Manuel Elkin Patarroyo y sus líos legales por experimentar con micos para desarrollar vacunas

El científico tuvo licencias entre 1984 y 2010 para realizar pruebas en monos aotus, pero habría superado el número permitido por las entidades nacionales

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Manuel Elkin Patarroyo experimentó con
Manuel Elkin Patarroyo experimentó con monos nocturnos del Amazonas para conocer la reacción del sistema inmunológico a las vacunas contra la malaria -crédito Diego Pineda

En la tarde del 9 de enero de 2025, se confirmó la muerte de Manuel Elkin Patarroyo, por una afección cardiorrespiratoria. El tolimense, ganador del Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica de 1994, tuvo problemas legales en 2012 por incumplir con licencias ambientales y afectar a la población animal que utilizaba para realizar experimentos.

El 5 de julio de 2012, el Tribunal Administrativo de Cundinamarca falló a favor de una demanda en la que se denunciaban las malas prácticas que Manuel Elkin Patarroyo y la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia (FIDIC), llevaban a cabo con los monos aotus.

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Según las denuncias, el científico
Según las denuncias, el científico tatuaba con consecutivos a los simios y los liberaba sin conocer las repercusiones de la malaria en los animales - crédito Miguel Barreto/EFE

Con el fallo, se le retiró la licencia que tenía por entonces el científico para experimentar con los primates hasta que cumpliera con las condiciones necesarias impuestas: crear un zoocriadero y hacer un estudio de la población de monos nocturnos en el área afectada con el fin de no reducir la población significativamente.

En una entrevista que el científico concedió al medio La Silla Vacía, explicó que estudiaba con estos simios porque tenían un sistema inmunitario muy parecido al de los humanos. A su vez, negó que incumpliera con las leyes ambientales y que trabajaba “por los que no tienen voz, que son un millón y medio de niños muertos al año”. También indicó que la tasa de mortalidad de estos animales era del 5% y que, una vez finalizado el experimento, eran liberados.

Cabe destacar que, las licencias que tuvo le permitían capturar 800 monos nocturnos al año, pero según Ángela Maldonado, primatóloga que demandó al científico, en varias ocasiones Patarroyo capturó más micos de lo que tenía permitido y los liberaba sin saber las consecuencias que tendrían en ellos la inmersión de la malaria.

El científico habría experimentado con
El científico habría experimentado con animales de territorio brasileño y peruano - crédito NaturaLista Colombia

Estas acusaciones fueron negadas por Patarroyo que, según La Silla Vacía, entregó los datos en los que se confirmaba la cantidad de animales capturados entre 1984 y 2010. Según el medio, en 2003 se registró la entrada de 2093 monos nocturnos.

Con respecto a la liberación de los animales, Patarroyo indicó que eran tratados con antimaláricos, por lo que no había riesgo de propagar la enfermedad.

Marcas a los monos y experimentos con animales de Perú y Brasil

Según confirmó al medio anteriormente mencionado Lina Peláez, que fue veterinaria en la fundación del hoy fallecido científico, el trato con los micos era indebido, puesto que, una vez entraban, eran tatuados con un consecutivo. El número general superaba los 20.000. El científico afirmó que las palabras de la veterinaria eran falsas y que había declarado eso, porque él la había despedido.

Sus experimentos permitieron desarrollar más
Sus experimentos permitieron desarrollar más investigaciones contra la malaria en el mundo, luego de que entregara su proyecto a la comunidad internacional - crédito El Observador

Por otra parte, al científico se le acusó de tráfico de fauna, porque habría experimentado con monos provenientes de Brasil y Perú. Algo que dijo, pudo haber pasado antes de 2006, pero no después de aquel año, porque había reforzado las normativas para evitarlo. Además, afirmó que solo pagaba a indígenas colombianos por cada captura. No obstante, la Revista Cambio publicó en 2007 un fotorreportaje en el que se evidenciaba que indígenas colombianos pagaban a los habitantes rurales de los países vecinos por cada simio capturado.

En 2014, un fallo del Consejo de Estado suspendió su trabajo con los monos nocturnos a causa de las denuncias de Ángela Maldonado, pero fue revocado en 2015 y la fundación fue sometida a una investigación para saber si Patarroyo cumplía con los requerimientos que le hicieron.

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