En la noche del 8 de enero en Bogotá, la banda There’s No Savior fue víctima de un robo que los dejó sin sus herramientas de trabajo y con un impacto emocional. Los delincuentes aprovecharon un breve momento de descuido para romper el vidrio trasero del vehículo donde los artistas guardaban sus instrumentos y equipos, llevándose pertenencias valoradas en cerca de 23 millones de pesos.
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Después de su sesión, los músicos decidieron tomar un descanso y acudieron a una panadería cercana, dejando los equipos en el carro de uno de los integrantes. En ese corto lapso, los delincuentes actuaron con rapidez y destrozaron el vidrio del automóvil.
Entre los objetos robados se encontraban un bajo, un computador, equipo de procesamiento musical y una cámara, además de un amplificador Twin. Estas herramientas no solo representaban un alto valor económico, sino también eran esenciales para el trabajo artístico y profesional de la banda.
Lo que hizo la situación aún más compleja fue que los delincuentes intentaron extorsionar a las víctimas, prometiendo devolver los objetos a cambio de un pago. Afortunadamente, la Policía y la Dijín intervinieron oportunamente, impidiendo que los músicos cayeran en esta trampa.
La lista completa de implementos robados es:
- Un computador portátil HP plateado, Ryzen 7, Gforce.
- Un procesador (pedal) Darkglass ADAM color verde.
- Un afinador Korg doble.
- Un procesador SansAmp.
- Un procesador Cry Baby Zack Wylde.
- Una planta de poder.
- Cables Monster.
- Audífonos.
- Todos los procesos y accesorios estaban en una maleta gris rectangular.
- Un pedal twin Gibraltar.
- Una cámara Sony HDR AS200B, con monitor visual.
Para los artistas, este no fue solo un golpe económico. La pérdida también tuvo un impacto emocional y psicológico considerable, ya que sus instrumentos eran una extensión de su identidad creativa y una parte fundamental de su expresión artística. “La afectación, más que material, es moral y psicológica”, expresaron, dejando en claro la profundidad del daño causado.
Ante esta situación, las víctimas han pedido apoyo y solidaridad para recuperar sus herramientas de trabajo. Mientras tanto, las autoridades han enfatizado la importancia de no dejar objetos de valor dentro de los vehículos, una medida preventiva clave para evitar robos similares.
El caso también resalta la vulnerabilidad de los artistas y trabajadores culturales, quienes a menudo dependen de equipos costosos para desarrollar su labor. Este incidente pone de manifiesto la necesidad de mayor seguridad en las zonas urbanas y de concienciación ciudadana para prevenir este tipo de delitos. En un momento difícil para los afectados, esperan que la colaboración entre la comunidad y las autoridades permita recuperar lo perdido y continuar con su labor creativa.
Robos en Bogotá aumentaron en 80% en los últimos tres años
Según un informe de la Veeduría Distrital publicado en octubre de 2024, este fenómeno no solo implica “pérdidas materiales, sino también consecuencias emocionales” generando “temor y desconfianza” entre los ciudadanos, lo que convierte a este flagelo en la mayor amenaza para la seguridad ciudadana.
De acuerdo con el documento, entre enero y junio de 2024, se reportaron 56.097 casos de hurto a personas que se registraron, principalmente, en las localidades de Los Mártires, Kennedy, Suba y Engativá, que figuran como las más afectadas.
Según la Veeduría Distrital, estos datos reflejaron el impacto significativo de este delito que representa más del 60% de este tipo de transgresiones en la capital, según cifras recopiladas por el Sistema Penal Oral y Acusatorio (SPOA) de la Fiscalía General de la Nación. En ese sentido, “el uso de armas blancas y de fuego” contribuye a agravar la percepción de inseguridad, incrementando la desconfianza para transitar por las calles y espacios públicos de la ciudad.