En medio de una tensa crisis diplomática entre Colombia y Estados Unidos, el expresidente colombiano Álvaro Uribe Vélez sorprendió al intervenir para facilitar el diálogo entre ambos países, a pesar de las marcadas diferencias políticas con el actual mandatario, Gustavo Petro. Uribe ofreció su respaldo a la canciller entrante, Laura Sarabia, en un gesto que fue interpretado como un esfuerzo por priorizar los intereses nacionales sobre las disputas partidistas.
La senadora y precandidata presidencial María Fernanda Cabal, en declaraciones a Semana, explicó que Uribe utilizó sus conexiones en el ámbito político estadounidense para mediar en la situación. Según Cabal, el expresidente mantiene relaciones cercanas tanto con figuras del Partido Republicano como del Partido Demócrata, lo que le permitió establecer contacto con actores clave como el congresista Mario Díaz-Balart, miembro del influyente Comité de Apropiaciones de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, y el senador Marco Rubio. Además, Cabal mencionó que Uribe habría recurrido a otros aliados en el estado de Florida, como Bernie Moreno, hermano del expresidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Luis Alberto Moreno.
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De acuerdo con Cabal, la intervención de Uribe responde a lo que ella calificó como “una lección por el amor a Colombia”. La senadora recordó que no es la primera vez que el expresidente tiende puentes con adversarios políticos en momentos críticos. Como ejemplo, mencionó su disposición a dialogar tras el rechazo del plebiscito sobre el acuerdo de paz con las Farc en 2016. En esta ocasión, Uribe habría actuado con rapidez tras conocer la gravedad del problema diplomático con Estados Unidos, que se intensificó luego de que el presidente Petro rechazara inicialmente las condiciones impuestas por el gobierno estadounidense para la deportación de migrantes colombianos.
El propio Uribe, en declaraciones recogidas por Semana, detalló que fue contactado por una persona ajena a la política, quien le informó que la canciller Sarabia necesitaba comunicarse con él de manera urgente. Aunque no ofreció detalles específicos sobre las conversaciones, Uribe confirmó que se trató de un esfuerzo conjunto para encontrar una solución inmediata a la crisis. “Agradezco a varios miembros de la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores, gremios y asociaciones por sus opiniones”, expresó el exmandatario, subrayando la importancia de trabajar más allá de las agendas políticas internas.
El trasfondo de la crisis diplomática
La controversia se originó cuando el presidente Petro se negó a permitir el aterrizaje de vuelos militares estadounidenses que transportaban a migrantes colombianos deportados, exigiendo condiciones más dignas para los repatriados, como la eliminación del uso de esposas. Esta postura generó tensiones con el presidente estadounidense Donald Trump, que amenazó con imponer medidas arancelarias contra Colombia. Sin embargo, tras horas de negociaciones, el Gobierno colombiano aceptó los términos propuestos por Estados Unidos y envió dos aviones oficiales a las ciudades de San Diego y Houston para recoger a los deportados.
El martes 28 de enero, dos aeronaves de la Fuerza Aérea Colombiana llegaron a Bogotá con aproximadamente 200 migrantes deportados. Algunos de ellos describieron su experiencia como una “pesadilla americana”, denunciando las condiciones del programa de expulsiones implementado durante la administración de Trump. Este episodio puso de manifiesto las tensiones en la relación bilateral y la necesidad de un manejo diplomático más coordinado.
En medio de los esfuerzos por resolver el impasse, la Cancillería de Colombia emitió un comunicado en el que informó sobre una reunión de alto nivel celebrada en Washington D. C.. En el encuentro participaron el ministro de Relaciones Exteriores, Luis Gilberto Murillo, el embajador de Colombia en Estados Unidos, Daniel García-Peña, y el enviado especial del gobierno estadounidense para América Latina, Mauricio Claver-Carone. Según el comunicado, las partes revisaron los detalles del acuerdo alcanzado el 26 de enero y definieron los pasos a seguir para su implementación.