Juan Gabriel Vásquez y los detalles de ‘Los nombres de Feliza’, su más reciente novela

El escritor bogotano recordó el proceso por el que pasó para culminar un proyecto que nació cuando él tenía 23 años de edad mientras viajaba por las calles de París con la idea de iniciar su carrera como autor

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 Juan Gabriel Vásquez es
Juan Gabriel Vásquez es uno de los escritores colombianos más importantes en la actualidad - crédito Natalio Cosoy y Penguin Random House

La Biblioteca del Gimnasio Moderno fue el escenario que acogió la presentación del libro Los Nombres de Feliza (2024) del autor bogotano Juan Gabriel Vásquez. En este espacio, abarrotado por más de 200 personas, se le dio la bienvenida entre aplausos a uno de los mejores escritores colombianos de la actualidad.

Alejandra Jaramillo fue la escritora encargada de llevar a cabo la charla sobre la más reciente publicación de Vásquez, que lo tiene como personaje principal, en búsqueda de las razones que llevaron a la artista Feliza Bursztyn a “morir de tristeza” como escribiera Gabriel García Márquez en 1982, antes de recibir el premio que lo consagraría como uno de los autores más importantes del siglo XX: “La escultora colombiana Feliza Bursztyn, exilada en Francia, se murió de tristeza a las 10:15 p. m. del pasado 8 de enero en un restaurante de París”.

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El escritor colombiano se obsesionó
El escritor colombiano se obsesionó con la vida de la escultora bogotana luego de saber que García Márquez la conocía - crédito Vannessa Jiménez/EFE

Esta frase obsesionó a Vásquez, que en la charla lo recordó de la siguiente manera: El primer latido de esta novela se dio cuando yo tenía 23 años y estaba recién llegado a París con la idea un poco loca de tratar de ser escritor y tenía una enfermedad con la que ningún médico daba y eso me obligaba a atravesar toda la ciudad en metro y esperar en salas y llevaba un libro conmigo: eran las columnas de García Márquez”.

Vásquez no conocía nada de Bursztyn, pero las palabras del nobel generaron preguntas que se mantuvieron hasta mediados de 2023, cuando inició la escritura de la novela.

Entrado en la investigación del libro, el autor de novelas como El ruido de las cosas al caer (2011), Los informantes (2004) y Las formas de las ruinas (2015) encontró una contradicción que le generó mayor interés, Feliza se caracterizaba por ser una mujer alegre, “por su extroversión, era conocida por su carcajada, de hecho, García Márquez escribió columnas de su risa y el hecho de que se dijera que una mujer así moría de tristeza es, para un novelista un tema al que no se puede renunciar”.

El autor afirmó que escribe
El autor afirmó que escribe y lee, porque considera que este arte le permite vivir otras vidas - crédito Norman Quevedo

Escribir sobre personajes públicos: una manera de vivir otras vidas reales

Jaramillo le preguntó por las razones que lo han llevado a escribir sobre personajes como Feliza, puntualizando que en sus últimos libros ha escrito sobre personas públicas. Vásquez afirmó que lo venía haciendo durante los últimos años, porque “la idea de utilizar esas vidas reales para la ficción es lo que me ha venido interesando durante los últimos diez años, porque ayuda a responder para qué sirve de la literatura, por qué leemos novelas; lo hacemos porque nos frustra terriblemente vivir una sola vida, y además muy corta”.

El escritor también indicó que las novelas hacen parte de un nivel en la que ninguna ciencia puede acceder, “que pertenece a zonas que son ambiguas y tiene más contacto con nuestra parte irracional; una dimensión de lo que somos los seres humanos, algo a lo que no puede acceder ni el periodismo ni la ciencia, porque no se revela con datos”.

Juan Gabriel Vásquez recordó la
Juan Gabriel Vásquez recordó la importancia de Feliza Bursztyn en la cultura colombiana y el impacto que tuvo en la política colombiana - crédito Ignacio Gil/ABC

Los nombres de Feliza

Durante toda su vida, Feliza tuvo problemas para que su apellido se entendiera y escribiera correctamente. Sin embargo, los padres de la escultora, Jacobo y Chaja, querían llamarla Feigele (que en yidis significa pajarito), pero por consejo de un amigo de la familia Bursztyn, por entonces ya asentada en la capital colombiana, optaron cambiar su nombre. La nombraron Felicia.

Con el paso del tiempo, la escultora colombiana decidió que su nombre se escribiría con “z”, por lo que lo cambio a como la conocemos hoy en día, luego de 43 años de su fallecimiento. Estas acciones significaron para el autor otro punto de interés en la vida de la escultora que retrató en la novela y que lleva por nombre el título de esta.