En la séptima jornada de las eliminatorias sudamericanas rumbo al mundial de 2026, Bolivia tuvo un cambio de sede, dejó de lado a La Paz, que está a más de 3.600 metros de altura a nivel del mar, para comenzar a hacer las veces de local en el Estadio Municipal de El Alto, que está a 4.150 metros.
La aprobación de Conmebol a este cambio generó múltiples críticas, puesto que los inconvenientes físicos que suelen sufrir los deportistas cuando juegan en la altura ya ha sido un tema de debate en Sudamérica, principalmente porque algunos atletas han tenido que ser asistidos con oxígeno durante los compromisos.
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En el primer partido que se registró en El Alto Bolivia derrotó 4-0 a Venezuela, lo que ha provocado que el cuerpo técnico de la selección Colombia, que jugará ante el elenco del altiplano el 10 de octubre, haya tomado múltiples medidas preventivas buscando que el impacto del cambio de Barranquilla a la provincia de Murillo sea el menor posible.
Ante esta situación, en diálogo con Infobae Colombia, el médico fisiólogo Henry León, que además es licenciado en Educación Física de la Universidad de La Sabana, reveló el impacto que tiene el cuerpo humano cuando se enfrenta a un cambio de esta índole al no estar acostumbrado a estar a más de 4.000 metros de altura.
En primer lugar, León indicó que las complicaciones se registran en todos los seres humanos, puesto que a pesar de que los jugadores de la selección Colombia son atletas elite, esto no evita que sufran su llegada a El Alto.
“Cuando una persona normal, no necesariamente un atleta, asciende a una altitud de más de 4.000 metros a nivel del mar, lo que pasa es que la presión del oxígeno allá es baja como para poder satisfacer las necesidades de oxígeno, el hecho de que estén a 4.000 metros reduce la cantidad de oxígeno que termina llegando al cerebro y el corazón. Eso le pasa a cualquier persona que no esté adaptada a esa altitud”.
Sobre las afectaciones que tiene el ser humano en este tipo de casos, el médico indicó que normalmente se registra una fatiga muscular rápida, que en algunos casos puede terminar en un desmayo.
“Pueden aparecer múltiples manifestaciones, la fatiga aparece de manera prematura, cuando no llega oxígeno a los músculos, comienzan a generar fatiga que merma el rendimiento; también la deficiencia afecta al cerebro, la velocidad del pensamiento se puede ver afectada, eventualmente pueden sufrir un desmayo. El sistema pulmonar se ve afectado, puede generar unos edemas pulmonares o lo que llaman el mal de montaña; incluso el corazón puede generar en personas afectaciones allí”, indicó Henry León.
Sobre las posibles estrategias que se pueden implementar para mitigar el impacto del cambio de altura en los deportistas, el médico destacó que hay acciones que pueden mermar la fatiga, pero indicó que el cuerpo humano no se adaptará de manera efectiva, sino mínimo 21 días después de la llegada.
“La mejor forma de disminuir es la adaptación, el cuerpo humano tarda hasta tres semanas para adaptarse a la altura, produciendo más glóbulos rojos, cuando una persona llega de un día para otro si se pueden hacer otras cosas, sobre todo en el deporte, tener oxígeno para los jugadores antes de cada tiempo, en el entretiempo e incluso medicamentos para fortalecer la dilatación de las arterias, pero en realidad si el tiempo es muy corto, es relativamente poco lo que se puede hacer”.
Por último, León recordó que las afectaciones por la altura no se mitigan para los atletas e indicó que cada organismo es diferente y que en algunos casos hacer deporte a más de 4.000 metros sin estar adaptado puede generar afectaciones a futuro en la persona.
“Si existe una contraindicación; muchas personas que no tienen adaptación y hacen esfuerzos físicos pueden tener problemas desde el punto de vista cardiovascular y pulmonar principalmente”, puntualizó.