Pese al aislamiento obligatorio dispuesto por el Gobierno nacional, cientos de personas se lanzaron este viernes a realizar compras en supermercados de la Ciudad de Buenos Aires y el interior del país, sin respetar las medidas preventivas para mantener el menor contacto humano posible.
La imagen es elocuente. Como si fuera la víspera de Navidad o el lanzamiento del último Ipad o una consola, se produjo una aglomeración de consumidores en las afueras de un establecimiento en el barrio porteño de Retiro, con una fila de aproximadamente 200 personas. Una escena repetida en las últimas horas, cuando ya se conocía que el presidente Alberto Fernández declararía la cuarentena obligatoria en todo el país.
Esta vez, ya con el aislamiento vigente, poco cambió. Como rige la restricción al ingreso masivo a los locales, continúa configurándose una situación de largas colas en los alrededores de los comercios ante un hipótetico desabastecimiento.
En San Miguel de Tucumán, durante la mañana se observaron también escenas de mayor calibre en los supermercados. Extensas filas de 400 personas fueron una postal compartida en algunas zonas residenciales y comerciales, sin respetar la distancia prudencial debida entre cada uno.
Madres con bebés en brazos, padres y adultos estuvieron en las enormes colas e hileras de vehículos ante diferentes negocios mayoristas de mercadería.
El Gobierno nacional, en conjunto con el pleno de la dirigencia política opositora y las instituciones del sistema de salud, reclamaron a la ciudadanía que se quede en sus casas y salga a la calle únicamente por situaciones de fuerza mayor, como proveerse de alimentos o concurrir a una farmacia.
"Las personas deberán permanecer en sus casas y hogares y salir para lo necesario. Van a seguir teniendo abiertos supermercados, negocios de cercanía, farmacias, pero desde la 0 hora de mañana” las fuerzas de seguridad “estarán controlando a quien circula por las calles, y el que no pueda explicar se verá sometido a la sanción que prevé el Código Penal”, dijo el presidente Alberto Fernández.
Tras reunirse con los gobernadores, el jefe de Estado reconoció que tuvo que decretar el aislamiento obligatorio luego de que notara que las últimas restricciones en la circulación no habían producido el efecto deseado.
“Suspendimos las clases, promovimos el trabajo a distancia, dictamos asuetos administrativos. Y sin embargo seguimos teniendo problemas de gente que no entiende que no se puede circular porque expone al otro”, fustigó ayer el jefe de Estado, al justificar la medida de excepción que se firmó desde las 0 horas del viernes.
Las principales cadenas de supermercados y mayoristas experimentaron en los últimos días un fuerte incremento en sus ventas a raíz de la pandemia como método preventivo para acumular stock en los hogares. Hubo una mayor asistencia de compradores a los locales y un marcado aumento de las operaciones online.
Aunque hubo algunas aglomeraciones en puntos específicos, en el primer día del aislamiento social, las calles de la ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense amanecieron semivacías y con pocas personas, en un clima de feriado, aunque con una actividad menor.
La cuarentena se extenderá hasta el 31 de marzo, al tiempo que se prorrogó la suspensión de vuelos de cabotaje y servicios de trenes y micros de larga distancia hasta esa misma fecha. Sin embargo, todo indica que las medidas de excepción se prorrogarán.
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