El jueves 9 de enero de 2025 se confirmó la muerte del científico tolimense Manuel Elkin Patarroyo, que buscó la vacuna para curar la malaria y que en el último tiempo estuvo inmerso en una serie de polémicas por su intención de desarrollar una dosis para combatir el COVID-19.
El profesional de la salud, nacido en el municipio de Ataco y al que se le atribuye la creación de la primera vacuna sintética en el mundo contra una de las enfermedades que más muertes causan en países del trópico, falleció a la edad de 78 años, según confirmaron sus allegados. Una partida que generó revuelo en las redes sociales, pues su labor estuvo en medio de defensores y contradictores.
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Uno de ellos fue el doctor Carlos Francisco Fernández, que resaltó su trayectoria. Patarroyo murió en su residencia en Bogotá, al parecer por un paro cardiorrespiratorio.
Del mismo modo, la doctora Gabriela Delgado, decana de Ciencias de la Universidad Nacional, que reconoció los logros del científico, ligado a este centro de educación superior. “Hoy ha partido un gran científico colombiano: Manuel Elkin Patarroyo. Su legado está representado, más que en la primera vacuna sintética del mundo, en una generación de investigadores a quienes inculcó el valor de construir país, generando conocimiento”.
¿Quién fue Manuel Elkin Patarroyo?
Patarroyo, más allá de las polémicas que lo involucraron con la experimentación con monos, y por las fuentes de financiación de sus investigaciones, fue reconocido como uno de los investigadores más destacados de Colombia, debido a sus esfuerzos en el ámbito de la inmunología y la investigación médica.
Su contribución más sobresaliente fue el desarrollo de la vacuna experimental SPf66 contra la malaria, que en su momento marcó un hito en la lucha contra esta enfermedad; aunque no estuvo exenta de controversias, pues la Organización Mundial de la Salud (OMS) concluyó que la vacuna no cumplía con los estándares de eficacia tras llevar a cabo evaluaciones clínicas posteriores.
El camino de Patarroyo en la ciencia comenzó con su formación académica, que se adelantó en la Universidad Nacional de Colombia, claustro del que obtuvo su título en medicina en 1971. Posteriormente, el tolimense amplió sus conocimientos en inmunología en la Universidad de Yale, en Estados Unidos, y continuó con estudios postdoctorales en el prestigioso Instituto Karolinska de Estocolmo, Suecia.
Por su parte, en 1983, el científico fundó el Instituto de Inmunología del Hospital San Juan de Dios en Bogotá: espacio que se convirtió en el epicentro de sus investigaciones sobre enfermedades infecciosas. Fue allí donde, entre 1986 y 1988, lideró el desarrollo de la vacuna SPf66, un proyecto que buscaba combatir la malaria: enfermedad que afecta a millones de personas en regiones tropicales y subtropicales.
Y pese a que la aplicación generó grandes expectativas a nivel global, los resultados de las pruebas clínicas realizadas por la OMS no respaldaron su eficacia, lo que limitó su implementación masiva por parte de este ente. Una lucha en la que insistió gran parte de su vida, y que a la postre parece haber afectado su reputación en la comunidad científica.
Con todo y ello, a lo largo de su carrera, Patarroyo recibió numerosos reconocimientos internacionales que ponderaron de manera positiva sus esfuerzos. Entre ellos, se encuentran la Medalla de Edimburgo, el Premio Príncipe de Asturias y el Premio de la Fundación Léon Bernard, otorgado por la OMS; con el que se pretendió dar valor a sus iniciativas campo de la inmunología, que lo llevaron -incluso- a plantear, a mediados de 2021, una vacuna contra el COVID-19.
Pese a su intención de desarrollar la vacuna ColSarsProt, inspirada en el nombre Colombia Sars Protection, debido a la escasez de fármacos efectivos en el país, la iniciativa no prosperó.
Durante su dilatada trayectoria, el científico recibió títulos de doctor honoris causa por nueve universidades de renombre, tanto en Colombia como en el extranjero. Algunos de los centros de estudio que le dieron mérito a su trabajo fueron la Universidad Nacional de Colombia, la Universidad Metropolitana de Barranquilla, la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad de Costa Rica, la Universidad Nacional de Atenas y la Universidad de Valladolid, entre otras.