Durante la tarde del domingo 25 de agosto se disputó en el estadio conocido popularmente como El Cilindro el clásico de Avellaneda entre Racing e Independiente, donde las emociones se quedaron reducidas a los choques y confrontaciones entre jugadores por un pálido empate sin goles entre ambos clubes.
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Racing, que venía de asegurar su paso a los cuartos de final de la Copa Conmebol Sudamericana tras golear al equipo chileno de Huachipato, era el favorito para llevarse el encuentro. ‘La Academia’ (como se le conoce a Racing), a diferencia de Independiente, también venía realizando una buena actuación en la Primera División de Argentina por lo que su fanaticada esperaba que de local pudiesen hacerse con el triunfo.
Pero a pesar de los pronósticos, Independiente de Avellaneda sorprendió y se llevó un luchado empate de El Cilindro; pese a que el Rojo (uno de los apodos de Independiente) terminó jugando con tan solo 9 jugadores, logró sacar su valla invicta y llevarse un punto valioso.
En Racing jugaron los colombianos Roger Martínez y Johan Carbonero, además del talentoso centrocampista de la selección Colombia Juan Fernando Quintero, quien no brilló en esta ocasión por su talento, sino por una acalorada discusión que tuvo con uno de sus rivales en pleno transcurso del juego.
El volante creativo que ha pasado por River, Porto, Medellín, Junior, entre otros clubes, no pudo aguantar su frustración y terminó insultando al defensa Joaquín Laso al llamarlo “malo de mierda”. El momento de la calentura del colombiano quedó registrada en un video que circula en redes sociales.
El esperado Clásico de Avellaneda entre Racing Club e Independiente finalizó en un empate sin goles en el Cilindro de Avellaneda. Un partido marcado por la intensidad, las lesiones y las intervenciones arbitrales, que vio a ambos equipos luchar sin cuartel durante los 96 minutos de juego.
Desde el arranque, Racing, bajo la dirección de Gustavo Costas, mostró una alineación ofensiva con Gabriel Arias en la portería, acompañado por Facundo Mura, Leonardo Sigali, Santiago Quiros y Marco Di Cesare en la defensa. En el mediocampo, Santiago Sosa y Agustín Almendra trataron de imponer su dominio, mientras que Baltasar Rodríguez, Roger Martínez y Johan Carbonero apoyaban al delantero Adrian Martínez.
Por su parte, Julio Vaccari optó por un Independiente solido defensivamente, con Rodrigo Rey en el arco, federico Vera, Kevin Lomónaco, Joaquín Laso y Damián Pérez en la zaga. En el mediocampo, Felipe Loyola, Iván Marcone y David Martínez buscaban equilibrar el juego, mientras que Alex Luna, Gabriel Ávalos y Diego Tarzia eran los encargados del ataque.
El primer tiempo transcurrió con pocas oportunidades claras. Racing intentó abrir el marcador con un remate de cabeza de Roger Martínez 14′, asistido por Baltasar Rodríguez, que fue detenido por Rodrigo Rey. Independiente, por su parte, tuvo su oportunidad a través de un tiro de Diego Tarzia 48′ que se fue alto.
El segundo tiempo siguió la misma tónica. Racing buscaba romper el empate con intentos fallidos de Juan Fernando Quintero 70′, 56′ y Maximiliano Salas 92′. Independiente quedó con un jugador menos a los 89 minutos tras la segunda tarjeta amarilla de Federico Vera, lo que puso al equipo en una posición aún más defensiva.
El final del partido estuvo cargado de emoción, con Racing presionando constantemente. En el minuto 95, Maximiliano Salas cometió una falta en campo contrario, mientras que Marco Pellegrino de Independiente recibió una falta en la zona defensiva. Al minuto 94, Rodrigo Rey fue amonestado. Un fuera de juego de Juan Fernando Quintero 93′ terminó por frustrar las esperanzas de un último ataque de Racing.
Ambos equipos intentaron hasta el último minuto, pero el marcador no se movió. Fue un enfrentamiento tenso y físico, donde las tarjetas amarillas y una expulsión resaltaron la intensidad del clásico. Ambos entrenadores deberán analizar las múltiples oportunidades fallidas y trabajar en la efectividad para futuros encuentros.
El Clásico de Avellaneda culminó con un empate 0-0, dejando a los aficionados con ganas de más, pero con la certeza de haber presenciado una batalla digna de dos gigantes del fútbol argentino.