Deportes Tolima e Independiente Santa Fe lucharán por un cupo a la gran final del fútbol profesional colombiano. Ante un estadio Manuel Murillo Toro colmado por hinchas pijaos, el conjunto dirigido por David González deberá buscar una victoria que lo clasifique a la instancia final del campeonato, mientras que a los bogotanos tan solo les bastará con un empate para meterse en la siguiente fase del torneo.
Y es que el duelo entre ibaguereños y capitalinos tiene múltiples antecedentes. Ambos clubes se han medido en múltiples oportunidades en instancias definitivas, así como en la búsqueda por clasificarse a la segunda ronda del campeonato. Sin embargo, en uno de los casos más recordados, un colegiado dejó el arbitraje luego de protagonizar una fuerte polémica en un encuentro entre los dos equipos.
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Tal episodio se registró en la última fecha del torneo apertura del 2007. Para aquel entonces, Independiente Santa Fe llegaba a Ibagué con la necesidad de una victoria para meterse en el ansiado grupo de los ocho, ante un Deportes Tolima que ya estaba virtualmente eliminado del torneo.
No obstante, en la previa, un escándalo sacudió las arcas cardenales. Precisamente, a pocos días de disputarse el crucial duelo, varios de los futbolistas de la nómina santafereña salieron de fiesta, llegando a ingerir bebidas alcohólicas ante la atenta mirada de algunas personas. Por tal motivo, desde el club hicieron un llamado de atención a los futbolistas, quienes habían perdido el clásico bogotano contra Millonarios el fin de semana anterior; de hecho, dos jugadores fueron licenciados por la polémica.
Bajo ese panorama, los dirigidos por Pedro Sarmiento saltaron al terreno de juego del Manuel Murillo Toro, que contaba con poca hinchada del Tolima. Así las cosas, sobre el 33′, Léider Preciado abrió el marcador para los bogotanos y en su celebración se mostró ante una cámara diciendo: “No estoy borracho”, haciendo alusión al escándalo de indisciplina.
No obstante, sobre el 68′, Yulián Anchico, ahora ídolo cardenal, igualó las acciones. Fue allí cuando, en medio del “afán” cardenal, empezaron a aparecer las polémicas. Por ejemplo, a falta de dos minutos para el final, el juez central, Hernán Hoyos, pitó una pena máxima a favor de los bogotanos, acción que posteriormente fue anulada por el aviso del juez de línea.
Juez pitó penal que no era
No obstante, cuando restaban segundos para el final, el referee protagonizó la mayor polémica del partido. Y es que Christian Marrugo lanzó un pase largo a Yedinsson Palacios, quien corrió hacia la portería de Agustín Julio, que lo derribó cuando aún no había entrado al área rival. Las imágenes era muy claras y era evidente que la falta, por la que el guardameta cartagenero fue expulsado, había sido fuera del área.
No obstante, el árbitro caldense decidió sancionar pena máxima, luego de conversar con sus ayudantes, a quienes les pidió asistencia incluso por las cámaras en el terreno de juego. Así las cosas, tras algunos minutos de incertidumbre, Hoyos sancionó el disparo desde el punto penal que no fue desaprovechado por Christian Marrugo, que la mandó a guardar con un potente remate.
Finalizó el partido, clasificaron los cardenales y una vez entró en camerino, el juez central pudo percatarse de su error. De hecho, dirigentes del Bucaramanga, equipo con el que los bogotanos luchaban la clasificación, pidieron que el encuentro se repitiera; sin embargo, eso nunca sucedió.
Además, tras su error, Hoyos no volvió a ser planillado para juegos de la primera división del fútbol colombiano por parte de la comisión arbitral. Esto cuando el caldense apenas tenía 36 años.