“Princess Cruises es una compañía global de vacaciones que atiende a más de 50.000 huéspedes diariamente en más de 70 países como parte de nuestro diverso negocio, y es ampliamente conocido que hemos estado manejando las implicaciones de COVID-19 en dos continentes. Al tomar esta acción audaz de pausar voluntariamente las operaciones de nuestros barcos, es nuestra intención tranquilizar a nuestros huéspedes leales, miembros del equipo y partes interesadas globales de nuestro compromiso con la salud, la seguridad y el bienestar de todos los que navegan con nosotros, como así como aquellos que hacen negocios con nosotros y los países y comunidades que visitamos en todo el mundo".
La declaración pertenece a Jan Swartz, presidente y CEO de Princess Cruises, una de las navieras más poderosas de la industria del crucero y responsable de la operación de buena parte de las enormes naves que cubren entre noviembre y abril, la temporada turística marítima del cono sur. Entre estos destinos se encuentran puertos chilenos, las islas Malvinas y varios puertos argentinos entre ellos Ushuaia, Puerto Madryn y Buenos Aires.
El miércoles, Infobae publicó el malestar que ocasionó en Ushuaia el desembarco de miles de turistas europeos y asiáticos procedentes del barco “Coral Princess” que amarró el martes en el puerto local, con una estadía de unas 8 horas.
El temor se debió principalmente al incremento de las alertas sobre la propagación del Coronavirus a nivel global y nacional, y a la luz de las medidas - por esas horas inminentes- que las autoridades nacionales adoptaran en materia de restricción de ingreso y tránsito de personas procedentes de zonas altamente riesgosas.
Funcionarios y ex funcionarios locales cuestionaron la publicación de la noticia. Sostuvieron desde que era imposible que los pasajeros estuvieran infectados -ya que “hacía varios días que estaban embarcados y ya habían hecho cuarentena”-. “Tenemos que seguir viviendo señores, por favor!. Es fácil reclamar que se termine el turismo si no vivimos del turismo, pero cuando reclamamos eso lo que estamos pidiendo, que miles de personas se queden sin trabajo. Es muy poco solidario." sostuvo Julio Lovece, actual responsable del proyecto Ushuaia XXI.
Otros referentes locales como Roberto Murcia (Presidente del puerto de Ushuaia) o la propia ministra de Salud de Tierra del Fuego, Judith Di Giglio, intentaron llevar calma a la población indicando que los protocolos de las propias navieras “garantizaban que los médicos de a bordo tenían perfectamente controlado el tema sanitario de cada buque y que los capitanes informan antes de la llegada a puerto cualquier novedad en materia de salud". Personal portuario de la provincia sostiene ahora que "la actitud adoptada por Princess parece demostrar que la situación estaba lejos de poder ser controlada por el personal de marinos que tripulan sus naves”.
Todos los expertos en transporte marítimo consultados por Infobae coincidieron en sostener que en este tipo de buques tener un control sanitario efectivo es virtualmente imposible ya que por un lado las naves cuentan con uno o dos médicos clínicos o a lo sumo especializados en trauma, los que no tienen posibilidad física ni elementos idóneos para relevar sanitariamente a miles de turistas y tripulantes.
“Esto es muy simple, estos cruceros tienen una duración total de 14 o 15 días como máximo. Los pasajeros lo pueden abordar en un puerto chileno (como en el caso del Coral Princess) y a Chile arribaron en avión en distintos momentos, según las condiciones del paquete turístico que cada pasajero hubiera contratado. Por ello es falaz sostener que esos pasajeros tuvieron tiempo de desarrollar los síntomas de la enfermedad antes de que el buque hubiera ingresado al puerto fueguino. Por otra parte los recursos materiales y humanos que posee el puerto argentino y el poco tiempo de estadía que estas naves permanecen en puerto, impiden que en tierra se pueda ejercer un mínimo control sanitario eficiente. Tambien hay cruceros de 7 o 14 días que tocan puertos de Brasil, Uruguay y Argentina, con turistas extranjeros y nacionales. que lo abordan en alguno de los distintos puertos de escala”, afirmaron desde la Liga Naval Argentina.
Infobae pudo saber que por estas horas, son varios los actores de la actividad marítima que le solicitaron al ministro de Transporte, Mario Meoni, que se proceda a la suspensión de los alrededor de 10 cruceros que aún restan arribar en la presente temporada. Se calcula que cada buque puede llegar a ser equivalente a no menos de 15 aviones.
A diferencia de lo que sucedió hasta ahora en la Argentina, Uruguay, y más precisamente el Departamento de Maldonado, impidió el arribo del crucero MSC “Poesía" procedente de Buenos Aires y con destino final Río de Janeiro. En Brasil evalúan qué hacer cuando llegue la nave.