la Feria de Milán.
El gobierno está tomando medidas sensatas, urgentes y necesarias. Estamos a tiempo todavía para accionar con mano más dura para que la gente no salga de sus casas. Tenemos que ser rigurosos.
Ustedes los argentinos son un gran pueblo, fuerte, solidario, resiliente, han salido de situaciones oscuras y catastróficas. Hay que apelar a esta solidaridad que está en su ADN, cuidarse y cuidar al otro. Será lo único que nos va a sacar adelante todos en este momento. Quedémonos en casa.
Los quiero mucho amigos argentinos.
Nunzia
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