
El Desierto de la Tatacoa, ubicado en el departamento del Huila, se erige como uno de los paisajes más fascinantes y extremos del país. Con temperaturas que alcanzan los 40 grados Celsius (104 grados Fahrenheit) y una extensión que lo convierte en la segunda zona árida más grande de Colombia, después de La Guajira, este lugar combina maravillas geológicas, historia y cultura.
Según la experiencia documentada por el youtuber colombiano Jorge Hernan Arcila, el desierto no es propiamente un desierto, sino un bosque seco tropical que alberga una biodiversidad única y paisajes esculpidos por millones de años de erosión.
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El recorrido hacia este destino comienza en Neiva, la capital del Huila, situada en el valle del río Magdalena. Desde allí, un trayecto de 39,1 kilómetros (24,3 millas) conduce al municipio de Villavieja, puerta de entrada al desierto. Villavieja, fundada el 6 de agosto de 1551, es una de las ciudades más antiguas de Colombia y un importante referente histórico de la época colonial. Este municipio conserva vestigios de su pasado, como la capilla de Santa Bárbara y una réplica del Megaterio, un animal prehistórico que habitó la región.
Villavieja no solo es el punto de partida hacia el desierto, sino también un lugar lleno de encanto. Según Arcila, el municipio ofrece hospedajes como el hostal ‘Los Caminantes’, donde una habitación para dos personas con aire acondicionado y baño privado tiene un costo de 80.000 pesos (aproximadamente 20 dólares estadounidenses). Aunque la oferta gastronómica es limitada, con predominio de comida rápida, el lugar destaca por su rica historia y su patrimonio cultural. “En Villavieja, restaurantes para cenar no encontramos. Nos tocó comida rápida”.
Entre los sitios emblemáticos de Villavieja se encuentra la Iglesia Nuestra Señora del Socorro, una construcción de principios del siglo XX con influencias góticas. Además, el municipio es conocido por su cercanía al río Magdalena, donde los visitantes pueden cruzar en ferry, una experiencia que conecta con la historia del transporte en la región.
El desierto rojo: cárcavas y estoraques
A solo siete kilómetros (4,3 millas) de Villavieja se encuentra el sector rojo del Desierto de la Tatacoa, famoso por sus formaciones geológicas únicas. El creado de contenido resaltó que las estructuras, conocidas como cárcavas y estoraques, han sido moldeadas por el viento y la lluvia a lo largo de millones de años. El suelo rojizo, rico en minerales como magnesio y zinc, otorga al paisaje una tonalidad distintiva que lo convierte en un lugar especial para explorar.
“Estamos en la parte del desierto rojo. Esta es la parte de las cárcavas, porque la parte de encima es lo que llama los estoraques. Caminando por las cárcavas. Y en la parte superior se encuentran los estoraques. Estos efectos coloridos que adornan los paisajes de la Tatacoa se deben específicamente a sus componentes minerales del suelo”, explicó Arcila.
Los visitantes pueden recorrer senderos señalizados que permiten admirar de cerca estas formaciones. Sin embargo, se recomienda hacerlo con guías locales, ya que las rutas pueden resultar confusas. El costo del parqueadero en esta zona es de 3.000 pesos colombianos (aproximadamente 0,75 dólares estadounidenses).
El desierto gris y el oasis de los hoyos
Otro sector destacado del desierto es el conocido como los hoyos, caracterizado por su suelo grisáceo y arenoso. Esta área alberga una piscina natural, un verdadero oasis en medio del paisaje árido. El acceso a la piscina tiene un costo de 10.000 pesos colombianos (aproximadamente 2,5 dólares estadounidenses) por persona, y el lugar ofrece un espacio para la hidratación y el descanso.
El sector de los hoyos también es famoso por sus cárcavas y estoraques, que se pueden observar desde senderos diseñados para los turistas. Este lugar combina la belleza natural con la posibilidad de disfrutar de un baño refrescante en aguas que brotan de las profundidades del terreno.
Por otra parte, el Observatorio Astronómico del Desierto de la Tatacoa es otro de los grandes atractivos de la región. Este espacio es reconocido a nivel mundial como uno de los mejores puntos para observar el universo, gracias a la claridad de su cielo y la ausencia de contaminación lumínica. El ingreso al observatorio tiene un costo de 11.200 pesos (aproximadamente 2,8 dólares estadounidenses).
Además de su riqueza natural y científica, el desierto está rodeado de historias y misterios. Según el texto fuente, algunos visitantes han reportado avistamientos de objetos voladores no identificados (Ovnis) en la zona, lo que añade un elemento de intriga a este destino.
Transporte y rutas alternativas
El acceso al desierto y sus alrededores ofrece diversas opciones de transporte. De acuerdo con el viajero, los visitantes pueden cruzar el río Magdalena en ferry, una experiencia que permite evitar el peaje del puente Golondrina, cuyo costo es de 13.600 pesos (aproximadamente 3,4 dólares estadounidenses). Ese puente, originalmente diseñado para el paso del tren, es ahora utilizado por vehículos y cuenta con túneles históricos que añaden un toque de nostalgia al recorrido.
El creador de contenido para YouTube también sumó que las rutas hacia el desierto incluyen caminos destapados que bordean el paisaje árido, ofreciendo vistas panorámicas y la posibilidad de explorar áreas menos transitadas.