Dice Enrique, vendedor de helados en el Parque Rodó, que la última vez que vio todo así, tan vacío, tan sin alma, quieto, ajeno y sin gente fue cuando Uruguay casi gana el Mundial de Sudáfrica, hace diez años. El vendedor ambulante, de unos 60 años, está apoyado contra un farol, de cara al sol, con su camisa roja. Detrás suyo, nadie pedalea en los botes del pequeño lago. Enrique no parece preocupado pero lo está: “Hoy me compraron un helado de palito. Uno. Normalmente un día así vendo 50. No sé cómo voy a pagar las cuentas si esto sigue así".
La vida se detuvo en Montevideo. Casi literalmente. Los habitantes de la capital de Uruguay atravesaron el primer domingo desde que se conocieron infectados con coronavirus en el país con preocupación. Una enorme mayoría decidió aislarse, quedarse en casa.
La playa Ramírez, que un domingo de sol de verano estalla; la rambla, elegida para caminar y hacer deportes; el Parque Rodó, los shoppings, los restaurantes. En cada rincón de la ciudad impactó el temor por la amenaza del Covid-19 de un modo tal que la ciudad luce realmente como si se viviera el prólogo del apocalispis.
Bismark Pint es la persona debajo del traje del Hombre Araña. Se gana la vida así, una foto por 50 pesos uruguayos. Pero este domingo no hay padres que quieran ver a sus hijos abrazados al super héroe. El parque de diversiones del Parque Rodó cerró. Desde hoy y hasta el 30 de abril, de mínima, no prenderán las calesitas, ni se abrirá la pista de kartings. Matías, empleado, asegura: “Esto se hace para cuidar a los demás. Nos aseguraron que el sueldo lo seguiremos cobrando, pero de mantenerse estas medidas la economía se va al demonio, bo”.
Eso lo saben en La Misión Comedor, uno de los restaurantes de moda de la ciudad. Un domingo normal trabajan con 120 cubiertos. Esta vez no llegaron ni a 60. “El viernes se empezó a sentir. Los dueños piensan en no abrir. Reforzamos la limpieza. Ponemos mucho alcohol, atendemos a los clientes de lejos y sacamos mesas para que haya más separación entre los comensales”, comenta uno de los meseros del lugar.
La tradicional feria del Parque Rodó cerró una hora antes de lo normal por la falta de público. De 800 puestos hoy sólo abrieron 400. “No vino nadie. Vendí muy poco. Vamos a pensar medidas de prevención pero tenemos que seguir, sino cómo vamos a pagar las cuentas”, se preguntó, angustiada Nora Cuneo, presidenta de la Comisión Directiva de la Asociación de Feriantes de Ferias Especiales.
De acuerdo con lo que informó el diario local El Observador, ya son 8 los infectados en Uruguay. Uno de los nuevos casos confirmados es el del ex senador colorado Pedro Bordaberry. “No estuve en China, no estuve en ningún casamiento. No sé, se dio. Me acaban de informar. Me siento como si hubiera tenido una gripe, un poco más fuerte. Tengo un poquito de fiebre, no mucha”, contó en un video el dirigente.
Mientras tanto, el Poder Ejecutivo uruguayo evalúa este domingo qué hacer con la atención al público en las oficinas del Estado. Según se especula, limitarían o suspenderían toda actividad, en el marco de la vigencia de la emergencia sanitaria.
La Asociación de Empleados y Obreros Municipales (Adeom) pidió a las autoridades de la Intendencia de Montevideo el cierre de la atención al público de todos los servicios municipales, para prevenir casos de contagio de coronavirus.
El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) informó también este domingo el cierre de las salas de juegos de azar que están administradas por la Dirección General de Casinos y la suspensión de toda competencia hípica en los hipódromos del país hasta nuevo aviso. El sábado, varios cines de la capital comunicaron el cierre de sus salas por tiempo indeterminado.
Una de esas salas está en el Shopping Punta Carretas, que este fin de semana recibió, según contaron los vendedores a Infobae, entre el 10 y el 20 por ciento de la cantidad de gente que se observa un fin de semana normal.
Las autoridades del shopping difundieron a los comercios una serie de medidas relacionadas con la higiene y el cuidado de los trabajadores y los visitantes y anunciaron que suspendieron todos los eventos por tiempo indeterminado.
Belén es vendedora de un local de ropa de marca argentina. Lleva la cuenta de cuánta gente entra al local. Este domingo, habían pasado las 18 horas y sólo había entrado una persona. “Y no abrimos la caja, no vendimos nada”, agrega. Un domingo normal ingresan al comercio entre 70 y 90 personas.
La chica vive en la zona de El Prado y tarda normalmente una hora en llegar al shopping en colectivo. “Hoy tardé media hora”, agrega, para dar cuenta de la falta de pasajeros y el escaso tránsito en la ciudad y el miedo a trabajar en un lugar donde el contacto con la gente es permanente.
Lo mismo le pasa a Cindy, que trabaja en un local que hace manicura. “No vino nadie pero tomamos todas las precauciones si hay interesados", aclara. En el puesto de enfrente, en el mismo shopping, se venden experiencias. “Hoy no vino nadie y están llamando para devolver algunas que compraron en los últimos días. Esto estalló el viernes, cuando se anunciaron los primeros cuatro infectados en Uruguay”, comenta.
“Hay psicosis. La gente se stockea. Depende de nosotros. Hay gente que sigue yendo al shopping”, dicen Ignacio y Mateo, que decidieron a pesar de la paranoia que se vive salir a tomar un mate y compartirlo en la rambla.
El estado de emergencia y preocupación emocional se ve en las farmacias, donde ya no quedan barbijos ni alcohol en gel, y en los supermercados, donde las filas son larguísimas.
La Asociación de Supermercados de Uruguay (ASU) expresó en un comunicado este domingo que “no es necesario el abastecimiento excesivo” de productos. Y pidió que las compras sean realizadas por una única persona por familia, para evitar congestiones innecesarias que podrían favorecen la propagación del virus. En la medida de lo posible, instaron a que se pague con medios electrónicos y no con dinero físico para evitar contacto entre clientes y personal del comercio.
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