La Corporación Autónoma Regional (CAR) de Cundinamarca destinó más de $130.000 millones de pesos en 2024 para proyectos de recuperación de ecosistemas y almacenamiento de agua, como parte de un esfuerzo integral para mitigar la crisis hídrica que afecta a Bogotá y sus alrededores. Sin embargo, pese a estas medidas, el director de la entidad, Alfred Ballesteros, advirtió que el racionamiento de agua, que se reanudará el 7 de enero de 2025 tras una suspensión temporal durante las festividades de fin de año, debería extenderse al menos hasta mayo.
De acuerdo con Ballesteros, la decisión de prolongar el racionamiento responde a la necesidad de permitir que los embalses que abastecen a la capital colombiana recuperen niveles adecuados de almacenamiento. Según explicó en Noticias Caracol, se espera que para mayo de 2025 el sistema Chingaza alcance entre el 55% y el 60% de su capacidad, mientras que los agregados Norte y Sur deberían situarse en torno al 80%. Actualmente, los niveles de agua almacenada en estos sistemas son insuficientes para garantizar un suministro continúo teniendo en cuenta las restricciones.
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El racionamiento de agua, que se implementó inicialmente en 2024, fue suspendido temporalmente entre el 23 de diciembre de 2024 y el 6 de enero de 2025 para garantizar el acceso al recurso durante las festividades de Fin de Año. Sin embargo, la Administración Distrital confirmó que los turnos de suministro establecidos volverán a aplicarse a partir del 7 de enero, en un esfuerzo por preservar las reservas hídricas mientras se implementan soluciones a largo plazo.
Ballesteros destacó que la recuperación de los embalses depende de dos factores clave: las condiciones hidrometeorológicas en las cuencas que alimentan los embalses de San Rafael y Chuza, y el compromiso ciudadano con el uso responsable del agua. “El comportamiento ciudadano es fundamental. Necesitamos que las personas adopten hábitos de ahorro y aprovechen las aguas lluvias”, afirmó el director de la CAR en declaraciones recogidas por Noticias Caracol.
En paralelo, la CAR puso en marcha una serie de iniciativas para abordar la crisis hídrica desde una perspectiva sostenible. Entre estas medidas se encuentra la recuperación de 300 microcuencas, un proyecto que cuenta con el apoyo de Naciones Unidas y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). Estas acciones incluyen la restauración de ecosistemas, la compra de terrenos estratégicos y la instalación de sistemas de captación de agua de lluvia, con el objetivo de garantizar un suministro más resiliente en el futuro.
Ballesteros subrayó que 2025 debe ser un año de “ejecución de hechos concretos” para enfrentar los desafíos relacionados con el agua en Bogotá y Cundinamarca. Según detalló al medio citado, los recursos asignados en 2024 ya están siendo ejecutados y se espera que los resultados comiencen a materializarse en los próximos meses. “Estamos trabajando en soluciones basadas en la naturaleza, que son nuestra primera alternativa para garantizar la sostenibilidad del recurso hídrico”, afirmó.
El sistema hídrico de Bogotá depende en gran medida de los embalses de Chingaza, San Rafael y Chuza, que abastecen a millones de personas en la capital y sus alrededores. Sin embargo, la disminución de los caudales y los bajos niveles de almacenamiento han puesto en evidencia la vulnerabilidad del sistema frente a fenómenos climáticos extremos y el crecimiento de la demanda.
La crisis hídrica también resalta la importancia de la participación ciudadana en la gestión del agua. Según Ballesteros, el ahorro y el uso eficiente del recurso son esenciales para superar esta situación. Con la reanudación del racionamiento en enero y la posibilidad de que se extienda hasta mayo, Bogotá enfrenta meses cruciales para estabilizar su sistema hídrico.