El vallenato, uno de los géneros musicales más representativos de Colombia, tiene una historia llena de matices y controversias sobre su origen.
Carlos Nelson Núñez Fontalvo, un hombre de 97 años residente en Aracataca, asegura haber sido el organizador del primer Festival Vallenato en esta localidad, un evento que, según su relato, contó con la participación de figuras emblemáticas del folclor como Rafael Escalona y Colacho Mendoza, además de la presencia de su vecino y amigo, el Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, según la investigación de la periodista Katlin Navarro Luna del medio regional El Pilón.
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Núñez Fontalvo, quien vive frente a la casa de los abuelos de García Márquez, recuerda con detalle las parrandas vallenatas que organizaba en su juventud. Según consignó El Pilón, el exalcalde de Aracataca relata que, en una de estas reuniones, realizada en los años sesenta, participaron cerca de 30 personas, entre ellas artistas y amigos de Barranquilla como Álvaro Cepeda Samudio y Alejandro Obregón.
Durante el evento, se preparó un “sancocho trifásico” y se disfrutó de ron caña, en lo que describe como una celebración que no terminó hasta el amanecer.
De acuerdo con Núñez, este encuentro marcó el inicio del Festival Vallenato, aunque posteriormente el evento fue trasladado a Valledupar, donde se consolidó como una tradición anual. “El primer Festival Vallenato fue aquí”, afirmó Núñez, según El Pilón, al referirse a Aracataca como el lugar donde se gestó esta celebración cultural.
La afirmación de Núñez Fontalvo sobre el origen del Festival Vallenato en Aracataca ha reavivado una controversia histórica.
Los registros más antiguos sobre competencias de acordeoneros en la región del Magdalena datan de finales de los años treinta y principios de los cuarenta, cuando comenzaron a surgir festivales espontáneos en distintas localidades. Estos eventos, aunque no oficiales, sentaron las bases para la promoción del vallenato como una expresión cultural distintiva del Caribe colombiano.
Un estudio de la Universidad del Norte, titulado Un paseo a lomo de acordeón: Aproximación al vallenato, la música del Magdalena Grande, 1870 – 1960, ofrece un contexto histórico sobre el desarrollo de este género musical.
Según este análisis, figuras como Camilo George desempeñaron un papel clave en la popularización del vallenato, organizando concursos de acordeoneros en el municipio de Fundación entre 1950 y 1959. George utilizó estas competencias como una estrategia para promocionar sus productos comerciales, lo que contribuyó a la difusión de la música vallenata en la región.
En este contexto, García Márquez también tuvo un papel destacado. Según El Pilón, durante su estancia en el municipio de La Paz, el escritor fue invitado por su amigo Manuel Zapata Olivella a participar en actividades folclóricas. A pesar de las tensiones políticas de la época, marcadas por enfrentamientos entre liberales y conservadores, estos encuentros lograron reunir a músicos locales en un esfuerzo por revitalizar la cultura vallenata.
El medio El Pilón reportó que el primer Festival Vallenato organizado oficialmente por García Márquez tuvo lugar en Aracataca en 1966. Este evento no solo celebró la música vallenata, sino que también se convirtió en un acto cívico que unió a comunidades enteras. La participación de músicos destacados y personalidades literarias en este festival ayudó a posicionar al vallenato como un símbolo de identidad cultural en Colombia.
Sin embargo, fue en Valledupar donde el festival encontró su sede permanente a partir de 1968. Según El Pilón, Rafael Escalona y Consuelo Araújo Noguera vieron en este traslado una oportunidad para consolidar a Valledupar como la capital del vallenato, desligándola de su dependencia política de Santa Marta. Este cambio permitió que el festival creciera en alcance e importancia, convirtiéndose en uno de los eventos culturales más relevantes del país.
La historia contada por Carlos Nelson Núñez Fontalvo, según El Pilón, no solo revive recuerdos entrañables de las parrandas vallenatas en Aracataca, sino que también destaca el papel fundamental de Gabriel García Márquez en la promoción del vallenato como patrimonio cultural colombiano. A través de su participación en eventos como el primer festival y su amistad con figuras clave del folclor, el Nobel de Literatura contribuyó a cimentar las bases de un legado que sigue vivo en la actualidad.