En una noticia que entristeció a propios extraños, el ciclismo colombiano perdió el lunes 30 de diciembre de 2024, en la víspera del Año Nuevo, a una de las figuras más influyentes en su historia reciente: el entrenador y director deportivo italiano Gianni Savio, reconocido por ser el descubridor de grandes talentos del deporte de las bielas en el territorio nacional, como el pedalista Egan Bernal, y por haber entrenado a otro gigante de la escena nacional, como Santiago Botero.
Savio, que tenía 76 años, sufría diversos problemas de salud, producto de una enfermedad de la que no pudo curarse. Su legado en esta disciplina, especialmente en Colombia, es imborrable, pues fue el responsable de descubrir y formar a grandes talentos del ciclismo nacional y de llevarlos a las carreteras del continente europeo, gracias a su equipo Colombia Selle Italia.
Entre sus pupilos se destaca Bernal, que ha sido campeón del Tour de Francia en 2019, y del Giro de Italia, en 2021. El forjador de nuevos ciclistas, oriundo de Turín, en donde nació el 16 de abril de 1948, en plena época de la postguerra, se caracterizó por confiar plenamente en el potencial de los deportistas cafeteros y dedicó gran parte de su vida a impulsar sus carreras en el plano internacional.
Así descubrió Gianni Savio a Egan Bernal
Transcurría 2015 cuando el lombardo identificó el talento en el joven ciclista, que apenas comenzaba a destacar en las competencias locales, haciendo dotes de una de sus cualidades: la montaña. Fue entonces cuando Savio le ofreció un contrato con el equipo Androni Giocattoli-Sidermec: una escuadra de corte continental que sirvió como plataforma para que el nacido en Zipaquirá iniciara su carrera profesional en el ciclismo de ruta. Este paso, a la postre, resultó crucial para el desarrollo del colombiano, que más tarde se convirtió en uno de los nombres más importantes del ciclismo orbital.
“Sabía que sería un campeón porque vi algo extraordinario en él. No solamente los test de valores físicos, que eran muy buenos, sino su inteligencia en carrera y fuera de carrera, que era lo que le hacía superior. Se adaptó rápidamente a la carretera porque nació así”, afirmó el entrenador y director deportivo, en declaraciones recogidas por Noticias Caracol.
Y es que si algo destacó al experimentado formador, era su ojo para descubrir esos deportistas que estaban haciendo méritos para dar el gran salto a nivel internacional. Savio no solo evaluaba el rendimiento físico de los ciclistas, sino también su capacidad estratégica y mental: un aspecto que le llamó la atención en Egan, que desde entonces se ha repuesto de duros golpes que le han dado el ciclismo y la vida.
Al igual que su tarea con el único ganador del Tour de Francia, el italiano jugó un papel clave en el desarrollo de otros talentos del país y en la promoción del ciclismo colombiano a nivel internacional.
Su relación con Colombia fue tan estrecha que llegó a ser seleccionador nacional entre 2002 y 2005: cuando lideró al equipo en competencias internacionales y fue testigo del histórico triunfo del paisa Botero, que se coronó campeón mundial de contrarreloj, en la competencia efectuada en Zolder (Bélgica), en 2022. Un logro que marcó un hito en la historia del ciclismo colombiano, pues es la única medalla dorada en esta modalidad.
A su vez, es recordado por el voto de confianza al ciclista tolimense Fredy González, que se coronó campeón de la montaña del Giro de Italia en dos ocasiones, en 2001 y 2003, haciendo parte de las filas del Selle Italia. Otra gesta histórica para los ‘caballitos de acero’. También apoyó a otros corredores como José Serpa y Hernán Buenahora, además del venezolano José Rujano, cercano al ciclismo colombiano.
Según han reseñado medios especializados, entre ellos Mundo Ciclístico, Savio sentía un profundo cariño por las montañas del país y por los ciclistas que surgían de ellas, a quienes llamaba “escarabajos”. Este término, que se ha convertido en un símbolo del ciclismo colombiano, refleja la admiración del europeo por la capacidad de los ciclistas locales para enfrentar las exigentes rutas de montaña, un terreno que él consideraba ideal para formar campeones.