El poderoso motor Cummins de 6 cilindros en V, preparado para abastecer de energía al Hospital Militar Reubicable del Ejército que está en Campo de Mayo, fue terminado de construir el 20 de junio de 2016 en Xiangyang, una ciudad china de la provincia de Hubei, donde se inició la pandemia del coronavirus COVID-19. La globalización en un párrafo, para bien y para mal.
Más allá del motor, todo el hospital (denominado por sus siglas, HMR) fue donado en el año 2015 por la República Popular China tras la firma de un acuerdo que incluía la donación de este equipamiento por 20 millones de yuanes, y llegó el año 2017. Es, además, la primera vez que se utiliza. El coronel médico Fabio José Monserrat (MN 82492) es su director. Ingresó al Ejército en 1990, y su currículum es vasto: es médico Emergentólogo, Docente en la Universidad de Buenos Aires y Director de la carrera de Medicina Crítica, además de cardiólogo. Casado y padre de cuatro hijos, es instructor de judo y nadador de aguas abiertas: “Suelo nadar 12 kilómetros”, cuenta al pasar.
A este hospital de carpas y containers blancos con cruces rojas se lo cataloga como “reubicable”, explica Monserrat, “porque podemos ponerlo donde sea y se puede autoabastecer durante una determinada cantidad de días. Se transporta por barco, aviones Hércules C-130, camiones, y se puede colocar donde haya una base sólida, porque los 13 módulos con que está compuesto pesan entre 13 y 25 toneladas. Pero lo ideal es junto a un aeropuerto o, como en este caso, al lado del Hospital Militar de Campo de Mayo, para poder abastecerlo fácilmente de luz y agua”.
De todas maneras, si no tuviera acceso a esos elementos, el mencionado motor Cummins puede generar 220 y 380 kilovatios durante 24 horas diarias en forma simultánea. El suministro de agua está garantizado “por una planta potabilizadora de agua con un tanque de 7 mil litros. Significa que cualquier fuente de agua, como una laguna, podría funcionar”, cuenta Monserrat. La misma potabiliza hasta 3 mil litros cada 12 horas. Y posee una planta generadora de oxígeno que “aspira el aire del medio ambiente a 20,9 por ciento de oxígeno y lo transforma en 94 o 95 por ciento de oxígeno medicinal que puede ser administrado a cualquier paciente con dificultad respiratoria”, ilustra.
El HMR tiene tres unidades, y la principal es la médica, que consta de cinco módulos y “cuatro carpas para internación de siete camas cada una, con posibilidad de tener provisión de oxígeno en cada cabecera. A esas 28 camas se le suma una unidad de emergencia provista con un equipo de rayos y diagnóstico por ultrasonido que incluye un equipo portátil, laboratorio bioquímico, un ecógrafo, y una central de comunicaciones. En este momento tenemos wifi de 300 megas, teléfonos para comunicarnos directamente con el hospital o para ver radiografías en forma digital”, enumera Monserrat.
Los dos quirófanos, para esta emergencia, “no los vamos a utilizar porque trabajaremos con pacientes con enfermedades respiratorias, por lo cual a los quirófanos los transformé en cuatro consultorios, donde las personas pueden acceder a una asistencia médica adecuada, rápida“, explica el coronel.
Por último, la unidad médica tiene un autoclave para esterilización, donde ahora se cambiarán los entre 25 y 30 profesionales de la salud (médicos, técnicos y enfermeros) “dependiendo de la movilidad que nosotros tengamos. No los voy a hacer cansar a todos. Voy a tener dos médicos para triage, dos para el shock room, uno por cada una de las salas de las camas, dos enfermeros en cada cada una de ellas”, explica.
La bioseguridad de esos profesionales es una de las obsesiones del jefe del HMR: “No tenemos que incurrir en el error que tuvo Italia en algunas zonas, donde muchos médicos se infectaron con COVID-19 y fueron bajas para atender gente. El Ejército empezó a fabricar barbijos y camisolines, y nos provee también antiparras, guantes y botas. Medidas para que una persona que vaya a hisopar a quien esté sospechado de haber contraído la infección no la disemine entre ellos”.
Los pacientes que se atenderán allí serán derivados por el Ministerio de Salud a través del Ministerio de Defensa. “Este hospital tiene la capacidad de atender a cualquier tipo de pacientes en este momento de pandemia por COVID-19”, explica.
Al ingresar, los dos médicos encargados del triage (la clasificación según su gravedad) los rotularán después de tomarles la fiebre con termómetros con vía infrarroja y óticos (en el oído). Serán calificados como verdes “aquellos que estén en buen estado de salud, a los cuales les aconsejamos que directamente no vengan, porque si solamente tiene fiebre y no dificultad respiratoria que se queden en su domicilio”, explica Monserrat. Los amarillos serán “quienes tengan dificultades en la respiración, o fiebre que no se corte con paracetamol. Si requiere de internación se ubicarán en cualquiera de las 28 camas previstas para internación con oxígeno. Si no requiere internación, el paciente se va a su casa”.
Como el HMR no tiene terapia intensiva, los casos más graves “que requieran asistencia mecánica, ingresarán a la unidad de reanimación, llamada shock room, donde se les colocará un tubo en la boca, se los conectará a una asistencia respiratoria mecánica y se los evacuará a las terapias intensivas del Hospital Militar Campo de Mayo, Hospital Militar Central y centros periféricos, como hospitales de la zona”. Para ello habrá ambulancias, aviones y helicópteros, con especificaciones para este tipo de virus.
El hospital de Campo de Mayo tiene 18 camas en el pabellón quirúrgico y 8 camas de terapia intensiva extensibles a 16, dependiendo de la posibilidad de conseguir insumos como respiradores y monitores. “Si se transformara en hospital para COVID-19, se plantearía que todas las camas estuvieran destinadas a la pandemia. Por ahora, lo que hacemos es dividirlos en dos pabellones: el Antártida será aislado, porque el hospital trabaja con otras patologías que no son virales”.
La logística de este centro médico -que comenzaron armando en una semana y ahora en “menos de doce horas”, se enorgullece Monserrat- se completa con una cocina que permite la preparación de 300 raciones diarias; un lavarropas y una secadora para 40 kilogramos de ropa en cada proceso; duchas para hasta seis pacientes o personal sanitario en forma simultánea y baños para hombres y mujeres.
En el país, en estos momentos, hay 14 Comandos Conjuntos de las Fuerzas Armadas redistribuidos en todo el país. El otro Hospital Militar Reubicable lo tiene la Fuerza Aérea, y lo replegó desde Haití. Se cree que será ubicado en la Capital Federal en los próximos días. “La Sanidad Militar está actuando en ellos al cien por ciento. Estamos trabajando”, concluye Monserrat. Y advierte sobre el devenir de la pandemia de coronavirus COVID-19 en nuestro país: “Debemos esperar lo peor si la gente no se aísla en sus domicilios. Este virus podría generar un montón de muertos. Por eso es importante que permanezcamos en cuarentena”.
VIDEO: Lihue Althabe
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