Medellín, una ciudad que en el pasado fue conocida por sus altos índices de violencia, podría estar a punto de salir del listado de las ciudades más violentas del mundo.
Así lo afirmó el presidente de Colombia, Gustavo Petro, al destacar que la tasa de homicidios en la ciudad cerró el año 2024 con 10,2 homicidios por cada cien mil habitantes, una cifra histórica que, según el mandatario, es resultado de la implementación de la política de ‘paz total’.
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De acuerdo con declaraciones compartidas por la senadora del Pacto Histórico, Isabel Zuleta, a través de su cuenta en la red social X, esta significativa reducción en los homicidios no solo se observa en Medellín, sino también en el Valle de Aburrá, la región metropolitana que rodea a la ciudad.
Zuleta presentó cifras comparativas que muestran una disminución constante en los últimos años. En 2022, la tasa de homicidios en Medellín fue de 13,7 por cada 100.000 habitantes, mientras que en 2023 se redujo ligeramente a 13,52. Sin embargo, el descenso más pronunciado se registró en 2024, cuando la tasa cayó a 10,99.
La senadora también destacó que esta tendencia se refleja en el promedio general del Valle de Aburrá. Según los datos que compartió, la región pasó de una tasa de 12,62 homicidios por cada cien mil habitantes en 2022 a 12,17 en 2023, para finalmente alcanzar 10,20 en 2024.
Zuleta atribuyó estos resultados a la política de ‘paz total’ impulsada por el actual Gobierno, liderado por Petro, y contrastó estas cifras con las registradas durante el primer mandato del alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez.
En este sentido, Zuleta recordó que Gutiérrez asumió la alcaldía en 2016 con una tasa de homicidios de 21,37 por cada 100.000 habitantes, la cual aumentó a 26,16 en 2018, marcando un pico durante su administración.
Aunque en su último año de gobierno logró reducir la cifra a 23,88, esta seguía siendo más del doble de la tasa actual, según enfatizó la senadora. Además, señaló que esta disminución en los homicidios durante el mandato de Gutiérrez se debió, en parte, a un pacto entre bandas criminales que operaban en la Comuna 13, una de las zonas más afectadas por la violencia en la ciudad.
Por su parte, el presidente Petro destacó que Medellín, que en el pasado llegó a reportar una tasa de homicidios de 400 por cada cien mil habitantes, está ahora cerca de alcanzar cifras de un solo dígito, lo que podría sacarla del listado de las ciudades más violentas del mundo.
En su pronunciamiento, el mandatario hizo un llamado a la Fiscalía General de la Nación para que evalúe estos resultados y colabore en las negociaciones sociojurídicas que el Gobierno está llevando a cabo con líderes de bandas criminales del Valle de Aburrá que se encuentran en prisión.
“Estamos a punto de lograr que Medellín, la ciudad que reportó la tasa de homicidios más alta del mundo hasta ahora, 400 por cada cien mil habitantes, ahora esté a punto de abandonar el ranking de las ciudades violentas al estar a punto de reducir su tasa de homicidios a menos de un dígito”, se lee en la publicación del mandatario.
Petro señaló que el objetivo inmediato de estas negociaciones es el desmantelamiento de estructuras criminales dedicadas a la trata de mujeres y niñas, así como a la extorsión. Además, reiteró el compromiso de su administración con la inversión social en las comunas populares de Medellín, enfocándose en la ampliación del cooperativismo productivo y el acceso a la educación superior como estrategias para consolidar la paz en la región.
La política de Paz Total, una de las principales apuestas del Gobierno de Petro, busca abordar las causas estructurales de la violencia en Colombia mediante el diálogo con grupos armados y organizaciones criminales, así como la implementación de programas sociales en las comunidades más afectadas. Según el mandatario, los resultados obtenidos en Medellín y el Valle de Aburrá son una muestra del impacto positivo de esta estrategia.
Aunque los datos presentados por la senadora Zuleta reflejan una tendencia alentadora, el desafío de mantener y profundizar estos avances sigue siendo significativo. La historia reciente de Medellín, marcada por ciclos de violencia y acuerdos temporales entre actores armados, plantea la necesidad de consolidar políticas sostenibles que garanticen la seguridad y el bienestar de sus habitantes a largo plazo.